Secciones
Servicios
Destacamos
IÑAKI IZQUIERDO
Domingo, 29 de agosto 2021, 02:00
Lo que es bueno para la vida real no necesariamente lo es para el deporte. Ayer ganó Romain Bardet (DSM), una victoria de la Europa del bienestar. De un francés culto, blanco, diplomado en Economía en la Grenoble School of Management, lector de libros y diarios, anglófono, padre y enrolado en un equipo de Alemania porque quería salir de su zona de confort. «Necesitaba ponerme en peligro», dijo en invierno cuando dejó su equipo de toda la vida, el Ag2r, para enrolarse en el DSM, un conjunto con aspiraciones innovadoras.
La Europa burguesa, pujante y acomodada, inconsciente de sus lujos, es un logro social. La forma de vida más digna para las personas que se ha conocido. Eso, que es lo mejor en el mundo verdadero, no siempre funciona en el deporte. A veces hace falta algo distinto. Ayer, por ejemplo, fue otra etapa decepcionante y la Vuelta habría necesitado desviarse solo unos kilómetros al oeste, a las afueras de Lisboa, en busca de Joaquim Agostinho. Un héroe popular. Un mártir. Uno que hizo la guerra en Mozambique y que al acabar no le merecía la pena volver, tan pobres eran en Portugal, y se quedó para trabajar en una azucarera. Y, luego, cuando por fin regresó, lo hizo con la determinación que no se encuentra en las mejores avenidas de Europa. Cogió una bici por primera vez con 25 años, como podía haberse puesto la camiseta del Benfica, y ya no dio una carrera por perdida hasta que murió con las botas puestas, en una caída en la Vuelta al Algarve de 1984. Un irreductible necesitaría la Vuelta para revitalizarse, porque ha entrado en una fase anodina.
Escapada de 18 Enseguida se formó la fuga, con Aritz Bagües (Caja Rural) y Xabier Mikel Azparren (Euskaltel), y nombres como Jesús Herrada, Pidcock o Bardet.
Ataque de Bardet Prodhomme (Ag2r) queda solo al frente a 23 de meta, pero en el último puerto, a seis de la meta, el líder del DSM llega a cabeza de carrera y lanza su ataque.
Gana Bardet El francés logra con solvencia su segunda victoria de la temporada, tras una etapa en Burgos. Su anterior triunfo databa de 2018.
Bardet ha iniciado una segunda etapa en su carrera profesional a los 30 años, después de nueve en el Ag2r. En 2016 fue segundo en el Tour de Francia y L'Equipe tituló en primera plana 'Froome y su delfín'. «Entre 2013 y 2018 tuve una carrera ascendente casi ininterrumpida. Es raro, pero había entrado en una rutina que ya no me convenía. Tenía un profundo deseo de cambio, empezar de nuevo sobre nuevas bases y dar un gran impulso a mi carrera».
El cambio no podía ser verdadero si no incluía la renuncia al que había sido el eje de toda su carrera profesional: el Tour de Francia. Lo planeó en 2020, pero el coronavirus lo alteró todo, y ha sido en este 2021 cuando ha acometido el paquete completo: nuevo equipo y adiós al Tour. Tras un Giro aceptable (séptimo), se presentó en la salida de la Vuelta con aspiraciones, pero una dura caída en la quinta etapa camino de Albacete le descartó de la general. Se recicló para buscar un triunfo de etapa y ayer logró su objetivo, demostrando el carácter abierto del ciclismo.
Claro que un Agostinho en el pelotón habría animado la etapa, pero cualquiera puede triunfar en este deporte. Pobres y ricos, altos y bajos. Bardet, aristócrata del ciclismo francés, líder desde su debut, millonario, se rehace de un golpe terrible y se mete en la guerra de las etapas como si fuera un gregario en su día de libertad. Tuvo que bregar de lo lindo. Era el único favorito y eso lo sabía todo el mundo, del primero al último de sus compañeros de fuga y todos los directores en sus coches. Y, aún así, supo imponerse.
Del nivel de Bardet no ha dudado nadie nunca. Es un primer espada, pero siempre ha tenido un hándicap: su incapacidad para abrir huecos, lo que le alejaba de las victorias. Nueve lleva solo en su carrera, una cifra ridícula para su categoría (tres de ellas, etapas del Tour, eso sí). Siempre con los mejores, pero sin ese punto para destacarse y ganar. Y tiene un gran problema que ha cuestionado su enjundia: su rendimiento contrarreloj es penoso, impropio.
Como tantos, al no ser rápido, necesita llegar solo para ganar. ¿El rematador nace o se hace? Ayer, Bardet fue expeditivo. Claro que no es lo mismo soltar a los compañeros de una escapada, por buena que sea, a descolgar al resto de favoritos cuando se disputa la general, pero al menos el francés pudo sacudirse ese fantasma. Ya había ganado una etapa en Burgos antes de la Vuelta.
Bardet aprovechó las circunstancias de una carrera que ha echado el freno. No hay pulso en el pelotón de los favoritos, dominado de forma suave por Roglic, que no necesita ejercer. Eiking (Intermarché) es el líder, ayer resistió de forma fenomenal, y es como si a todo el mundo le viniera bien este paréntesis, a ver si baja el calor en la costa cantábrica la semana que viene. Se movió Miguel Ángel López (Movistar) en la última subida, pero Roglic se dejó guiar por su compañero Kuss y cerró el hueco al final con la gravedad de un notario.
La victoria de Bardet fue buena para la Vuelta, ya que nunca está de más añadir un gran nombre al palmarés. Parece que el peligro le sienta bien al francés.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.