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Imbuido de una confianza mayúscula tras refrendar su extraordinario momento de forma y resultados con una sufrida victoria en el derbi del pasado sábado, el Real Madrid encara en cuartos de Copa a una Real Sociedad que pisa el Santiago Bernabéu ... con el cedido Odegaard y el pichichi copero Isak configurando la amenaza nórdica del conjunto txuri urdin. Sueña el cuadro de Imanol Alguacil con alcanzar la final que se disputará en el sevillano estadio de La Cartuja el 18 de abril, casi 33 años después de aquella otra celebrada en La Romareda que permitió el equipo que por entonces entrenaba John Benjamin Toshack llevar por última vez el trofeo a las vitrinas donostiarras. Un camino que pasa por franquear primero a un formidable rival que acumula 21 partidos consecutivos sin claudicar pero que no contará con Hazard ni con Bale.
La ausencia del belga, ya en la dinámica de grupo dos meses después de caer lesionado frente al PSG pero con el que Zinedine Zidane extrema la cautela, y la de Bale, fuera otra vez por decisión técnica pese a estar en plenitud física, fueron las principales noticias en la lista de un preparador que encara el envite como «una final» en la que sus pupilos tendrán que estar «enchufados, concentrados y metidos desde el inicio», ya que se trata de otro cruce a partido único ante «un gran equipo que juega muy bien al fútbol» y que no va a «venir a regalar nada» al coliseo de Chamartín.
«Estamos bien y contentos pero esto es muy largo. No hemos ganado nada y hay que seguir de la misma manera», advirtió el marsellés, al que ya se le aplauden virtudes técnicas más allá de la gestión del vestuario tras reflotar a una escuadra que camina con paso firme en la Liga y quiere dar otro paso en pos de esa Copa que tanto se le resiste a tres semanas de recibir al Manchester City en la ida de octavos de la Champions, prueba de fuego para un plantel que vive sus horas más felices desde que vio partir a Cristiano Ronaldo.
«El equipo está muy bien físicamente y todo es por el trabajo que estamos haciendo. Jugamos cada tres días y hay que demostrar siempre que estamos bien y que queremos más», reivindicó Zidane, que mantendrá la mezcolanza de titulares y suplentes con la que está transitando por el torneo del KO y dejó fuera de la convocatoria a Carvajal, Casemiro, Lucas Vázquez y Mariano por distintas dolencias además de a Asensio, lesionado de larga duración. Admitió que le «gusta» el fútbol de trazo fino que destila Odegaard, pero aseguró que no se plantea aún «nada con respecto al futuro» de un futbolista que desea permanecer en San Sebastián los dos años de préstamo que apalabraron los blancos con la Real Sociedad para que el mago de Drammen demostrase que puede recoger la batuta de su admirado Modric.
«Queremos pasar la eliminatoria, es un sueño para todos», proclamó el martes Odegaard, cuyo pincel ha dejado algunos de los mejores trazos de este curso pero que no pudo brillar en su primera visita como realista al venir de una lesión de tobillo. El vikingo al que Carlo Ancelotti convirtió por deseo de Florentino Pérez en el futbolista más joven en debutar con el Real Madrid cuando le alistó con 16 años y 156 días en un partido ante el Getafe en mayo de 2015 es el catalizador del juego donostiarra, con cinco dianas y ocho asistencias en una campaña en la que apenas se ha perdido cuatro partidos y sólo ha salido desde el banquillo en uno, la derrota liguera del pasado domingo en Butarque, donde Imanol dio oxígeno también a Oyarzabal pensando en el crucial pleito con el Real Madrid que abre una semana grande para los txuri urdin que completarán recibiendo el domingo al Athletic en el derbi vasco.
«Alguno puede pensar que vamos al matadero, pero nosotros vamos con la intención de siempre, la de ganar», remarcó el preparador oriotarra, que reconoció que medirse a un adversario que sólo ha encajado tres goles en sus diez últimos partidos «da miedo» pero enfatizó que se trata de una «oportunidad única» al recordar que «en 32 años, la Real sólo ha jugado una semifinal».
Alguacil, que no podrá contar con el canterano blanco Diego Llorente pero sí con Mikel Merino, una vez recuperado el navarro de las molestias en el gemelo que le impidieron comparecer contra el Leganés, admitió que se medirán al «mejor equipo y en su campo». Allí vencieron los donostiarras la pasada campaña en Liga y llegaron a ir por delante en la actual, cuando un error de Sergio Ramos propició una estocada de Willian José que tornaron en baldía las postreras dianas de Benzema, Valverde y Modric. «Será un partido muy diferente», preconizó el técnico, que considera que para eliminar a los blancos se tienen que «alinear todos los detalles» a favor del cuadro txuri urdin, aunque que por falta de «ganas, ilusión y fe no va a ser».
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