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Partido entre los cadetes del CD S.a.n.s.e. y el Euskalduna, disputado en el Félix Garín, en el barrio donostiarra de Gros. El club donostiarra (de azul en la foto) es uno de los que más ha crecido en Gipuzkoa en los últimos años. JOSÉ MARI LÓPEZ
Fútbol base | Reportaje

El arduo viaje al profesionalismo

Un sueño. Cada año en Gipuzkoa hay unos 7.800 jóvenes federados para jugar a fútbol, de los que tan solo llega a la élite el 0,2%. En la Real Sociedad el 93% de sus canteranos se queda por el camino.

Eneko P. Carrasco

San Sebastián

Domingo, 27 de marzo 2022

Entre 1989 y 1999 nacieron aproximadamente 30.000 niños varones en Gipuzkoa. De los nacidos en ese lapso de 10 años 24 de ellos han conseguido, con menor o mayor éxito, asentarse como futbolistas profesionales. Es decir, el 0,08% de esos bebés son ahora ... los Mikel Oyarzabal, Martín Zubimendi, Álvaro Odriozola y compañía.

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Para valorar la dificultad que implica para un joven nacido en Gipuzkoa llegar y asentarse en el profesionalismo, basta con fijarse en los datos que aporta a este periódico Luki Iriarte (Errenteria, 1968), responsable máximo de la estructura formativa de la Real Sociedad, el club deportivo más grande del territorio.

«El porcentaje de los críos que llegan a Zubieta y logran establecerse pasados los años en el primer equipo está en torno al 5%. Si hablamos de llegar a ser profesional fuera de Anoeta, esa cifra rozaría el 7%». Estos números corresponden al periodo comprendido entre los veranos de 2011 y 2021, tiempo en el que han saltado al profesionalismo en la Real potrillos como Igor Zubeldia, Andoni Gorosabel, los hermanos Sangalli, Aritz Elustondo, Ander Barrenetxea o Álex Sola, entre otros.

A las instalaciones deportivas del club txuri-urdin acuden todas las semanas a entrenar y competir decenas de chavales elegidos tras una gran criba realizada por los técnicos cualificados que tiene la Real Sociedad. Una selección cuyo fin es el de captar el talento de manera precoz. «Ahora mismo tenemos controlados a unos 130 alevines. Todo ello para formar un equipo Infantil (12-13 años) de primer año de 30-35 jugadores», cuenta Iriarte. Preguntado por una cifra total, responde que «es imposible saber a cuántos tenemos controlados en el resto de categorías. Hacemos seguimiento desde benjamines (8 y 9 años) hasta juveniles (17, 18 y 19 años)».

«Animamos a los chicos a que peleen por sus sueños, pero deben saber que lo lógico es no llegar al primer equipo»

luki iriarte

7.800 federados de media

El camino más habitual para un niño guipuzcoano es el que le lleva desde el patio del colegio hasta el estadio de Anoeta, pasando por los campos de toda la provincia y llegando al escalón previo al profesionalismo en la Real: el Sanse.

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Ese larguísimo viaje en el tiempo, una especie de odisea moderna, está también monitorizado por la Federación Guipuzcoana de Fútbol, el paraguas bajo el que compiten todos los años miles de jóvenes. En Gipuzkoa la media de chavales federados en categorías formativas -infantiles, cadetes y juveniles- en el último lustro es de 7.800 jugadores.

Lo normal, atendiendo a la media de debutantes de la última década -dos por generación-, es que de esos 7.800 jóvenes unos 15 acaben ganándose la vida como jugadores profesionales. En cifras porcentuales ese dato se traduce en un 0,2%. Y eso en un territorio como Gipuzkoa, en el que históricamente la apuesta por la cantera ha sido firme. La dificultad para un niño que nazca en otros territorios del Estado como Cantabria, Badajoz o Alicante es mucho mayor.

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Los datos de los últimos años apuntan a que de cada generación suelen llegar a ser profesionales dos niños

dificultad extrema

«Lo lógico es que el chaval que entra en Zubieta no llegue al primer equipo. Esto es algo que comunicamos a todas las familias en las primeras conversaciones, pero también les animamos a que peleen con todas sus fuerzas por hacer realidad su sueño», aclara el máximo responsable de la cantera en la Real Sociedad.

Como se ha mencionado al principio de la información, de 100 canteranos realistas la estadística revela que 93 de ellos no van a ser profesionales. Solo llegan un puñado de elegidos. El dato no deja de ser elocuente, más si cabe cuando la Real es un club que aboga por tener en su primer equipo a un nutrido grupo de canteranos que conformen el 70 u 80% de la plantilla.

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Capacidad de superación

Pero, ¿cómo es el niño que llega a asentarse en el profesionalismo? «No hay un perfil único», contesta Iriarte. «Como es obvio, no todos los chavales tienen las mismas características. Eso sí, uno de los puntos que tienen que tener muy claro si quieren llegar a la élite es que el camino hasta allí está lleno de sacrificios y adversidades», puntualiza.

«El jugador que acaba llegando suele ser un joven con una gran capacidad de superación, alguien que comprende el juego bien, que se preocupa por su evolución, que se adapta a diferentes realidades...», matiza.

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En la Real tienen ahora controlados a 130 alevines. Con ellos se hará una criba para hacer un equipo de 30 jugadores

selección

El paradigma en este caso podría ser el de Mikel Oyarzabal. El eibartarra, capitán y líder del vestuario txuri-urdin, llegó a Zubieta con 14 años y salió cedido al Eibar en su primer año juvenil. La cesión resultó muy productiva y al regresar a Zubieta su progresión ya fue imparable. Con 18 años ya era titular habitual en el primer equipo.

