Fallece Iñaki de Mujika, histórico del periodismo guipuzcoano

Iñaki de Mujika ha fallecido a los 72 años en su casa de su amada Hondarribia. Histórico del periodismo guipuzcoano, su recuerdo quedará unido a su intransferible estilo delante de un micrófono y al programa de autor en el que convirtió 'La movida deportiva', en Radio Popular, luego Onda Vasca, en el que ofició como un gigante amable, bien informado y siempre cercano al deportista. El lado personal de los protagonistas de los triunfos y las derrotas, a los que se empeñaba en no dejar nunca solos en los malos momentos, era su obsesión.

El contacto directo con el deportista era su fuerte. Su humanidad provocaba una confianza natural en Iñaki. Todo el mundo le contaba sus preocupaciones y sus miedos abiertamente, sabedor de que se sentaba ante un interlocutor que escuchaba, comprendía y empatizaba. Y de que un secreto contado a Iñaki de Mujika seguía siendo un secreto. Sabía de la vida.

Por eso, su periodismo era amable, huía del conflicto. De personalidad expansiva, era un gran conversador. De larga y solida cultura, le encantaba ponerse el traje de faralaes y frivolizar con cualquier asunto candente del mundo del corazón, la farándula o, mejor aún, la copla. La música que salía de radiocasete de su furgoneta Fiat (más conocida como el 'papamóvil' y que recorría la piel de toro a velocidades inverosímilmente bajas) es imposible de describir.

Era un gran entrevistador porque siendo amable, sin una pregunta agresiva -lo que enervaba a sus escasos detractores -, conseguía sacar lo mejor del protagonista de turno. No cargaba las tintas en la crítica, por lo que cada vez que sacudía la censura sonaba más severa, por inhabitual.

La gran virtud de su programa fue ser una galería de personajes. Todo el que tuviera un papel en el deporte guipuzcoano recibía su llamada para entrar en antena. Hablaba poco de la Real y mucho con el organizador de una carrera de cualquier pueblo, con un deportista que había conseguido un éxito indetectable o pasaba su peor momento en la lucha por salir de alguna lesión. Ese estilo es inimitable.

De la Real se ocupaba el fin de semana. Enviado especial durante décadas, importaba lo que decía y mucho más lo que no decía, que se le entendía a la perfección Tenía gran cercanía con los futbolistas en la época donde los periodistas aún podían conversar con los jugadores en viajes y concentraciones, antes de los departamentos de prensa. Se las arregló para seguir hablando después. Escribió hasta el último día. Tras su jubilación, mantuvo una columna en 'Noticias de Gipuzkoa', que comunicó su fallecimiento este domingo. Se llamaba 'El beaterio' y en la última, tras el derbi, hablaba de zarzuelas.

Luto en la Real y luto en el Real Unión, del que llegó a ser presidente. Luto en su amadísimo Bidasoa, cuya época gloriosa cantó, y en el club de remo de Hondarribia, al que profesaba abierta fidelidad, lo que no le provocó animadversión alguna por parte del resto.

Por supuesto, formó parte de aquella gran rivalidad periodística que con el tiempo acabó en reconciliación, cada cual fiel a su estilo. En la sintonía de 'La movida deportiva' se escuchaba: ¡Mujika, maestro! Goian bego.