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No ha comenzado el Tour de Francia y el pueblo ciclista ya echa de menos a Julian Alaphilippe (Deceuninck). El mejor corredor de la edición pasada dice que no, que este año no correrá por la carrera sino a la caza de etapas ... y nadie le quiere creer. Pero parece verdad, lo que aboca al Tour a una edición de corte clásico, sometida a la autoridad de los equipos más poderosos: el Ineos-Grenadier de Egan Bernal y el Jumbo-Visma de Primoz Roglic, los dos grandes favoritos.
El colombiano y el esloveno deberían jugarse la victoria, porque parecen un punto por encima del resto. Bernal, ganador el año pasado, el más joven en un siglo, sueña a los 23 años con iniciar una era. Su edad invita a sus partidarios a soñar con una nueva época de hegemonía como la que dibujaron todos los grandes del Tour, el último, Chris Froome, al que ha descabalgado de la alineación de su equipo. No son pocos quienes cree que Bernal ya ha hecho lo más difícil: imponerse en la lucha interna del Ineos. Tiene vía libre. Froome y Geraint Thomas, dos británicos con cinco maillots amarillos de París entre los dos, se han quedado fuera del 'ocho' inglés.
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Recluta para la causa Bernal a su casi paisano Richard Carapaz. El ganador del Giro de Italia del año pasado partirá como mano derecha del colombiano, pero nadie podrá confiarse con el ecuatoriano, un hombre nuevo tras ganar en Milán. Sabe bien Roglic que no puede darle cuerda. En un error estratégico para la historia, Vincenzo Nibali y él le minusvaloraron en el Giro y les dejó sin maglia rosa. Un triunfo que ha hecho rico a Carapaz y le ha catapultado en el escalafón. No es favorito a ganar porque corre en el mismo equipo que Bernal.
Roglic no es un ciclista creativo, sino pragmático. Por eso, su camino para intentar ganar en París no tiene nada de innovador ni poético, al contrario de la actuación de Alaphilippe hace un año. No es un artista. Ni un artesano. Es un industrial. Y para ganar al Ineos ha levantado otro Ineos a su alrededor, un equipo que da miedo y arrolla en la carretera.
El mano a mano entre ambos en el Dauphiné fue digno de verse. Nunca se acababan los relevos, nunca faltaba gente de refresco, nunca bajaba la velocidad. Un espectáculo de fuerza, rendimiento y poder absoluto. Si sus planes se cumplen, no quedarán resquicios para el resto. Si el Ineos suma a Carapaz, el Jumbo alista a Tom Dumoulin, el hombre que parecía llamado a sustituir a Chris Froome como gran dominador de las vueltas del tres semanas. Regresa tras la caída en el Giro del año pasado y está casi sin correr, pero no hay dudas de su capacidad. Si sigue yendo a más, como hasta ahora, puede terminar fuerte.
En el otro extremo de la concepción del ciclismo está Thibaut Pinot (Groupama). Antiguo, dice que le habría convenido más el estilo de correr de los años 80, su baza es el ataque. El francés, recién llegado a la treintena, está convencido de que este es su Tour.
El recorrido, plagado de montañas y de oportunidades, por tanto, de acelerar y mover la carrera, es ideal para él, incluida la crono final a la Planche des Belles Filles, al lado de su casa. Su teatral retirada el año pasado aumenta la expectación sobre sus posibilidades. Ningún francés ha ganado el Tour desde que lo hizo el bretón Bernard Hinault en 1985.
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j. gómez peña
El resto de alternativas -a la espera de lo que puedan hacer los Pogacar, Adam Yates o Landa- parecen llegar de Colombia. Nairo Quintana, por palmarés y entidad, puede reclamar sin complejos la etiqueta de candidato a todo. Además, el cambio de aires, del Movistar al Arkea, le ha sentado bien. Vuelve a estar a alto nivel.
Miguel Ángel López (Astana) sueña con el podio, gracias a su solidez. Ya lo ha pisado en Giro y Vuelta y en su debut en Francia puede encabezar la ofensiva colombiana, un peldaño por detrás de Bernal. Le acompañará en la empresa el flamante ganador del Dauphiné, Daniel Felipe Martínez (EF), un ciclista que va a más. Su compañero Rigoberto Urán es una autoridad. Esteban Chaves (Mitchelton) genera más dudas a día de hoy.
A partir de ahí, las opciones decaen mucho... salvo que Alaphilippe cambie de opinión.
Primoz Roglic confirmó su presencia en el Tour, puesta en duda tras su caída de la semana pasada en el Dauphiné. «Estoy feliz de poder estar en la salida y trataré de hacerlo lo mejor posible».
Merijn Zeeman, director de Jumbo-Visma, afirmó que su líder «está bien y ha hecho los entrenamientos en buenas condiciones, apoyado por el buen trabajo del equipo médico». Ayer rodó por los alrededores de Niza. Será la tercera participación de Roglic en el Tour de Francia. Su mejor puesto fue el cuarto en 2018.
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