López señaló el logotipo del patrocinador de su equipo al cruzar la meta del Gamoniteiru entre la niebla. PHOTO GOMEZ SPORTS
La Vuelta

El ciclismo es largo; esperar, una ciencia

El Movistar se redime con Superman López en la cima del Gamoniteiru, donde Roglic vuelve a confirmar que es el más fuerte de la carrera

Viernes, 3 de septiembre 2021, 02:00

La paciencia no es la virtud más apreciada en los tiempos que corren. Esperar es una ciencia en desuso, que casi nadie recuerda ya. Había ... aficionados que, durante años, seguían a Curro Romero a todas las plazas seguros de que la cosa acabaría en desastre y, en los días señalados, con el maestro en comisaría. Decía que el toro le había mirado mal y no había forma de que entrase en razón. Y la policía se lo llevaba, mitad porque así lo establece el reglamento mitad para que el respetable no le linchase allí mismo. Pero los aficionados volvían al festejo siguiente, durante años de desconsuelo, por si un día a Curro se le ocurría dar un pase. Y ese día ellos estaban ahí. Esperar, eso es saber esperar.

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Tan innovador para algunas cosas, en algún sentido el ciclismo es un deporte antimoderno porque es obstinado en hacer esperar a sus fieles. En educarles. Pasan días y días de desencanto, sin que nada suceda. Pero el pueblo no cede en sus convicciones y se llenan las laderas de los Lagos de Covadoga por si pasa algo. Y pasa. Pasa Bernal (Ineos) y la Vuelta ya ha merecido la pena. Y pasa que que Movistar se ve en una situación comprometida para un equipo de su nombre y ambiciones. Pasa que le llueven las críticas y pasa que al día siguiente se redimen con un triunfo en la cima del Gamoniteiru, donde Miguel Ángel López le ofrece a su patrón –en el coche del director deportivo– un triunfo de categoría, en el que llaman el nuevo Angliru. Pareció, sin embargo, menos que su hermano asturiano. La historia dirá. Paciencia.

El público actual está acostumbrado a los mejores momentos, los cuatro fogonazos de una carrera, de un partido, de lo que sea. Directos al teléfono móvil. Los highlights, que les llaman los que saben idiomas. Pero el ciclismo es largo. La etapa esperó hasta el final para ofrecer emociones.

Ya se había dejado atrás el cruce de La Cobertoria y la carrera trepaba por la pista del Gamoniteiru cuando Bernal, quién si no, lanzó el primer ataque, a cinco de meta. Autor de una exhibición impecable la víspera, el colombiano esperó esta vez al último tramo. El artista en general, y el deportista en particular, no debe nada a su público, en contra de la opinión general. Solo se debe a su arte.

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18ª ETAPA: SALAS-ALTU D'EL GAMONITEIRU. 162,6 KM.

  • Km 10. Escapada de 32. Sale un grupo muy amplio, que en el kilómetro 22 ya tenía tres minutos de margen. Los mejores en la General eran Majka (UAE), Gorka Izagirre (Astana) y Brambilla (Trek), a casi una hora de Roglic. también se mete Aritz Bagües (Caja Rural), pese a que el errenteriarra está lesionado en un tobillo.

  • Km 90. Storer, en solitario. El doble ganador de etapa en esta Vuelta se adelanta en el primer paso por La Cobertoria y se marca una cabalgada en solitario hasta la segunda ascensión.

  • Km 154. De la Cruz, en cabeza. El catalán del UAE caza a Storer al final de La Cobertoria y pronto le descuelga en el Gamoniteiru.

  • Km 158. Ataca López. El colombiano se va del grupo de favoritos a cuatro de meta. A 2,7 atrapa a De la Cruz y se va solo.

  • Km 197. Victoria de Superman. El corredor del Movistar gana en solitario, mientras Roglic distancia en pocos segundos a Mas y Bernal en los últimos metros.

Bernal, consciente de que sus aspiraciones en la general se dirimieron el miércoles, sin éxito, eludió la demagogia y no atacó de lejos, buscando un gesto solo para la galería. Trató de ganar la etapa. De nada le sirve un puesto en el podio que no sea el primero; una victoria, en cambio es buena para cualquiera. No tuvo piernas para alcanzar a Superman López, cuya maniobra tuvo similitudes con la que le dio el triunfo en el Tour del año pasado en el Col de la Loze, una continuación de Meribel como el Gamoniteiru lo es de La Cobertoria. Aquel día, Roglic desgolgó a Pogacar (UAE) y nada permitía imaginar lo que ocurriría tres etapas más tarde, pero nada de eso pasará en esta Vuelta.

Líder sólido

Saltó a cinco de meta Bernal, contraatacó a cuatro López –a menos de tres soltó a David de la Cruz (UAE), que iba por delante– y Roglic tensó a falta de dos. Se quedó con Bernal y con Mas, en la foto más fidedigna de la Vuelta. Los cuatro más fuertes. Bernal dio un par de arreones más para intentar acercarse a su paisano, pero no pudo. El acelerón final de Roglic cara a meta dejó unos metros por detrás al colombiano y al mallorquín.

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El esloveno, el corredor de más categoría de la carrera una vez que Bernal no llegó a la Vuelta en buena forma y la ha ido cogiendo con el paso de las etapas, se mostró como un líder sólido que no va a pasar apuro alguno para conseguir su tercera victoria consecutiva. Ayer se dejó acompañar por Sepp Kuss hasta esa arrancada a dos de meta. Ha ganado la Vuelta con una combinación de de golpes variada, en corto y en largo, y siempre ha sido el mejor. Habría ganado la carrera en cualquier terreno. Y tiene la crono del domingo en Santiago de Compostela para cerrar su victoria más amplia de las tres. Batió a Carapaz (Ineos) por 24 segundos el año pasado y a Valverde (Movistar) por 2:33 hace dos. Ahora tiene a Mas a 2:30, que sin duda ampliará en los 34 kilómetros contra el crono que cerrarán la prueba.

La evolución del Movistar

Las dos etapas asturianas han dejado preguntas en la mesa de los responsables del Movistar. En conjunto, el resultado ha sido exitoso: nada perdido en los Lagos –Roglic juega otra liga– y victoria en el Gamoniteiru, con dos plazas del podio casi aseguradas.

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Sin embargo, la foto del equipo ha salido movida y vuelve a reflejar que necesita una evolución. Su relación con las victorias sigue siendo problemática tras años de monocultivo de Valverde y ha tenido que estar al borde del abismo en la Vuelta para reaccionar con una actuación a la altura. La de ayer.

La paciencia ha sido la seña de identidad de este equipo durante muchos años. Y es una gran virtud, pero la frontera con el exceso de paciencia a veces es fina. Algún día hay que dar el pase.

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