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Los socios del Athletic emitieron este jueves un voto de castigo al legado de Josu Urrutia representado en la figura de Alberto Uribe-Echevarría y depositaron su confianza en el cambio que propugna Aitor Elizegi para que sea el cocinero de Santutxu quien ocupe el sillón de Ibaigane hasta junio de 2022, fecha en la que ya ha anunciado que volverá a convocar nuevos comicios. La inesperada victoria del presidente de Bilbao Dendak por una ajustada renta de 85 votos (9.264 frente a los 9.179 de su oponente) supone una derrota no solo de la plancha del economista vizcaíno, que no ha logrado despojarse de la sombra del deustoarra a lo largo de la campaña. Representa también un fracaso sin precedentes de la estrategia diseñada por el PNV para colocar en la presidencia del club a un hombre de su confianza. El Bizkai buru batzar escenificó con la asistencia de su presidenta Itxaso Atutxa a la presentación del equipo de Uribe-Echevarría el apoyo de la formación política, pero no logró con ello lo que sí consiguió en los comicios de 2011 cuando puso toda su maquinaria electoral al servicio de Josu Urrutia: convencer a su militancia socia del Athletic de que votara a la plancha continuista. En esta ocasión, la presencia en el bando rival de un reconocido militante jeltzale ha contribuido a dividir a la familia nacionalista, que vio en el excontador una solución de emergencia.
El triunfo de Elizegi es, además, un rotundo mensaje de desaprobación de la masa social a una gestión personalista de Urrutia que aisló el club y lo hizo impermeable a las demandas de los aficionados y socios; es el reproche a través de las urnas a los herederos de un presidente que impartía pedagogía sobre quiénes eran del Athletic y quiénes no, un hombre que nunca aceptó la crítica, que respondió a ella con displicencia y que ha abandonado el club a tres meses de que concluya la legislatura en medio de una gravísima crisis deportiva que tiene al primer equipo en los bajos fondos de la clasificación. Es, asimismo, la respuesta a la plancha de un socio descontento con un mensaje electoral difuso, sin contenido y que ha podido pagar con la derrota un gravísimo error de cálculo de Silvia Muriel. Llamada a ser mano derecha de Uribe-Echevarría de haber ganado, incendió la campaña en su recta final al elogiar el «irrepetible» liderazgo de Urrutia y advertir de que la restrictiva política de comunicación del club, de la que ella era responsable en la anterior legislatura y que ha sido foco de durísimas críticas desde amplios sectores, no iba a cambiar.
9.264 votos obtuvo de los socios el renovador Aitor Elizegi, frente a los 9 179 logrados por el continuista Alberto Uribe-Echevarría.
46& de participación. Acudieron a las urnas de Ibaigane 19 060 socios, de los 41.171 propietarios de un carné del Athletic con derecho a voto.
Desde por la mañana, las encuestas a pie de urna advertían de este 'sorpasso'. A las diez -una hora después de que comenzara la actividad en Ibaigane-, en una mañana heladora que fue cogiendo temperatura con el paso de los minutos, un sondeo concedía un triunfo destacado para el cocinero y empresario hostelero: 58%-42%. A partir de ahí, los números hablaban de igualdad, de que la victoria estaba reñida, de que el debate entre continuismo y una renovación de las estructuras del club había calado hondo en el socio del Athletic. Hasta que a eso de las 23.45 horas se descorchó la sorpresa en Ibaigane: Aitor Elizegi será el presidente número 32 en la historia de la entidad rojiblanca.
Con un porcentaje de 46,7% participación (19.340 socios), el cocinero de Santutxu ha superado a su adversario en las urnas con un discurso basado en la renovación del Athletic, de introducir al club «en el siglo XXI», también de abrir las puertas y recuperar a la entidad para la sociedad, el socio, y devolverle su prestigio en los centros del poder del fútbol, léase la Liga y la Federación. Se producirá, en este sentido, una apertura y Elizegi ya ha comentado en más de una ocasión que está dispuesto a sentarse y escuchar «uno a uno» a todos los socios que componen el club que ahora presidirá con un grupo de 16 personas «brillantes». «Son los mejores», ha repetido en varias ocasiones el nuevo presidente del Athletic, que ha llegado al sillón de Ibaigane sin que mucha gente -más allá de su círculo de confianza- apostara por su triunfo.
El club encara ahora una etapa nueva, con una persona muy apegada a la sociedad vizcaína, con contactos en múltiples plataformas y miles de ideas en su cabeza, algunas plasmadas durante los últimos años en su blog personal.
En el camino se han quedado Uribe-Echevarría y los componentes de su plancha. A pesar de que ha introducido un puñado de caras nuevas, el continuismo ha sido castigado. Más allá de la promesa de congelación de cuotas en 2020, de la creación de una dirección general deportiva y una dirección de fútbol base -sin concretar los nombres de las personas que las hubieran ocupado en caso de ganar-, o de la implantación de un carné por puntos para incentivar la afluencia a San Mamés, el grupo del exdirectivo ha convertido en el eje principal de su campaña el hecho de que disponía de 300 millones para reforzar al equipo en un momento de grave crisis deportiva. Pero ese argumento no ha calado en los socios. Llega el cambio. El legado de Urrutia ya es historia. Empieza la era Elizegi.
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