Las 10 noticias clave de la jornada
Vingegaard, a rueda de Evenepoeldurante la etapa de este jueves,de transición para los favoritos. AFP
Tour de Francia 2024

¿Puede alcanzar Evenepoel a Vingegaard?

Pogacar afronta con rentas amplias las tres etapas decisivas, mientras el danés ha ofrecido los primeros síntomas de debilidad

Viernes, 19 de julio 2024, 02:00

Barcelonette, a donde llegó este jueves la etapa, fue el primer pueblo que vio Eddy Merckx sin el maillot amarillo. Todo un acontecimiento. Lo había vestido 96 días desde su primer triunfo en 1969 (récord aún vigente), pero aquel 15 de julio estaba en las espaldas de Bernard Thévenet. El francés le había derrotado la víspera en Pra Loup, pero el belga está seguro de recuperarlo. Ni se imagina que el amarillo del Tour de Francia ya se le ha escapado para siempre. La etapa sale de Barcelonette y Merckx, aún dolorido por el puñetazo de un espectador en el Puy de Dôme tres días antes, arranca en el col de Vars –que se sube en la etapa de este viernes– pero Thévenet le remata y vuelve a ganar la etapa, esta vez en Serre Chevalier. Merckx solo regresará al Tour una vez más, en 1977, pero acaba sexto sin ganar ninguna etapa ni ser líder.

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La carrera francesa recorre estos días esas mismas carreteras de los Alpes y Merckx ha dicho que «Pocagar es como yo, domina cada carrera que corre. Ya veréis en los Alpes... Disfrutemos a Pogacar».

El esloveno del UAE afronta las tres etapas que restan del Tour con ventajas amplias, 3:11 a Vingegaard (Visma) y 5:09 a Evenepoel (Soudal) y, tras lo sucedido en el final de la etapa del miércoles, los focos apuntan a los dos escalones inferiores del podio. El 1:58 del danés sobre el belga es una renta amplia. La etapa de este viernes, de altísima montaña en los Alpes con Vars, La Bonette y final en Isola 2000 es perfecta para sus condiciones de escalador de largo aliento. Los tres puertos suman 57,8 kilómetros de ascensión, en una etapa corta de 144,6. En La Bonette, los últimos doce kilómetros de subida, los más duros, se desarrollan por encima de los 2.000 metros de altitud, con lo que eso conlleva.

Las dudas prodecen de la actuación de Vingegaard en la etapa del miércoles, cuando flojeó en el col du Noyer. Evenepoel detectó la debilidad del segundo clasificado de la general y se lanzó a por él. Fueron apenas doce segundos los que el belga recuperó en meta pero abrió la puerta a las especulaciones.

Al finalde la etapa, Evenepoel optó por la prudencia. Preguntado por su ve posible la remontada, fue claro: «No. Dos minutos entre nosotros es mucho. Incluso si puedo ser un poco mejor que él en etapas como ésta (la del miércoles), están los Alpes. El Visma tendrá sus planes y yo tengo que aferrarme a mi tercera plaza. Lo más importante es que la diferencia se está ampliando con los que marchan por detrás de mí en general».

Depende de sí mismo

Más que de lo que pueda hacer Evenepoel, parece que la suerte de Vingegaard depende lo que que pueda hacer él mismo. De si, como algunos analistas detectan, ha llegado a su límite físico debido a su cortísima preparación o si, por el contrario, mantiene sus energías.

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Si el danés está en crisis, serán los Alpes lo que le superen y la magnitud de la derrota dependerá de hasta qué punto se mantiene en condiciones un organismo que ha rebasado todos los límites tras su caída de abril en la Itzulia. No sería de extrañar que el esfuerzo para llegar hasta aquí termine por pasarle factura. Incluso aunque eso suceda, el Tour de Vingegaard habrá sido monumental, una hazaña en toda regla.

Las dos últimas etapas pueden ser más favorables a las características del líder del Soudal. La penúltima es una jornada por las carreteras clásicas de la París-Niza... y del Rally de Montecarlo. Tras el aperitivo del col de Braus, desde donde se ven Italia y Mónaco, el Tour acometerá la subida al Col de Turini, el tramo más emblemático del mítico rally. Se trata de una subida de 14,9 kilómetros a una media del 7,3%, un puerto de verdad. Se corona a más de 1.600 metros de altitud, que es mucho teniendo en cuenta su cercanía al mar.

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Será una etapa sin tiempo para respirar, de solo 132 kilómetros. Tras el Turini, sin tramo de llano, se atacará el col de La Colmiane, otro puerto típico de la 'Carrera del sol'. Sin descanso, ascensión a la meta en el col de La Couillole, donde puede cerrarse el círculo. Curiosamente, este puerto se subió en aquella etapa de 1975 entre Niza y Pra-Loup donde Eddy Merckx perdió su último maillot amarillo.

El dato

1:58

es la diferencia que Vingegaard, segundo, defiende con respecto a Evenepoel, tercero, con tres etapas por delante.

El Tour solo ha pasado dos veces por La Couillole –también lo hizo en 1973–, pero en la París-Niza es un habitual. En su última visita, en 2023, una etapa terminó en su cima y el ganador, vestido de amarillo –hace años que la 'Carrera del sol dejó atrás su típico maillot blanco para distinguir al líder–fue un tal Tadej Pogacar. La historia no se repite, pero al ciclismo le encanta revisitar a sus clásicos. Merckx, Thévenet... Dentro de cincuenta años se seguirán contando historias del duelo Pogacar-Vingegaard y serán mucho mejores. El tiempo engrandece los mitos.

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Después de esa penúltima etapa imprevisible solo quedará la contrarreloj, que dista de ser un trámite con sus 33,7 kilómetros, muchos para lo que se estila en el ciclismo moderno. Cualquier renta por debajo de los dos minutos está amenzada en esa distancia. No es además un trazado fácil entre Mónaco y el Paseo de los Ingleses de Niza, ya que por el camino h abrá que superar La Turbie y el Col d'Eze, dos nombres que con solo oírlos el aficionado se pone a soñar.

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