Roglic acorta el sufrimiento de O'Connor

La otra etapa que ganó Roglic fue con el resto de aspirantes. Cuando coja el rojo este domingo, la general va a reflejar una realidad disimulada hasta ayer por las sumas y restas necesarias para alcanzar el liderato de O'Connor. Roglic tiene ya 1:40 con Enric Mas (Movistar), 1:52 con Carapaz (EF), 1:59 con Landa (Soudal) y 2:51 con Carlos Rodríguez (Ineos). Es decir, que el día que vista el maillot de líder se va a encontrar la general como un solar.

El triple ganador de la Vuelta colocó las balizas de la carrera, después de días en un comodísimo segundo plano con el foco puesto en una guerra que él sabía menor, la del maillot rojo. El liderato de O'Connor ha mantenido vivos en carrera a muchos ciclistas, distraídos con acertar la fecha en que cedería el australiano. Cuando Roglic se coloque al frente, la realidad será que solo quedarán seis etapas y las distancias serán muy grandes, sin que hayan pasado grandes cosas y con una crono larga el último día como seguro de vida para el esloveno.

A O'Connor le quedó la dignidad del liderato. Hizo la parte final de la subida solo, con su compañero Felix Gall por delante, incapaz de esperarle. El líder describió sin complejos su estado anímico: «Es triste, pero por lo menos sigo todavía de rojo. ¿Quién sabe qué vendrá los próximos días? Intentaré dar todo lo que pueda para seguir un día más en el liderato, y ver qué podemos hacer en el Cuitu Negru».

Roglic puso rumbo este viernes a su cuarta victoria en la Vuelta, con lo que igualaría el récord. Es su carrera fetiche, al revés que el Tour, que le dio el mayor golpe de su carrera y le es esquivo año tras año. Tampoco ha estado falta de incidencias su trayectoria por la ronda española, como cuando iba remontando a Evenepoel en 2022 y tuvo que abandonar por caída o el año pasado cuando tuvo que plegarse a las estrategias del equipo para permitir el triunfo de Sepp Kuus.

Aquella decisión precipitó su salida del Jumbo para fichar por el Bora. A principios de temporada pareció acusar el cambio, no en vano era el ciclista que había levantado ese equipo y lo había convertido en el mejor del mundo.

Pero, duro entre los duros, Roglic se levantó de la caída de la Itzulia y ha sido implacable en la Vuelta. No se puso nervioso ni medio segundo por la minutada que logró O'Connor en Yunquera y diseñó una estrategia de desgaste en la que no hay lugar para las emociones ni las dudas. Sabía que haría caer todo el peso de la carrera sobre el australiano y que se derrumbaría.

La segunda carrera, contra los aspirantes, no fue menos contundente. Se quitó de encima a Mas (estaba a 42 segundos al inicio de la etapa) con facilidad y distanció a los correosos Landa y Carapaz, a los que tiene a dos minutos que ofrecen muchas garantías.

El Decathlon se verá obligado a controlar y Roglic tendrá a su servicio para la última semana a Vlasov, Lipowitz, Daniel Felipe Martínez o Roger Adrià, una armada de plenas garantías. O'Connor promete que luchará por llevar el maillot rojo un día más, pero es probable que el día que lo pierda sentirá una genuina sensación de alivio por poner fin al sufrimiento.