Juanma Mallo
Miércoles, 1 de febrero 2023, 14:25
Ocurrió el 21 de enero, en el campo de Santo Cristo I, en Arrigorriaga. Se enfrentaban el Padura B y el Arratia C de categoría cadete. Después del descanso, salió Gurpreet, un adolescente de etnia sij del equipo visitante. El joven portaba un patka, un ... especie de turbante de tela que sobre todo llevan los niños de esa comunidad cubriendo su pelo. El árbitro del encuentro, al observar que llevaba esa prenda en la cabeza, consideró que el deportista incumplía el reglamento, le invitó a que se lo quitase, según relata Pedro Ormazabal, presidente del Arratia, pero no lo hizo. En solidaridad con su compañero, el resto de jugadores de la formación, de entre 14 y 15 años, se marcharon del campo.
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¿Consecuencia? La entidad del Nervión ha sido sancionada por la Federación Vizcaína de Fútbol con una multa de 300 euros y tres puntos menos. Ormazabal adelanta que ya han presentado un recurso y que el niño, que se encuentra «bien», participará en el duelo de este fin de semana contra el Montefuerte, en el que las fuentes consultadas aseguran que podrá jugar con su patka. «Esperemos que haya sentido común», añade Ormazabal.
«Lleva año y medio jugando en la categoría cadete, estamos en la jornada 15, y hasta ahora no ha pasado nada», relata el presidente del Arratia. Hasta hace dos semanas. Ese día, el colegiado estimó que infringía la normativa. Y sus compañeros, que saben que llevar la patka tiene una especial relevancia para su amigo, se marcharon del terreno de juego. Incluso, cuenta Ormazabal, los padres del equipo contrario pensaban que no había problema en seguir con el encuentro.
No obstante, la visión del juez del partido fue otra. «El árbitro considera que no lleva la equipación correcta», explica Iñaki Gómez Mardones, presidente de la Federación Vizcaína de Fútbol, que define como un «error» que el conjunto visitante abandonara el terreno de juego.
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Y entiende que si el club hubiera pedido permiso a principio de temporada para que Gurpreet jugara con esa prenda, típica de su etnia de India, se hubiera aceptado con normalidad. «Lo lógico y normal es haberse puesto en contacto con la federación antes. Se habla, se ve lo que es, y se hubiera consentido», aporta el máximo dirigente de la federación territorial.
Ormazabal, por su parte, entiende que el árbitro podía haber dejado jugar al joven -que en edad escolar no tuvo ningún problema porque incluso se permiten gafas-, disputar la segunda parte del encuentro y, a continuación, incluir en el acta «un anexo» en el que relatara lo que sucedió: que Gurpreet porta una prenda que él entiende que no está permitida. «Es un pañuelo que, en caso de chocar, no hace daño a nadie. No es un casco», defiende el presidente del Arratia que, eso sí, recalca que el niño no está afectado por lo sucedido. «Está bien. Es un chico muy listo, muy avispado».
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