El Tour fabrica su nueva ídolo: la francesa Cédrine Kerbaol

La líder del equipo alemán Ceratizit, maillot blanco por ser la mejor joven del año pasado, atacó en la Cote de Fins (1,8 kilómetros con un 6,9% de desnivel), a menos de 15 kilómetros de la meta, y aguantó el empuje del grupo de las favoritas por detrás para llegar victoriosa a la meta de Morteau. Las primeras de la general se aliaron viendo peligrar su situación de privilegio. La fugada era una amenaza, a 47 segundos del liderato.

Ayer fueron 21 los segundos que logró de renta, pero las sensaciones imponen respeto para las dos últimas etapas. Hasta se permitió soltar las manos del manillar para saborear el triunfo parcial, dando por hecho que este Tour no se va a ganar o perder por ese par de segundos perdidos en la celebración. «Desde hace tres días tenía ese cosquilleo dentro y me decía a mí misma que tenía que conseguir una victoria», declaró en meta la ganadora. «Espero hacerme aún más fuerte. Nunca había ganado una carrera tan legendaria ni había estado tan cerca de las líderes», apostilló.

Ahora la Grande Boucle tiene otro gran aliciente, añadido al reto que desafía a Demi Vollering (SD Worx). La gran figura del pelotón mundial se mantuvo ayer en el grupo de las mejores tras la dura caída sufrida el día anterior, como si su intención fuera comprobar que las secuelas físicas del impacto le dejan competir y dejara para la traca del fin de semana su ofensiva definitiva en los Alpes. Está a 1:19 de la líder Niewiadoma (Canyon), a la que le crecen las rivales para mantener el maillot amarillo. La más laureada por el entorno francés es ya segunda. Cédrine Kerbaol es la ciclista a seguir. Hoy final en el Grand-Bornand y mañana Alpe D´Huez.