Este Tour tiene tal intensidad, han sucedido tantas cosas y de semejante calibre que alguno puede pensar que París está cerca. Pero no. Todavía faltan, como diría el recordado Ángel Nieto, 12+1 etapas. La última en París será un paseo... pero con estos galgos ... sueltos ya me entran dudas hasta de eso.
Publicidad
Etapa irrepetible. Ataque a 200 kilómetros de la línea de meta cuando todavía iban en un terreno llano. Ritmo vertiginoso. Velocidad media algo superior a los 45 km/hora en la jornada más larga de esta edición. En fuga el maillot amarillo y el tercer clasificado en la general. Afortunadamente, por mucho adelanto y vatio, no existe el control absoluto sobre el corredor, lo que permitió asistir a una jornada más propia del ciclismo antiguo que del moderno.
Cada vez que se juntan Van der Poel y Van Aert, el espectáculo está garantizado. Parecen siameses. Dan la cara, ruedan a fondo, arrancan, les da igual atacar de lejos que esperar al sprint... Llegaron vacíos a meta. Vaya caritas.
Porque para valorar desde el punto de vista de la clasificación general lo sucedido camino de Le Creusot hay que esperar a las jornadas alpinas de hoy y mañana. Estos esfuerzos no tienen coste cero. Pienso que Pogacar, dentro de las dificultades que encontró su equipo, el UAE de Matxin, salvó el día. Sigue bien colocado y mantiene a raya a quienes le pueden inquietar en la alta montaña. De todas maneras, le conviene no descuidarse más porque le salen contrarios por todas las esquinas y este UAE no es, por fortuna para el Tour, tan poderoso como el Jumbo de 2020, cuyo dominio apabullante se hacía cansino.
Publicidad
Veo tranquilo a Pogacar, a quien la carrera le cambia por completo respecto al año pasado. Si gana, lo tendrá que hacer de una manera completamente distinta. Tanto sus compañeros como él deberán dar la cara en lugar de pedalear cobijados. Ahora bien, todavía no le ha llegado el momento de morir con las botas puestas y jugársela a una carta.
Sigo sin ver a Van Aert como posible ganador del Tour. No es lo mismo tirar para un líder en los grandes puertos que llegar hasta la cima con los mejores en todos los Alpes y todos los Pirineos.
Roglic queda descartado. Las consecuencias de su caída eran más que chapa y pintura. Que ningún compañero le esperara es significativo, muestra de que en Jumbo eran conscientes del precario estado físico de su jefe de filas. La disyuntiva es ahora para los directores. ¿Apostar por Van Aert? ¿Confiar en un Vingegaard bien colocado?
Publicidad
Carapaz se movió, pero uno de los perdedores fue su equipo, Ineos, que no metió a nadie importante en la fuga. Tuvieron un pequeño rifirrafe con Movistar. Hay que respetar la carrera de cada uno. No veo a los de Brailsford ni como terceros en discordia, ni como el equipo más fuerte. Pero esto cambia día a día.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.