La Vuelta

Whisky, niebla y ventanillas bajadas

La etapa de la sierra de Guadarrama de este sábado es lo único que se interpone entre Evenepoel y el triunfo final en la Vuelta

Sábado, 10 de septiembre 2022, 07:35

La historia no gana carreras. Ni el miedo. La etapa de la sierra de Guadarrama de este sábado es lo único que se interpone entre Remco Evenepoel (Quick-Step) y la victoria final mañana en La Castellana. El belga no es de los que conoce ... el miedo y la historia no le interesa. Solo mira adelante. Es el más fuerte de la carrera sin discusión y eso es lo que cuenta, el resto es una tertulia en la cafetería del hotel de los equipos rivales.

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En los posos del café, los viejos del Movistar ven la etapa de Pedro Delgado en 1985; los del Astana, la de Fabio Aru en 2015. Es una jornada peligrosa la de este sábado, con puertos grandes pero a la vez rápidos, y ya se sabe que las diferencias se hacen con la velocidad, no en esas subidas de porcentajes imposibles donde apenas se avanza. En estas montañas, Navacerrada (10,3 kms. al 6,8%), Navafría (10,8 al 5,5%), Morcuera (9,4 al 6,9%) y Cotos (10,3 al 6,9%), quedarse significa perder minutos.

La carrera pasa por Cotos y el falso llano hasta el descenso de Navacerrada, unos kilómetros que han deparado desenlaces increíbles. Cuando una destilería de whisky podía patrocinar una carrera ciclista y colocar una meta en sus instalaciones, los directores negociaban de ventanilla a ventanilla a gritos y había un ambiente de plomo por la niebla y los tiempos que se vivían, Pedro Delgado remontó más de seis minutos a Robert Millar. Era otra época y las amenazas volaban por la ondas envueltas en banderas. Ya en la modernidad, hace siete años, en ese mismo tramo Fabio Aru le arrebató la Vuelta a Tom Dumoulin, que aún sigue sin entender cómo aquellos segundos insignificantes al coronar Cotos se convirtieron en más de cuatro minutos en meta.

Son unos kilómetros que han deparado desenlaces increíbles dos veces en treinta años. Y que no han decidido nada en decenas de ocasiones, pero a todo el mundo le gustan más las hazañas que la rutina. Y además, tanto Delgado como Aru tenían enfrente a líderes melancólicos, justo la personalidad opuesta a la de Evenepoel, un gladiador.

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La emboscada, ¿una fantasía?

La etapa es exigente, de eso no cabe duda. Es la jornada 20 de carrera y se suben cinco puertos en 181 kilómetros. Una etapa de ciclismo tradicional, sin inventos. Analizada la situación en busca de debilidades del líder, la lectura más sencilla es que carece de equipo. Y, en consecuencia, ahí habría que buscarle las cosquillas, tratar de aislarle y preparar una emboscada. La teoría es impecable, ¿y la práctica? ¿Es realista el planteamiento o una fantasía?

El primer rival de Evenepoel, Enric Mas, no es el hombre al que mandar al frente de un batallón de guerrilleros. Lo suyo, más bien, sería la guerra clásica, académica. Tampoco el Movistar ha destacado en los últimos tiempos por sus planteamientos tácticos agresivos. Debería remontar 2:07, que es mucho. No sopla el viento a favor del balear para el asalto a la victoria, pero ha hecho una gran carrera y ha sido el único capaz de mantener el pulso a Evenepoel, aunque no de superarle.

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De ahí para atrás, las opciones son poco menos que irreales y los motivos para luchar por otros objetivos, evidentes. Juan Ayuso es tercero (UAE) –increíble carrera con 19 años, cumple 20 la semana que viene– y tiene Miguel Ángel López (Astana) a 42 segundos. El colombiano acecha al podio y no es un objetivo menor. Ese cruce de intereses, que siempre se da en las grandes vueltas, siempre favorece al líder, en este caso Evenepoel. La Vuelta está en su mano. Si no se viene abajo, ganará. A los jóvenes la historia no les intimida.

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