Tranquilo, serio, manos entrelazadas y un discurso construido sobre la calma y la fe en un futuro mejor. Sudadera azul oscura, cremallera del cuello bajada, mirada al frente y sonrisas las justas, dosificadas. Es la imagen que compuso ayer Gaizka Garitano en su primera comparecencia como entrenador del Athletic, unos minutos antes de subirse al autobús rumbo a Huesca. Hoy hay partido de Copa, pero interesaba conocer las sensaciones de un hombre que acaba de alistarse en la complicada misión de reflotar a un barco que navega a la deriva. «Estoy con ilusión y ganas de transmitir energía, trabajar, y lo haré en un hábitat y un club que conozco. Es un reto bonito y apasionante, también difícil, lo sabemos, pero me dedico a esto», manifestó el técnico en Lezama. Transmitía seguridad y confianza en los hombres que a partir de ahora sudarán a sus órdenes y pelearán por salir del pozo, donde no están acostumbrados a vivir, sin luz ni la fuerza que otorgan los buenos resultados. El exjugador de la Real y extécnico del Eibar sabe perfectamente lo que necesita el equipo para levantar la cabeza y restañar las heridas: «Ganar». Acompañó este comentario con una leve sonrisa, de las pocas que regaló.
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El nuevo entrenador rojiblanco construyó su relato apegado a la realidad y no prometió purpurina ni espectáculo en el terreno de juego, donde espera dotar al Athletic de herramientas necesarias que le permitan enseñar los dientes y morder a sus rivales. «No hay milagros ni recetas mágicas. Hay que tener fe, energía, ganas de trabajar y creer que estamos peleando por una cosa bonita». En este punto quiso trazar una línea divisoria entre el pasado brillante y el presente oscuro y mentalizar a sus hombres de que toca remangarse y luchar por algo tan primario como la supervivencia. «Este equipo ha estado acostumbrado a jugar por cotas más altas, como finales, pero ahora debemos hacerlo con la misma ilusión por mantener la categoría. Tenemos que tenerlo claro». Lo expresó con absoluta normalidad, sin elevar el tono de voz, perfectamente consciente del contenido del mensaje y de sus destinatarios. «Hay que competir con la misma ilusión como si estuviéramos en la parte alta de la tabla».
4 partidos como mínimo tiene garantizados Garitano al frente del equipo, tres de Liga y uno de Copa, hasta que el nuevo presidente decida sobre su continuidad
Garitano ha entrado en un vestuario 'tocado' por la delicada situación deportiva que atraviesa y también por el despido de Eduardo Berizzo, cuyo proyecto saltó por los aires a los cinco meses. Lejos de dibujar un panorama desolador y de tristeza, de un grupo abatido y sin pulso, el deriotarra quiso componer una estampa de normalidad en la que las afecciones, lógicas, en absoluto han logrado derrumbar a los rojiblancos. «Están bien. Son futbolistas y están más contentos cuando ganan, pero saben lo que es estar abajo, lo que es perder y levantarse. Es la rutina del jugador. Tienes que hacerte más duro, trabajar más y tirar para adelante. Es la vida del futbolista», precisó el preparador, quien reconoció que «necesitamos resultados inmediatos». Eso sí, invitó a sus hombres a «jugar al fútbol sin agobios. No podemos hacer de cada partido un drama». Fue muy elegante con el 'Toto' y evitó a entrar en el siempre resbaladizo terreno de las comparaciones, análisis que, en cierto modo, solo devaluarían la labor de un profesional que ya está fuera. «Lo importante es ganar y haremos lo necesario para hacerlo en cada momento», acotó su radio de actuación.
Cargo provisional
El hasta ahora preparador del filial rechazó que sienta su nombramiento como un problema -«no lo veo así ni mucho menos»- y afirmó que vive su promoción como una «oportunidad. Me han llamado, ahora mismo me necesitan y estoy contento de estar aquí y de hacer mi trabajo lo mejor posible». En este sentido, explicó que ocupa el cargo de primer entrenador de forma interina y que su continuidad al frente de la plantilla dependerá del hombre que salga elegido en las urnas como el nuevo presidente del Athletic el próximo día 27. «Dentro de 20 días hay elecciones y todas las personas que trabajamos en el club estamos a expensas de lo que el nuevo dirigente quiera», apuntó. Pero lo que le ocupa ahora es recuperar al equipo, las buenas sensaciones, y sumar de tres en tres. «Necesitamos ganar. El problema es ese, que el equipo no gana», recordó.
El preparador se cuidó en todo momento de formular observaciones sobre la etapa de Berizzo y su forma de plantear y ver el fútbol -estuvo extremadamente respetuoso con el argentino- y solo en la recta final de su comparecencia se concedió una pequeña licencia en forma de declaración de intenciones que pretende llevarla a la práctica sin reparar en los legados pasados: «Cuando llega un entrenador quiere cambiar algunas cosas. Si vengo yo y hacemos lo mismo, pues no tendría mucho sentido. Vamos a hacer algunas cosas diferentes. Ya hemos hablado de ello. No quiero comparar ni decir que lo que se hacía antes estaba mal, pero yo tengo una manera de hacer las cosas. Cada maestrillo tiene su librillo». Hoy se verán sus primeros esbozos, con la mente puesta en el lunes cuando recibirá al Girona.
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