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Pasaban los kilómetros en la Amstel Gold Race y no llegaba el momento de arrebatar el protagonismo a la belleza paisajística de las sinuosas rutas neerlandesas. Esperaban todos la irrupción felina del gran favorito e ídolo local Mathieu Van der Poel. Y nada. No se ... movía el arcoíris. Empezaron a sospechar entonces los outsiders, hambrientos de éxito. Faltaban 30 kilómetros y ante la ausencia del gran gato, los ratones empezaron a divertirse. Saltaba uno y saltaba el otro mientras el teórico patrón de la carrera dejaba hacer. Se vinieron arriba el resto de aspirantes y la concatenación de ataques derivó en un grupo de doce ciclistas donde faltaba el capo. Se pusieron, claro está, todos de acuerdo e hicieron camino. Atrás, Van der Poel se dejaba llevar.
Podía caber la duda de si estaba jugando al despiste o realmente su teoría de que la forma le debía durar diez días más fracasaba. La incógnita se disipó cuando en el mítico Cauberg y ya en los últimos 20 kilómetros Skjelmose aceleró por detrás y Van der Poel no se sumó a la reacción. Se desataron los festejos por delante y los doce de delante se enzarzaron en su propia lucha.
Hirschi (UAE), Benoot (Visma), Vansevenant (Soudal) y Pidcock (Ineos) se distinguieron como los cuatro más fuertes y se jugaron la victoria en Valkenburg, con el resto de fugados encima pisándoles los talones. Ganó el todoterreno británico, a quien la caída en Irun hace dos semanas, cuando calentaba para afrontar la crono de la Itzulia, no parece haberle afectado mucho. Uno de sus objetivos en la carrera vasca iba a ser precisamente coger el punto de forma idóneo para las clásicas de la Ardenas. No le hizo falta. Dio la cara el pasado domingo en Roubaix (17º) y ayer levantó los brazos. «Hice tantos sacrificios estos últimos meses que esta victoria cuenta mucho para mí», declaró en meta.
Pello Bilbao (Bahrain) fue uno de los doce que desafió la autoridad del pelotón y también uno de los más activos entre quienes lograron una ventaja que osciló entre los 30 y los 50 segundos. Pero en los movimientos de cabeza dejó escapar al cuarteto definitivo y para cuando quiso contraatacar, era tarde.
Entre los guipuzcoanos, los Izagirre (Cofidis) no pudieron finalizar la carrera y Alex Aranburu (Movistar) aguantó en el grupo de favoritos hasta los últimos 30 kilómetros pero una mala colocación en las estrechas vías neerlandesas le impidió entrar en los cortes buenos en el tramo decisivo.
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