Enfundado en el maillot blanco como el año pasado en La Planche des Belles Filles, Pogacar cruza la meta de la crono de ayer, en Laval. AFP.
Tour de Francia

Tadej Pogacar dobla las manecillas del reloj

El campeón en ejercicio gana la crono y aleja acasi dos minutos a sus rivales más sólidos, Carapaz, Roglic y Thomas

Jueves, 1 de julio 2021, 06:54

El tiempo, por su escasez, es uno de los grandes valores de la vida moderna. Dalí ya vislumbró la necesidad de derretir las manecillas del reloj. Cualquiera sabe hoy que las horas del día no bastan. El primer lujo en las sociedades desarrolladas es tener ... tiempo, poder permitírselo. Tadej Pogacar (UAE) se hizo ayer con una buena reserva de segundos en la contrarreloj de Laval. No fue una actuación tan asombrosa como la del año pasado en La Planche des Belles Filles –no podía serlo– pero sí suficiente para abrir unas distancias que pueden marcar el resto del Tour. Solo se han corrido cinco etapas y no se ha subido ningún puerto de montaña digno de ese nombre.

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En un ciclismo que se decide en segundos –59 separaron a Pogacar de Roglic (Jumbo) en la última edición–, que el campeón en ejercicio aventaje en 1:48 a su paisano se antoja una enormidad. No esta mucho mejor colocado Richard Carapaz (Ineos), a 1:44. Geraint Thomas (Ineos) ya cede 1:54. El golpetazo que dio Pogacar en la crono de ayer resultó considerable.

Veinticuatro horas después de la victoria de Mark Cavendish (Deceuninck), de 36 años, la nueva generación reestableció el orden. Pogacar, de 22, se hizo acompañar de Van der Poel (Alpecin) –que mantiene el amarillo por ocho segundos–, Van Aert (Jumbo) y el algo más veterano Alaphilippe (Deceuninck), la santísima trinidad del ciclismo moderno si no fuera porque son cuatro.

Con el resultado de ayer, la etapa más importante del Tour va a ser la del sábado, la llegada a los Alpes. Si Pogacar sigue las instrucciones del manual clásico, puede reventar la carrera en La Colombière y dejar la carrera como un solar. Todos los grandes aplicaron esa receta en sus mejores años: hacer estragos en la primera gran etapa de montaña y luego dedicarse a la gestión de beneficios hasta París. El esloveno está en un momento extraordinario de forma, a lo que se une que sus dos rivales más reputados, Roglic y Thomas, avanzan heridos por las caídas.

Chris Froome (Israel), que ayer anduvo de paseo y fue el 121º a 4:20, podría darle unas nociones de cómo se ejecuta una maniobra así. Si no, el director del UAE, el basauritarra Matxin, siempre le puede poner un vídeo de la etapa de la Pierre Saint Martin en 2015. Entonces eran los Pirineos y ahora tocan primero los Alpes, pero la fórmula vale igual. Aquel día, el británico metió 1:10 a Quintana, que fue el mejor parado. Contador cedió 2:40 y Nibali, 4:35. La amenaza de un golpe de ese calibre pende sobre este Tour.

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Talento, no estilo

Cuando Matxin describió un día a su pupilo como un «talento puro», dio en el clavo. Pogacar es eso. Todo lo hace con naturalidad y lo mismo le da atacar en el momento de mayor agonía en montaña que ganar al sprint la Lieja-Bastogne-Lieja o una crono como la de ayer. Lo más llamativo es que no es un ciclista tocado por el estilo, no es Anquetil. Su postura sobre la bici normal parece demasiado baja, como si necesitara subir el sillín, pero la que adopta sobre la cabra tampoco es que sea el paradigma de la aerodinámica, al revés de lo que sucede con Roglic, que va perfecto. Sin embargo, los números no engañan. La vista, sí. Porque nada en Pogacar se deja a la improvisación y si rueda de esa manera es porque el túnel del viento y los centenares de pruebas biomecánicas a las que se somete para probar todo tipo de material y posturas dictan que es la mejor.

Ayer no dio opciones a un súper especialista como Stefen Küng, que además corría en casa ya que la Mayenne es la sede del equipo Groupama. Los hermanos Madiot habían depositado muchas esperanzas en el suizo para esta etapa, pero le sobraron 19 segundos.

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A Jumbo y a Ineos ahora se les presenta una carrera para pensar. Con Vingegaard –segundo en la Itzulia– en octava posición y Roglic décimo, los holandeses tendrán que explorar las opciones de intentar ganar esquivando el tête à tête con Pogacar. Lo mismo sirve para Carapaz y Thomas, que tienen una opción extraordinaria de llevar a la práctica la nueva apuesta teórica de Dave Brailsford por el ciclismo de ataque.

Además, Van der Poel echó una mano a Pogacar conservando el amarillo, lo que ahorra dos días de trabajo al UAE. Pocagar dobló las manecillas del reloj y ahora el tiempo corre a su favor.

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