Todo lo que no sea un nuevo número de Remco Evenepoel (Soudal) este sábado por la sierra madrileña será una sorpresa. La hinchada espera jubilosa, que diría Roberto Fontanarrosa. Despues de la 'pax asturiensis' en el Jumbo, una nueva exhibición del belga puede ser el mayor aliciente de la última etapa de la Vuelta antes del paseo triunfal de los ganadores mañana en Madrid. «Voy a dormir tranquilo», ha dicho Kuss este viernes en la meta de Íscar, dejando claro cuál es el marco del juego. Bajo el castillo vallisoletano ganó Alberto Dainese (DSM), que impuso su velocidad a la potencia de Filippo Ganna (Ineos), de nuevo segundo.
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Evenepoel tiene ante sí una golosina, un recorrido hecho a su medida. Son 208 kilómetros entre Manzanares El Real y Guadarrama, con las subidas al Collado del Portazgo y al Puerto de la Cruz Verde antes de un circuito que incluye las subidas a La Escondida, Alto de Santa María de la Alameda y el Alto de Robledondo al que tendrán que dar dos vueltas. Tras la salida del circuito los ciclistas volverán a subir el Puerto de la Cruz Verde antes de afrontar el alto de San Lorenzo, que se corona a diez kilómetros de meta. Un recorrido de clásica de las Ardenas, una Lieja con acento castizo, con diez puertos de tercera.
Tras la paz del Angliru, lo previsible sería que el Jumbo rodase compacto desde la salida hasta la meta y no hubiera cambios en la general.
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