Van der Poel pone límites a Pogacar

Fácil sobre el papel, complicadísimo a la hora de verdad en una carrera espectacular en la que junto a Filippo Ganna han reventado al resto de aspirantes en la subida a la Cipressa y después, en la ascensión al último alto, han ofrecido un espectáculo ciclista inolvidable. Cuatro ataques de Pogacar, uno de Van der Poel y una persecución al límite de Ganna para jugarse los tres la victoria en la recta final tras 289 kilómetros de recorrido. La gloria para el neerlandés, la segunda plaza para la esperanza italiana y la tercera por segundo año consecutivo para el ciclista que ha encontrado en la Milán-San Remo un reto a la altura de su talla ciclista. Seis intentos y cero victorias es un caso único en la trayectoria del esloveno, que el año que viene lo volverá a intentar.

Y eso que lo hizo casi todo bien Pogacar en su empeño por ganar 'la primavera' con el añadido de portar el maillot de campeón del mundo. Decía Matxín, mánager del UAE, que para su corredor es un reto porque la Milán-San Remo es una carrera de 289 kilómetros que se resuelve en cinco minutos y hay un puñado de corredores que son capaces de aguantar esos cinco minutos a Pogacar. Uno de ellos, Van der Poel, que se soldó a su rueda en el primer momento decisivo de la carrera y no la soltó hasta que pudo levantar los brazos en la llegada. Para 'hacer limpieza' de esos corredores a los que se refería Matxín, UAE apostó por endurecer hasta los límites y más allá el ritmo en la subia a la Cipressa. Nada de esperar al Poggio. En esos 5,6 kilómetros al 4,1% y a 25 kilómetros de meta estaba el plan del UAE. Para que Pogacar tuviera opciones, había que hacer la subida en menos de 9 minutos. El récord lo tenía hasta esta edición Gabriele Colombo, 9:19 en 1996, y el año pasado los lugartenientes del esloveno lo hicieron en 9.35, insuficiente para hacer diferencias. Hoy se ha establecido un nuevo registro, 8.45, que ha dejado en cabeza a Pogacar, Van der Poel y Ganna con muchos problemas, mientras Romain Gregoire cedía tras haber aguantado el primer envite.

Camino del Poggio, los tres se han entendido a la perfección, con lo que la diferencia se ha situado en torno a unos 50 segundos suficientes para mantener a raya a aspirantes como Pedersen o Matthews. La primera parte del plan ha funcionado, pero quedaba la segunda parte de la ecuación, decidir la carrera y, sobre todo, doblegar a Van der Poel, todo un especialista en este tipo de pruebas con seis monumentos y un campeonato del mundo a sus espaldas. Hasta en cuatro ocasiones lo ha intentado Pogacar, limitado por las curvas de la subida y que al final incluso ha encontrado respuesta en un rival que ahí le ha mandado el primer aviso sobre sus intenciones.

El segundo y definitivo ha llegado en la recta de meta, y ha sido el único error de Pogacar en la classicissima, pero decisivo. Con Ganna, que se había quedado en la subida, de nuevo con ellos se ha afrontado el último kilómetro. Y entonces ha sucedido. Toda la concentración que había puesto Van der Poel por aguantar en el Poggio la ha perdido Pogacar a 300 metros de meta, cediendo de forma inocente unos metros que han sido su sentencia. Cuando Van der Poel ha arrancado, el esloveno estaba demasiado lejos de la rueda de su gran rival, que se ha mostrado intratable, mientras Pogacar incluso ha sido tercero al no poder remontar a Ganna.