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IÑAKI IZQUIERDO
san sebastián.
Lunes, 20 de septiembre 2021, 02:00
Los nuevos talentos han simplificado el ciclismo. Tras años de teóricos, expertos, estudiosos y magos de la especialización, ser ciclista vuelve a consistir en ir rápido en bicicleta. Todos los días, en todos los terrenos. Sin distinción. Como hace Wout van Aert (Jumbo), que ... en el Tour gana una etapa de alta montaña, una crono y el sprint de París. Ciclistas naturales, espontáneos, ambiciosos, para los que cada meta es la última. El ciclismo ha renacido de su mano y ayer, en el Campeonato del Mundo contrarreloj, dos de ellos eran favoritos: Van Aert y su paisano Remco Evenepoel (Deceuninck), dos flamencos terribles.
Ante ese regreso a los orígenes se levantó como un gigante Filippo Ganna (Ineos), para revalidar su maillot arcoíris. El piamontés es la sofisticación encima de una bicicleta. La clase en armonía plena con la tecnología. No es un corredor expansivo, que sale a ganar con la misma voracidad un ciclo-cross, que el Tour, que el critérium de su pueblo. Ganna señala sus objetivos y hacia ellos se dirige con la exclusividad de las tiendas de via Montenapoleone. No puede haber ni un hilo suelto. Si hay que perder el Campeonato de Europa para ganar el del mundo diez días después, se hace. Cinco segundos fue la ventaja que obtuvo ayer sobre esa fuerza de la naturaleza que es Van Aert, en un duelo impresionante a más de 54 kilómetros por hora en un circuito maravillosamente llano, solo para elegidos.
Con su bici Pinarello azzurra de 25.000 euros, el italiano compone una figura imponente, donde todo encaja con la armónica perfección de las grandes obras de ingeniería. Si a esa exactitud milimétrica se une la clase que atesora el de Vervania, el resultado son triunfos de prestigio uno detrás de otro. No hay apenas atrezzo en su palmarés: etapas en el Giro, Mundiales, Tirreno... Dieciséis triunfos, catorce contra el reloj. Todos, menos una etapa en la corsa rosa y otra en Bessèges. Con delicadeza, ahora dejará su cabra en el garaje y se volverá a subir a la bici de pista para los Mundiales de octubre. Ya obtuvo el oro olímpico en el velódromo de Tokio en persecución por equipos. Un cirujano del triunfo.
Van Aert y Evenepoel le acompañaron en el podio y representan la otra versión del ciclismo moderno, la salvaje. El choque de ambas dio como resultado un carrerón, algo muy difícil de ver en una contrarreloj, casi siempre más asépticas. Ganna fue en progresión. Seis segundos por detrás de Van Aert en el primer parcial y 84 centésimas en el segundo para ganar en meta con cinco segundos. Los mismos oro y plata del año pasado, aunque entonces la distancia fue de 26 segundos.
Derrota amarga ante su público –una multitud sin distancia ni mascarilla– para el flamenco, que se comportó como los campeones al ir a felicitar a Ganna justo tras la línea de meta. Dos filosofías distintas y una misma maravilla: el ciclismo.
Tony Martin (Jumbo) se retira del ciclismo con un meritorio sexto puesto en el Mundial contrarreloj. El alemán, de 36 años, ha sido cuatro veces campeón del mundo de la especialidad y aún disputará la prueba mixta el miércoles. Explica que «las caídas de este año también me han llevado a cuestionarme si estoy preparado para seguir afrontando los riesgos que implica nuestro deporte. He decidido que no quiero, especialmente porque la seguridad en la carrera no ha mejorado a pesar de las muchas conversaciones sobre recorridos y barreras. Ojalá el mundo del ciclismo escuche los planes presentados por mi equipo y otros». Se va con 67 triunfos.
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