«Cada chaval tiene su propio camino y su propia evolución. Hay algunos que, por distintas razones, tienen que salir cedidos para participar en otras estructuras. Esta es otra plataforma de competición que nosotros como club tenemos muy en cuenta», afirma el técnico realista.

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LOS ÚLTIMOS DEBUTANTES GUIPUZCOANOS

  • Nacidos en 1988 Errasti (Eibar), Mikel Iribas (Donostia), Balenziaga (Zumarraga) y Julen Colinas (Donostia)

  • Nacidos en 1989 Oier Olazabal (Irun)

  • Nacidos en 1990 Asier Illarramendi (Mutriku), Yuri (Zarautz), Ozkoidi (Donostia) y Dani García (Zumarraga)

  • Nacidos en 1991 Jon Gaztañaga (Andoain)

  • Nacidos en 1992 Joseba Zaldua (Donostia) y Marco Sangalli (Donostia)

  • Nacidos en 1993 Alain Oyarzun (Irun) y Kenan Kodro (Donostia)

  • Nacidos en 1994 Aritz Elustondo (Beasain), I. Hernández (Urnieta) y Muguruza (Deba)

  • Nacidos en 1995 Odriozola (Donostia), Merquelanz (Irun), Jon Guridi (Azpeitia), Luca Sangalli (Donostia), Bautista (Mahón-Errenteria), E. Capilla (Donostia) y Unai López (Donostia)

  • Nacidos en 1996 Andoni Gorosabel (Arrasate) y Gorostidi (Donostia)

  • Nacidos en 1997 Mikel Oyarzabal (Eibar), Igor Zubeldia (Azkoitia), Aihen Muñoz (Donostia-Etxauri) y Petxarroman (Donostia)

  • Nacidos en 1998 Peru Nolaskoain (Zumaia) y Aritz Arambarri (Azkoitia)

  • Nacidos en 1999 Martín Zubimendi (Donostia) y Álex Sola (Donostia)

  • Nacidos en 2000 Ander Martín (Donostia), Lobete (Lezo) y Agirrezabala (Errenteria)

  • Nacidos en 2001 Ander Barrenetxea (Donostia)

En el caso de los cedidos, y sin hacer alusión al caso de Oyarzabal, a veces el joven «tiene que darse cuenta de que tiene que apretar un poco más. Otros saldrán porque hay muchos jugadores en sus puestos... Hay de todo». En la Real son varios los casos de jugadores que fueron cedidos en edades tempranas y que volvieron para quedarse, como Xabi Prieto (Hernani) o Andoni Gorosabel (Real Unión).

Lidiar con la frustración

El problema llega cuando el jugador o su propia familia no aceptan de buen grado las decisiones del club. Las luces de alarma de cualquier secretaría técnica se encienden cuando aparecen los primeros síntomas claros de frustración. «Nuestra premisa principal es la de sacar todo el potencial que lleva el jugador dentro. El chico que está en Zubieta es porque tiene cosas muy buenas, pero también tiene déficits», subraya. Ahí es donde entra la red de especialistas con la que cuenta el club para ayudar a los jóvenes en todo lo que necesiten y reforzar lo que ya traen de serie.

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«La visión del entrenamiento ya no es solo grupal. Una parte importante del trabajo es individual. Hay críos que necesitan apoyo en materia táctica, otros en cambio lo necesitan en el lado emocional», resalta Iriarte. Es precisamente ese campo de los sentimientos el que algunas familias han pedido «reforzar». Desde Zubieta afirman que «nuestras puertas están siempre abiertas. Todos los años hablamos dos veces con cada familia, además de una reunión general con todas las familias al principio de la temporada».

Los cadetes del CD S.a.n.s.e. y el Euskalduna son algunos de esos miles de niños guipuzcoanos que han soñado alguna vez con llegar a ser profesionales. JOSE MARI LÓPEZ

Sin haber llegado a la adultez y apenas recién comenzada la adolescencia, estas jóvenes promesas del fútbol se pueden ver sometidas a una enorme presión procedente del exterior.

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«Las familias deben vivir como una fiesta el día en el que su hijo pisa Zubieta por primera vez. Pero la meta final no puede nublar el recorrido. Que el chico sea consciente de eso es la responsabilidad que tienen los padres y su entorno más cercano», destaca el jefe de la cantera blanquiazul. Por supuesto, «hay situaciones que terminan generando sufrimiento. Hay chicos que se agobian por todo lo que se dice y se espera de ellos. Es normal. Yo entiendo que ese ruido externo les pueda alterar tanto a ellos como a sus familias. Nuestra obligación como club es ir un paso por delante».

Los estudios cuentan

En Zubieta se respira fútbol, que como dijo un día algún sabio 'es lo más importante entre lo menos importante de la vida'. Fuera de esas instalaciones pasa todo lo demás. El apartado académico ha tenido siempre una especial relevancia en el club txuri-urdin. Todos son conscientes de que si dejan los estudios de lado no van a tener ningún futuro en el fútbol. Al menos en la Real.

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«Nuestra obligación es también la de estar cerca de los pilares del niño. Y uno de esos tótems es el lugar en el que estudia. Nuestra intención es la de relacionarnos con todos los centros escolares de nuestros jugadores», asegura Iriarte. Reuniones con tutores, seguimiento académico, refuerzo educativo, etc. «Queremos saber cómo podemos ayudar a ese chaval en su proceso formativo», recalca.

Para que la Real Sociedad siga promocionando el talento del fútbol guipuzcoano «es vital mantener la red de clubes convenidos. Creemos en este proceso, y este modelo de trabajo, el nuestro, es en el que tenemos que seguir profundizando. Somos fuertes en ese desarrollo del jugador en el tiempo». Y que siga así.

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