Ion Izagirre comanda el pelotón en un momento de ataques en carrera. astana
La Vuelta

Depredadores o aventureros... pero buenos

recorrido ·

Llegan tres etapas para fugas de alto nivel con los Izagirre y Alex Aranburu con el cuchillo afilado ahora que su líder Vlasov no tiene opciones de podio

Gaizka Lasa

San Sebastián

Martes, 24 de agosto 2021, 07:11

Es ahora, cuando las encimas musculares del pelotón empiezan a alterarse y el ánimo se apelmaza al menor cambio de ritmo, cuando el pragmatismo se impone en el pedaleo al romanticismo, cuando la fuga reivindica su verdadera reputación y es prestigiada por ciclistas de nivel. ... Lo son los hermanos Izagirre y Alex Aranburu, los tres guipuzcoanos de Astana que no tienen que estar tan pendientes de su líder Vlasov, sin opciones reales de podio ya. En algún punto de la línea de 189 kilómetros que une Roquetas de Mar (Almería) y Rincón de la Victoria (Málaga) prenderá hoy una escapada cuyas chispas amenazan con proyectarse hasta la misma línea de meta. El puerto de Almáchar (10,9 kilómetros al 4,9%), coronado a 15 kilómetros de la llegada, patrocina el gigante cartel que preside el comedor del desayuno donde se lee: «Hoy llega la fuga».

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Suena el despertador de la Vuelta para los depredadores. La teoría, esa que no duele en las piernas, indica que la etapa es ideal para Alex Aranburu en cualquiera de sus versiones: resolución en fuga o un sprint de un grupo reducido sin los velocistas puros. También descubre opciones para Ion y Gorka, astutos en carrera, competentes en la escalada, expertos en el descenso y avezados en los metros finales. Su equipo asumió ayer, durante el día de reflexión de la carrera, que Vlasov no está como para hipotecar las opciones del resto, lo que viene a otorgar libertad a sus compañeros para buscar el éxito personal, fórmula más eficiente del equipo kazajo para garantizarse asimismo una cuota de protagonismo con ciclistas como los citados guipuzcoanos, el vizcaíno Omar Fraile o el murciano Luis León Sánchez.

Llega la hora de las escapadas construidas sobre la noble batalla de poder a poder entre ciclistas con la más honorable de las aspiraciones de este –y cualquier otro– deporte: el triunfo. El viaje en la avanzadilla de la carrera, monopolizado casi por los equipos invitados durante la primera semana, se cotiza alto hoy, mañana y pasado, en etapas donde los esprinters y los hombres de la clasificación general –la verdadera aristocracia del gremio– dejan paso al duelo entre luchadores, soñadores y aventureros. Pero solo a los mejores de su linaje. Estas jornadas no admiten actores secundarios.

Más cara que hoy se prevé aún la escapada de mañana, con el calor del agosto andaluz derritiendo al ciclista en un pestoso recorrido entre Málaga, Córdoba y Jaén, con final en la pared de Valdepeñas de Jaén, con rampas del 20% en el último kilómetro, precedido por los 8,8 kilómetros al 5% del puerto de Locubín. El jueves, camino a Córdoba, repetirá más de un protagonista, con los altos de San Jerónimo –13 kilómetros al 3,3%– y el llamado del 14% –7 kilómetros al 5,6%– de por medio, este último a 20 de meta.

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Estas tres etapas no aspiran a condicionar la Vuelta, ni siquiera a destacar figuras de renombre, pero garantizan ganadores de lustre, hayan permanecido hasta el momento en el anonimato o tengan ya un palmarés contrastado. El listón de la fuga sube. Imposible embarcar sin nivel. A partir de que el director de carrera baje el banderín, arranca otra Vuelta.

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