![Cantan las espuelas en la Vuelta](https://s2.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/2024/08/22/97401685-kQFC--1200x840@Diario%20Vasco.jpg)
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No es fácil andar por estos caminos. De la Serranía de Ronda y Grazalema, donde siempre llueve, a la Sierra de las Nieves donde se alza Yunquera y, más arriba, el alto de Las Abejas, donde estaba la meta y donde Ben O'Connor (Decathlon) ... pintó un enorme signo de interrogación en medio de la carretera. No se le dejan cinco minutos de ventaja a un corredor así. Es la sexta etapa y luego pasará lo que tenga que pasar pero el australiano ha sido cuarto en un Tour y añade su victoria de ayer a las que ya había sumado en Francia y en el Giro.
Son rutas para bregar, para físicos curtidos por la dureza del trabajo o la bici. O'Connor, de 28 años y alto nivel pero fiabilidad discreta, fue el mejor de la escapada del día, que esta vez fue de combate y calidad, como cabía esperar viendo el terreno. Disgregó el grupo de cabeza en el Puerto del Viento, a 50 de meta, y se fue solo en Puerto Martínez, a 30, de donde bajó a Alozaina, nombre moro como tantos en la zona.
De allí se sube al alto de Las Abejas, que debe su nombre a unos sucesos de 1570, cuando el rebelde morisco Zebalí se lanzó al asalto del pueblo y tuvo que rendirse cuando una tal María Sagredo, heroína popular desde entonces, le arrojó unas colmenas y las abejas atacaron a los sitiadores con tal furia que emprendieron la huida con la frase de «malditas sean las moscas de tu tierra». Al margen de las lagunas en lo relativo a la entomología de aquella tropa, el caso es que la leyenda hizo fortuna y el nombre quedó ahí.
Estas zonas de las provincias de Cádiz y Málaga no responden a la idea tópica de Andalucía. Es un terreno escarpado, remoto. Tierras condenadas desde siempre al desgobierno, la injusticia, la pobreza y la falta de oportunidades, refugio de bandoleros. O'Connor hizo un movimiento que encaja a la perfección con la identidad de estos caminos.
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En la luna negra de los bandoleros cantan las espuelas, decía Lorca. Su caballito negro cabalgaba por Sierra Morena y no por los caminos de ayer, pero en la Vuelta cantan las espuelas, vaya que sí cantan.
La maniobra de O'Connor, en efecto, pintó un enorme signo de interrogación en medio de la carretera. ¿Y ahora, qué?
La etapa deja dudas sobre el momento real de Primoz Roglic (Bora). Líder y gran favorito, no reaccionó al movimiento de O'Connor y dio la sensación de que si no recortaron la ventaja fue porque no pudieron, en un terreno endiablado para que los equipos se organizasen.
Patxi Vila, responsable del Bora, admitió que O'Connor «se nos fue de las manos» y habló de un «rendimiento excepcional, inesperado» del australiano. Tampoco el UAE –que sufrió la caída de Adam Yates– tomó las riendas ni pudo hacer nada. «Hemos reventado al equipo y han trabajado también otros, pero ha sido muy superior», sentenció Matxin. La sensación de que las fuerzas escasean en el grupo resultó inevitable.
La maniobra remitió a otra sucedida justo por estas mismas carreteras en 1990. Era la quinta etapa de la Vuelta –que aún se corría en primavera– y la carrera llegaba a Ubrique, en la provincia de Cádiz pero a un paso de la meta de ayer. El protagonista fue otro buen corredor, pero no un primer espada: el italiano Marco Giovanetti, un ciclista correcto, con buenos puestos en carreras importantes pero sin gran caché. De hecho, corría para el modesto equipo Seur de Maximino Pérez.
Aquella escapada llegó con más de cuatro minutos a Ubrique y se puso de líder Julián Gorospe, pero el de Mañaria se hundió en la décima etapa, con lo que el maillot amarillo pasó a las espaldas del italiano, que se iba a ver sometido al acoso de los dos colosos de la época, el Reynolds y la Once. Pedro Delgado era el gran favorito. Ante el ganador de la Vuelta anterior y de del Tour de 1988, Giovanetti parecía una víctima segura. Pero quien más cerca estuvo de desbancar al italiano fue el donostiarra Pello Ruiz Cabestany, que ganó la crono de Zaragoza a tres días del final y solo le faltaron 24 segundos para alcanzar el liderato. La penúltima jornada, en la Sierra de Guadarrama, le costó el podio a Cabestany pero Giovanetti sujetó el maillot amarillo, ante de Delgado y Anselmo Fuerte.
También en la sexta etapa, el año pasado Sepp Kuss (Visma) cazó una fuga que le terminó dando la victoria final en la Vuelta. Aquello fue en Javalambre, en Teruel, y el americano sacó tres minutos a los favoritos.
No es la misma situación ni el equipo Decathlon de 2024 –inmerso en una crisis total con el despido de su patrón histórico, Vincent Lavenu– se parece al todopoderoso Jumbo de 2023 con Roglic y Vingegaard. En todo caso, «va a ser difícil quitarle el maillot», calculaba este jueves el propio Kuss en meta. «O'Connor no es un cualquiera», admitía Joao Almeida (UAE), uno de los favoritos aún con cara de circunstancias.
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