El Beasain sufre un desenlace cruel

El Beasain comenzó con ansiedad y un lógico esquema 5-4-1 ante un equipo profesional. Eso sí, la primera gran ocasión del encuentro fue para los vagoneros a los tres minutos: el capitán Claver recortó a su par y disparó de zurda desde 25 metros, superando a Cuéllar, pero estrelló el esférico en el larguero. Por el contrario, el Sporting no perdonó la primera suya en el minuto 8: Queipo filtró un balón que pilló desprevenida a la defensa local y dejó solo ante Artetxe a un goleador contrastado como Djurdjevic, que no perdonó con la derecha.

El partido cambió por completo desde entonces. El equipo de Igor Gordobil se convirtió en un huracán que ganó todos los duelos y atacó más y mejor los espacios, generando más y mejores ocasiones. Eizagirre avisó con un desmarque a la espalda de Insua para reventar el esférico al lateral de la red. No fallaron los locales a la siguiente intentona. Fue un córner raso atrás lo que propuso el Beasain, y Sanz, con el alma, fusiló al fondo de la red, provocando el delirio de toda la localidad. El empate al descanso estableció justicia.

Los nervios se templaron en el arranque del segundo tiempo, lo cual benefició al Sporting, que recuperó la iniciativa perdida. La repleta grada de Loinaz pidió penalti por agarrón a Eizagirre en la única llegada de los diez primeros minutos de la reanudación, pero el colegiado no lo consideró así.

Y en pleno dominio del favorito, llegó la sorpresa. Lorea robó en campo contrario, condujo hacia dentro para fijar y dividir a la perfección, abrió a la izquierda a Aizpurua, éste puso atrás el balón, Zubillaga templó el esférico y fue Pita quien dirigió un misil tierra-aire a la escuadra de la portería de Cuéllar, un auténtico golazo para completar la remontada soñada.

Sin embargo, el guion volvió a cambiar. El Beasain retrocedió 20 metros y el Sporting movió el balón de lado a lado en busca del mejor momento para colgarlo. Los visitantes se olvidaron de las vigilancias tras pérdida. Zubillaga, Aizpurua y Pita pusieron en aprietos a la defensa en varias ocasiones. De hecho, estuvo muy cerca el 3-1 de Aizpurua en una de esas, pero su disparo forzado se marchó cerca del palo.

Sin embargo, en el minuto 75, Christian Rivera se elevó por encima del resto en un centro perfecto de José Ángel desde la izquierda y puso las tablas a falta de un cuarto de hora. La superioridad final del Sporting no evitó el desenlace de la prórroga.

Hubo dominio del Sporting en el tiempo suplementario y con el Beasain en modo exhibición defensiva por alcanzar la tanda de penaltis. Sansi y Zubillaga encabezaron las labores de protección, pero el desenlace del duelo no pudo ser más cruel. Tras un intento de ataque local, más allá del minuto 120 y con el equipo local totalmente exhausto, Guille logró encontrar un espacio ante Etxeberria y puso un centro al área que el revulsivo Cristo remató tímidamente a la red.