No busquen en el mapa ese enclave crucial donde se decidirá la Vuelta. No existe ese punto caliente donde los favoritos deben poner el foco. Lo tienen crudo los estrategas amantes de apostar por un día para asestar el golpe. Ahí reside el encanto ... de esta carrera. La tensión se mantendrá en su pico más alto desde el primer día hasta el último. Y no es un tópico porque, ¿quién puede asegurar que las diferencias que se marquen este sábado en la crono por equipos no serán definitivas? ¿Y quién se aventura a afirmar que los diez ascensos en la Sierra de Guadarrama del último día, en la etapa más larga de esta edición, no pueden dar un vuelco a la general? Del primero al último día, la alarma de la Vuelta no se apaga.
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Dos puertos legendarios como el Tourmalet (8 de septiembre) y El Angliru (13 de septiembre) aspiran a ejercer de jueces. A dictar sentencia después de lo que resuelva la contrarreloj individual de Valladolid de 25 kilómetros (5 de septiembre). Pero ni la fama, ni la historia les garantiza ese privilegio. La Vuelta está plagada de traviesos recorridos que buscan su cuota de protagonismo. La organización explora lugares inusuales. Cinco de las diez llegadas en alto son inéditas: Arinsal en Andorra –la etapa 3, después del puerto de Ordino, requiere que los protagonistas estén en óptima condición desde el principio–, Caravaca de la Cruz en la Región de Murcia (etapa 9), Larra-Belagua en Navarra (etapa 14), Bejes en Cantabria (etapa 16), y La Cruz de Linares en Asturias (etapa 18).
No habrá tregua ni el primer fin de semana de carrera en Barcelona, bajo el conjuro del espíritu olímpico. El epicentro del evento se ha preparado en el Complejo Deportivo Municipal La Mar Bella, el sitio de las competiciones de bádminton en los Juegos de 1992. La contrarreloj por equipos inaugural de este sábado partirá desde el puerto olímpico y el domingo la segunda etapa concluirá en la subida a Montjuic, cerca del Estadio Olímpico Lluís Companys, lugar en el que aún resuenan las hazañas de Carl Lewis, Linford Christie y Javier Sotomayor en atletismo. Se da la circunstancia de que los dos últimos ganadores de la Vuelta, Primoz Roglic en 2019, 2020 y 2021, y Remco Evenepoel en 2022, son los actuales campeones olímpicos y mundiales de contrarreloj.
Pese a que este viernes todos los corredores ruedan sobre sus cabras pensando en la crono inicial –y de paso en Valladolid– es el Tourmalet el verdadero hechizo de la prueba. El puerto más visitado por el aficionado vasco y por el Tour de Francia: 80 veces desde el primer paso por los Pirineos en 1910. Jonas Vingegaard se puso el maillot de forma definitiva en esas pendientes, liderando al grupo de favoritos en la cima en la etapa seis. Sin embargo, la Vuelta toma ruta en dirección opuesta, en su vertiente occidental desde Luz-Saint-Sauveur. En la cima se encuentra la estela de Jacques Goddet, el histórico jefe de la 'Grande Boucle', y hay una estatua de un ciclista desnudo conocido como 'el gigante'.
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25 kilómetros tiene la contrarreloj individual de Valladolid que marcará un antes y un después de la carrera el día siguiente a la jornada de descanso.
23,5% es el porcentaje que alcanzan las pendientes del Angliru en Cueña les Cabres, lugar donde los escaladores encontrarán su terrero ideal.
En la década de 1960, este era el puerto favorito de Federico Martín Bahamontes, fallecido recientemente a los 95 años. Su recuerdo, así como el de Txomin Perurena, ganador de 12 etapas en la Vuelta, ondeará en el ánimo de la carrera.
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