López, con gesto serio durante la etapa, y en el momento de subirse al coche del Movistar y abandonar. EFE Y TVE
La Vuelta

Por tu madre, Superman López

Sorprendido por una maniobra del Bahrain que le dejaba sin podio, López se baja de la bici y no hay forma de convencerle de que siga en la Vuelta

Domingo, 5 de septiembre 2021, 02:00

La escena invita a exclamar ¡lo nunca visto! Pero el ciclismo es un deporte viejo y aquí ya se ha visto de todo. Miguel Ángel ... López (Movistar), tercero en la general a un día del final, abandona la Vuelta enfadado con el mundo tras fallar en el movimiento clave de la etapa y perder un podio que daba por seguro. Con todo perdido, con una minutada encima, se paró junto al coche de unos auxiliares del Movistar que no daban crédito y se bajó. Tal cual.

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Todo empezó en las primeras rampas del alto de Mougás, mediada la etapa. El colombiano ve tarde la maniobra y no reacciona al ataque del Ineos y al contraataque del Bahrain en busca del podio de Jack Haig. Sí reaccionan su compañero y segundo de la general Enric Mas, el líder, Primoz Roglic (Jumbo) y Adam Yates (Ineos). Son solo unos segundos, pero fatales.

20ª ETAPA. 202,2 KMS. SANXENXO MOS

  • Km 140. Se corta López. En medio de una serie de ataques de Bernal y Yates (Ineos), el Bahrain contraataca y el colombiano se queda atrás. Se le va el podio.

  • Km 200. Bizkarra, muy cerca. No estuvo lejos la primera victoria vasca en esta Vuelta, con el vizcaíno muy activo en los kilómetros finales, atacando en el grupo de los mejores.

  • Km 202,2. Gana Champoussin. El francés de 23 años estrena su palmarés al atacar al grupo de favoritos tras dar caza al sudafricano Rayn Gibbons (UAE).

Superman se da cuenta enseguida y se pone a tirar como un loco para tapar uno de esos huecos que hay que cerrar en el momento. Porque si no, se abren las aguas del mar Rojo y por la mitad se cuela todo el mundo camino de tierra santa, o de Santiago de Compostela, como es el caso. Desesperado, el colombiano pronto se da cuenta de que no lo va a conseguir. Esta solo. Bernal (Ineos) no tira. Poels (Bahrain) habla por la radio con sus compañeros en la avanzadilla, Haig y el fenomenal Mader. El resto se hace el sueco. El coche del Movistar llega a su altura, le da un bidón y sigue para adelante en busca de Mas. No hay esperanza.

No caen segundos, caen minutos y al rato aparece por detrás José Joaquín Rojas, que tira de López hasta el siguiente puerto pese a lo inevitable de la derrota, en un gesto de dignidad. Pero el colombiano ve un coche del Movistar aparcado para dar bidones y geles a los ciclistas y se para. Un gesto inaudito, alejado de cualquier concepto básico de la deportividad. La derrota es soberana y tonta. De eso no cabe duda, pero el deporte es saber ganar y saber perder. La cara de Rojas en meta es un poema, como es natural.

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A la altura de donde estaba llorando López, pie a tierra, llega Patxi Vila, el beratarra responsable de rendimiento de la formación Movistar. Y trata de convencer al colombiano de que haga el favor de coger la bici, se monte y llore en meta si le da la gana.

La gente no se cree que lo que está pasando, pero en el ciclismo ya ha sucedido de todo antes. También esto. En el Tour 1957 la rivalidad entre Jesús Loroño y Federico Martín Bahamontes llega a su cima. En la octava etapa, entre Colmar y Besançon, el vizcaíno caza una fuga y llega a meta con 18 minutos de ventaja. El Águila de Toledo se lo toma como una traición porque se consideraba a sí mismo el único líder del equipo. Al día siguiente, etapa de trámite con final en Thonon-les-Bains, pero a los 77 kilómetros Bahamontes, que lleva todo el día atrás, pone pie a tierra. Se sienta en la cuneta, se quita las zapatillas, se guarda el reloj en el maillot y dice que se retira. El mismísimo jefe del Tour, monsieur Goddet, intercede para que reflexione pero Fede, que no.

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Llega a la escena el seleccionador español, Luis Puig, un hombre del régimen como se decía entonces, y se entabla el siguiente diálogo entre los dos:

– Fede, sigue. Hazlo por tus compañeros.

– No.

– Por tu mujer...

– No.

– Por tu madre, Fede.

– No.

– Por España.

– No.

– ¡Por Franco!...

Bahamontes se niega a montar en la bicicleta y al día siguiente, de traje y con una maleta de cuero, delgado como el papel de fumar y negro por el sol, la viva estampa del emigrante pobre pero digno, Fede se sube a un tren y regresa a casa. Patxi Vila intenta convencer a López, fichaje estrella del equipo, recién renovado. Llega Imanol Erviti, y lo mismo.

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– Por tu madre, Superman.

– No.

Lo único que le faltaba al Movistar, con la que está cayendo. Al menos, el colombiano esperó a que los jefazos de la empresa dejaran la carrera después de su triunfo en el Gamoniteiru. No pocos recordaron el gesto de Marc Soler cuando le hicieron parar en una etapa de la Vuelta o el día que entre Valverde, Quintana y Landa regalaron una etapa del Tour a Vincenzo Nibali para hacer segundo, tercero y cuarto. Aunque la victoria en el Gamoniteiru aplacó las críticas, no cabe duda de que Patxi Vila tiene trabajo encima de la mesa.

El Bahrain sacó rendimiento a su maniobra. Tiene a Haig tercero, con un minuto sobre Adam Yates. Ninguno es un fenómeno contra el crono. Entre ellos está el tercer puesto del podio, el que creía tener asegurado López. Ni siquiera llegará a Santiago de Compostela.

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