Se busca: Florentino Pérez

Han pasado tres días de esa primera intervención, la Superliga se ha quedado en nada y el que venía a salvar el fútbol sigue sin aparecer. Se le busca. ¿Dimitirá? Es lo que debería hacer después del estrepitoso fracaso realizado. Su aventura, la Superliga, nació mal y ha muerto igual de mal. Estaba convencido de que su escudo y su cuenta bancaria iban a tener más fuerza que los aficionados y le ha salido rana.

Dibujó el fútbol como un gigantesco negocio y olvidó las consecuencias devastadoras para los torneos domésticos, para clubes como la Real Sociedad, aquellos que les ayudaron con su rivalidad a edificar su prestigio.

Supongo que antes o después se retomará la apuesta de la Superliga o como se quiera llamar porque las arcas de los clubes del G-12 van a seguir temblando, pero en este primer asalto ha ganado el aficionado.

A partir de ahora está por ver el margen de negociación que los doce tienen con la UEFA. No deja de ser un pulso de poder. Los doce quieren mandar, quieren manejar todo lo relacionado con la publicidad y la televisión; al otro lado, la UEFA, un organismo que sale reforzado. En el medio, lo que mueve este deporte: los aficionados, esos a los que Florentino y sus once compañeros de viaje no han escuchado.