Txapela buruan

Y así es como viví el jueves la presentación de equipos, desde la distancia, a más de ocho horas por carretera del centro del mundo, Bilbao. Ni la lluvia pudo con nuestra esencia. Creo que aún es temprano para comenzar a hacer balance a nivel de impactos, pero sí de valorar en cierto modo pequeños detalles y su repercusión temprana. Quién no ha visto las imágenes de Pogacar lanzando a los cuatro vientos 'eta txapela buruan' un: «Aupa Athletic, gora Euskadi…».

Para mí es un detalle que dice mucho de la relación del ciclista y nuestra afición. Algunos lo llaman afinidad, otros matrimonio, yo me inclino por respeto. No sé si seremos la mejor afición del mundo, creo que no es el objetivo el estar continuamente comparándose, pero lo que tengo claro es que lo que vimos el jueves en Bilbao no es más que una relación blindada de mutuo respeto. Prácticamente todo el pelotón con txapela lanzando guiños mientas coreaban sus nombres, sin partidismos ni preferencias, no es más que cultura ciclista.

Sonrisas bajo una fina lluvia que desde hoy cambiará de registro. Señoras y señores, esto comienza. No les voy a engañar si les digo que desde la distancia no se vive de la misma manera. Durante años trabajé en Radio Euskadi haciendo los finales de las grandes pruebas, todo en riguroso directo. Me apasiona la radio, nunca lo he ocultado, y no sé a dónde pero volveré. Una de las experiencias más maravillosas que espero me sirva para poder trasladar mi opinión de la misma manera que a este 'txoko' de columnista.

Todo lo sucedido hasta ahora no ha sido más que el menú de entrantes de un restaurante de muchas estrellas. Seguro que alguno del circo ha disfrutado en casa de Eneko Atxa, Martín, Juan Mari, Karlos, etc. Pero los ciclistas van hacia otro menú, el de la productividad. Hoy toca enfundarse el mono de faena, con una primera etapa complicada, de tensión y sobre todo de mucha responsabilidad. Demasiados ingredientes para un primer plato. En absoluto voy a jugar a futurólogo, no es algo en lo que crea demasiado, pero sí puedo atreverme a intuir lo que puede pasar. Ojo porque quizás utilizar diferentes verbos puede llevar a equívoco. La línea fina entre creer y querer se puede convertir en un acantilado emocional para uno que tiene vértigo.

Creo que Wout Van Aert, Mathieu Van der Poel y compañía van a jugarse la victoria en una rampa final atestada de público, al igual que el resto de la etapa, aunque quiero que Pello, Omar y compañía intenten el todo por el todo en esa parte final. Como ven incompatibilidad verbal. Miguel Induráin fue profeta en su tierra en 1992 en el prólogo de Donostia, porqué no pensar que hoy vamos a poner la guinda al pastel. Elucubrar es fácil y gratuito, valorar la dificultad sería más bien lo correcto.

Hoy tenemos que darnos cuenta, incluso los que estamos lejos de casa, que todos los ojos estarán sobre nosotros, no vamos a sacar la Gabarra, no hace falta, pero la victoria social ha de ser comparable a un título. Respeto, solo pido respeto. No soy quién para pedir nada, un 'realzale' hablando de la Gabarra, pero sí que debemos aprovechar nuestro momento. El jueves quedó claro porqué el Tour está en casa, ahora es responsabilidad nuestra estar a la altura. Un ciclista necesita de automatismos y hábitos, nosotros como aficionados también, y los tenemos, que no se le olvide a nadie.

En lo deportivo esta etapa inaugural va a ser una fiesta que se escribirá con mayúsculas, sólo tenemos que esperar unas horas y difrutarla al máximo, Urdaibai, Vivero, Pike… Va a ser una maravilla.

Yo ya tengo mi txapela e ikurriña preparadas, porque aunque desde la distancia, nuestro ánimo también cuenta.