Vuelta a la emoción competitiva
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UAE parte con los máximos favoritos en la Vuelta a España que arranca este sábado en Lisboa, pero ninguno de ellos se llama Pogacar y aumentan los rivales con la ilusión de ganarLa previa ·
UAE parte con los máximos favoritos en la Vuelta a España que arranca este sábado en Lisboa, pero ninguno de ellos se llama Pogacar y aumentan los rivales con la ilusión de ganarVuelta al aperturismo en una grande. Pasada la dictadura de Pocagar en Giro y Tour, tanto en pronósticos como en carrera, la emoción competitiva regresa al World Tour de la mano de la Vuelta a España. Sigue imponiéndose en la previa el carácter hegemónico del ... UAE, pero esta vez supeditado a líderes terrenales cuyo favoritismo se atreven a discutir otros rivales.
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Almeida ha sido cuarto en el Tour tras sacrificarse por momentos para su jefe de filas, ha preparado con mimo la carrera desde el mismo momento en que se bajó de la bici en Niza el 21 de julio, lleva días viviendo en una burbuja de autoestima con todo un país volcado en su posible hazaña... y además es muy bueno. Pero no se llama Tadej sino Joao.
Arrastra el luso el ruido protagonista en las últimas horas en Lisboa pero a su sombra se mueve como de puntillas, para que nadie le note, como si el hecho de llevar el último dorsal del equipo le hiciera pasar desapercibido, un tal Adam Yates con siete Top10 en grandes vueltas a sus espaldas, podio en el Tour del año pasado tras los dos galácticos y sexto este año trabajando para su compañero.
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No termina ahí la apuesta del conjunto de los Emiratos, que fantasea con un triplete como el conseguido por Visma –su enconado contrincante– el año pasado. McNulty podría ser el tercero en discordia. O Pavel Sivakov, que soltó a todo el pelotón en Erlaitz en la Clásica hace una semana. O el emergente Isaac del Toro. Jay Vine también llega en un gran momento tras ganar en Burgos. Diversidad de opciones en el gallinero de Matxin. ¿Demasiadas?
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Una única baza juega, por contra, Visma. Sepp Kuss afronta el mayor reto de su vida deportiva, más consciente que nunca del significado del lema más aguafiestas del deporte, ese que garantiza que lo más difícil no es llegar sino mantenerse. El norteamericano ganó la última edición de la Vuelta y desapareció después del mapa de los primeros puestos. Lleva una temporada de suspenso y le viene el examen de recuperación. Parece haber hecho bien los deberes según lo visto en la victoria de la Vuelta a Burgos. Pero aquí, el nivel es otro.
Sin el peso de la responsabilidad, pero con más necesidad que los dos grandes bloques que dominan el ciclismo mundial, figuran otros equipos con la ilusión de invertir el orden. ¿Por qué no?, se pregunta Richard Carapaz (EF), un pura sangre que se siente como en casa en la Vuelta y que encarna a la perfección el espíritu insurrecto del outsider aspirante y que encuentra en el recorrido el campo minado perfecto para la guerra de guerrillas.
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Seguro que busca alianzas con él Carlos Rodríguez (Ineos), otro candidato tapado que explota la inteligencia tanto como sus piernas, cualidad que se antoja necesaria en las próximas tres semanas y que comparte Mikel Landa (Soudal). El alavés atraviesa una segunda juventud, pero sabe que está ante su última oportunidad para buscar el brillo personal en una grande.
El otro gran veterano con capacidad para seguir en primera línea es Primoz Roglic (Bora). Se ha presentado en Lisboa a última hora –llegó incluso tarde a la presentación de su equipo el jueves– y sin despejar del todo sus molestias de espalda tras la caída que le obligó a retirarse del Tour, pero su palmarés obliga a incluirle en los pronósticos.
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La pareja italiana del Bahrain, Tiberi y Caruso, se encomienda a la inspiración, como su compatriota Ciccone (Lidl-Trek), Michael Woods (Israel) no termina de consolidarse en las pruebas de tres semanas y lo de David Gaudu (Groupama) es una eterna promesa. Como la de Enric Mas (Movistar), cuya inclinación a sacar lo mejor de sí en la carrera de casa le mantiene entre los favoritos de partida.
En cuanto al recorrido, la organización ha vuelto a apostar por los puertos de montaña –largos, cortos, duros, llevaderos... de todo– como terreno predilecto donde concentrar los duelos a campo abierto entre favoritos. En la descripción de su trazado, cita cinco etapas de media montaña y ocho de montaña. Desnivel acumulado habrá. Otra cosa es si los ciclistas lo quieren activar para dinamitar la carrera. En un ciclismo medido por los datos, los cálculos trazados por la tecnología ganan peso, y contra eso lucha el diseño de los perfiles de esta Vuelta. Un canto al romanticismo, a la locura y al desorden con etapas que se prestan a la estrategia y el desmantelamiento del control ejercido por los gregarios.
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Tal es la tendencia a incluir cuestas día tras día, que en la primera jornda de este sábado, para compensar, se hace un guiño a la potencia rodadora con una contrarreloj. Son 12 kilómetros junto a la desembocadura del río Tajo. Llanos. Rápidos. No abrirán demasiado huecos en la general, pero quien no ande espabilado puede recibir un susto mayor de lo previsto. Se abre con una contrarreloj y se cierra con otra. Madrid acogerá el último día una prueba individual de 22 kilómetros que sería agónica en caso de que la clasificación general aún no estuviera resuelta.
Lo lógico es que el líder haya sentenciado antes su victoria. Oportunidades tendrá casi a diario para ello. Habrá montaña en el sur y en el norte, la primera semana y la última. El recorrido concede el margen a tener un día malo. Brinda ocasiones de sobra para revertirlo. Tras un inicio más amable en Portugal, el martes llegará el primer final en alto, en el Pico Villuercas (Badajoz), con tres kilómetros sobre cemento y rampas del 15 y el 16%. Está de moda.
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A partir de ahí, no hay dos días seguidos sin puertos de montaña con la suficiente entidad como para armar un ataque malintencionado. Puestos a seleccionar, tal y como lo suelen hacer los capos, la etapa 13 emerge como cita ineludible para quien venga a ganar. La ascensión final al Puerto de Ancares por su vertiente leonesa, inédita en la Vuelta, con 7,7 kilómetros al 9% y rampas del 15% y los últimos 5 a una media del 12%, es una prueba de fuego para los más fuertes.
Asturias volverá a ser determinante con dos jornadas encadenadas de alto voltaje. El domingo 1 de septiembre, final en Cuitu Negru, tras superar la estación de Pajares, con rampas de hasta el 23%. Y al día siguiente, Lagos de Covadonga. Picón Blanco, la víspera de llegar a Madrid, terminará por rematar lo que quede.
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