La táctica, una de las bellas artes

El UAE jugó muy bien sus bazas, con un movimiento académico. Mandó al ataque desde lejos a su segundo hombre, Joao Almeida, sexto a siete minutos en la general. Esa maniobra interpelaba a Astana, Ineos y Movistar y protegía a Juan Ayuso, tercero en la general y preparado para cualquier contraataque en la parte final. El ataque del portugués en la subida al alto de la Desesperá -qué extraordinario nombre- no afectaba al líder, con suficiente ventaja sobre el fajador lusitano.

Decidió intervenir el Astana, minuto y medio por delante de Almeida y con aspiraciones de podio por su evolución de los últimos días. En ese momento supo el maillot rojo que las complicaciones estratégicas habían terminado para él: le iban a hacer la carrera. No hay reproche a esa circunstancia, es consecuencia natural de la competición. Si Evenepoel goza de esa ventaja táctica es porque se la ha ganado en 18 etapas.

El Astana utilizó todos los recursos a su alcance para llevar adelante al colombiano. Paró incluso a Vincenzo Nibali en la escapada. El Movistar también dio algún relevo en ese terreno intermedio, no así el Ineos, que trataba de arropar a Carlos Rodríguez, víctima de una caída tremenda en el inicio de la etapa y que realizó una hazaña para llegar a meta.Pero el trabajo del Astana se vino abajo por la inconsistencia de su líder. López no tuvo fuerzas para atacar en la última subida, que hizo a remolque de Evenepoel y Mas, muy por encima del resto. El Movistar apretó en la aproximación a Piornal y el balear respondió. Se movió y apretó muchísimo. Va muy rápido, pero no lo suficiente para soltar al belga.

Entre Evenepoel y lo más alto del podio solo se interpone la sierra de Guadarrama, mañana, con una etapa casi idéntica a la que en 2015 sirvió a Fabio Aru para arrebatar la Vuelta a Tom Dumoulin: subidas a Morcuera y Canencia y dos pasos por Navacerrada. La táctica es un placer solo para paladares entrenados. Para connaisseurs. Se trabaja, no es un amor a primera vista como los grandes ataques explosivos y espectaculares. Y exige paciencia, porque no todos los días ofrece sus frutos en bandeja de plata, como este miércoles. Las más de las veces es un asunto farragoso, que hay que ir desentrañando. Y lo que ayer funcionó en las montañas que coronan el valle del Jerte no tiene por qué repetirse este viernes.

Con 2:07 sobre Mas, dispone de un margen para ese juego táctico que parece dominar ahora. Con eso le bastaría, aunque también está siendo el mejor en su terreno de siempre, la batalla frontal. Lo demostró, imparable, en la recta de meta.