La primera embestida del Jumbo

Hijo de Miguel y nieto de Mariano, no conserva el idioma de su abuelo, burgalés de nacimiento. Martínez ha sacado partido de la fuga del día, numerosa y de categoría, de la que también ha salido el ganador de la etapa. El Soudal ha sufrido una barbaridad para llevar amarrada la carrera. No es el equipo más fuerte de la Vuelta y el abandono de Bagioli y los problemas de salud de Verbaecke no hacen sino debilitar al conjunto belga. Ha necesitado la ayuda del Movistar de Enric Mas y del Ineos. La superioridad del Jumbo en la etapa fue desproporcionada, aunque el premio obtenido no ha reflejado fielmente esa diferencia. Ha triunfado de etapa sí, pero 32 segundos a Evenepoel han parecido pocos.

El problema para el Jumbo ha parecido Roglic. El esloveno ha soltado muy fácil al anterior líder, pero luego ha sufrido con el ritmo sostenido hasta meta. Enseguida le ha llegado por detrás Vingegaard, que ha dado la impresión de subir con el freno echado para no poner en problemas a su compañero. Parece que la apuesta del equipo neerlandés es Roglic.

Evenepoel se ha rehecho en el final de la etapa y ha recortado mucho tiempo al final. «No me he sentido mal –ha explicado el belga–. Simplemente, no podía ir más rápido. No tenía la sensación de ir al límite, pero lo cierto es que no podía acelerar. Perder 30 segundos está bien. Hay días así. A dos kilómetros de meta recuperé las piernas y me ha dado un punto extra. A 500 metros pude volver a acelerar. Si esto es un mal día, todo está OK».

Con este resultado, Evenepoel aún sigue al frente de los favoritos. Aventaja en tres segundos a Mas, en cinco a Vingegaard y en nueve a Roglic.

Mikel Landa (Bahrain) ha cogido la espacapa y ha sido cuarto en meta. Es sexto en una general que encabeza Martínez, el ciclista más joven de la carrera, con 20 años y 51 días. Ha nacido en 2003. Los ocho primeros ciclistas de la nueva general han salido de la escapada.

El francés ha terminado la etapa a 26 segundos de Kuss y es líder con ocho de ventaja sobre el estadounidense de Durango, Colorado. «¡Esto es increíble! La Vuelta es ya un éxito para mí, es la primera vez que cazo una escapada así. Es un sueño para cualquier corredor. Todo el equipo se sacrificó para mí. Pensé en ello toda la etapa, me dije que no quería ir y luego terminé yendo. Había un grupo grande, el instinto me dijo que debía ir, pensé en el jersey rojo y lo he conseguido. Ahora tendré que defender bien el jersey, da casi hasta miedo tenerlo, es algo grande. No sé todavía cómo funciona, simplemente voy a disfrutar del momento».

El grupo de fuga estuvo compuesto por 42 corredores y se ha formado a cien kilómteros de meta. Llegó a contar con hasta siete minutos de ventaja e hizo sufrir a Soudal y Movistar.

La Vuelta vive este viernes una jornada de transición antes de un fin de semana exigente, donde se volverán a poner las cartas sobre la mesa, el sábado en Xorret de Cati (sábado) y el domingo en la Cruz de Caravaca.

El Jumbo quiere imponer un régimen de miedo en la Vuelta y tiene todos los elementos para ejecutarlo. La operación de este jueves ha podido haber causado una escabechina, pero ha quedado en un susto para los rivales de los neerlandeses. Quizá porque Roglic no ha hecho un buen tramo final de subida. Juan Ayuso (UAE) se les ha hecho encima y ha llegado a siete segundos. Su compañero Joao Almeida, a 14, lo mismo que Cian Uijtdebroeks (Bora). Diez más ha necesitado Enric Mas y los 32 citados ha cedido Evenepoel.

El Jumbo tratará de mantener su plan, pero por lo visto en Andorra y ayer, si Roglic falla la opción de Vingegaard es más que sólida. El ganador del Tour parece muy por encima del resto. La carretera será la que decida quién es quién.