BORJA OLAZABAL
Lunes, 21 de diciembre 2015, 15:59
33 puntos para cerrar el 2015 en tercera posición. Así da gusto. El Real Unión no jugó ayer su mejor partido de la temporada, ni mucho menos, pero consiguió otra victoria para ir a comer el turrón con una nueva alegría. Y estos partidos, duros, feos y en los que no se merece mucho más que el empate, son los que dan mucho al término del curso. Esos en los que aunque no lo mereces, te llevas el triunfo porque estás en el buen camino.
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Quince minutos de partido fuero suficientes para comprobar que la tarde iba a ser bien diferente a las anteriores. El Portugalete llegó al Stadium Gal en penúltima posición y con una solo victoria en el casillero, pero desde el principio metió en problemas a los irundarras. Tanto, que por primera vez en mucho tiempo, los de Aitor Zulaika fueron incapaces de hacer su juego, fueron incapaces de hacerse con la posesión de la pelota.
Aun así, la primera gran ocasión fue local. Se cumplía el primer cuarto de hora cuando Azkoiti puso un buen balón desde la derecha. Ozkoidi se desmarcó y midió bien el salto, pero su cabezazo se marchó fuera. Esa acción pudo empezar a cambiar el sentido del choque, pero en la siguiente jugada el Portugalete se puso por delante.
Falta botada desde la izquierda, endeblez defensiva en el segundo palo y Gabri que remata de espuela en el primero tras un nuevo centro. El 0-1 despertó de su letargo a los de Irun y diez minutos después, a la salida de un córner, Aimar devolvió las tablas al marcador con un buen testarazo.
La remontada se podía haber consumado antes del descanso porque los jarrilleros habían dado un paso atrás y porque Galán falló una clara ocasión para marcar. El navarro, que antes lo metía todo, llevaba unas semanas con la pólvora mojada. Pero fue el Portu el que volvió a marcar. Doscientos intentos fallidos para despejar el balón y tanto de Moya. Con el 1-2 se llegó al descanso.
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El Portugalete se mostró como un equipo con pocos recursos, pero que los explotaba a la perfección. El Real Unión estaba en problemas y tenía que mejorar.
Romo y Galán
El segundo tiempo no se presentaba demasiado esperanzador. Ni por lo visto en el primera parte ni por lo que se empezó a ver a la vuelta de los vestuarios. El Real Unión no carburaba, pero Aitor Zulaika metió sobre el terreno de juego a la vieja guardia y los unionistas consiguieron remontar.
Con el partido parado por un córner a favor de los irundarras, Eneko Romo y Aritz Mujika entraron al campo. Romo llevaba más dos meses sin jugar por lesión, pero lo primero que hizo en su vuelta fue tocar el saque desde la esquina de Alonso con la cabeza, esa bendita cabeza, y poner el 2-2.
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Quedaba media hora para el final y hubo tiempo para un tanto más, el de Jorge Galán. El delantero llevaba ocho jornadas sin hacer lo que mejor sabe, pero ayer volvió a marcar. Volvió a atinar con la diana. Volvió a calibrar su pistola para dar la victoria a los de Irun. Lo celebró con rabia, seguro que porque ayudaba al equipo, pero también porque lo necesitaba. Lleva seis goles.
Y con el 3-2 acabó el partido. Una victoria sufrida y sin buen fútbol, pero tres puntos más. Nadie se acordará cómo se consiguieron cuando acabe la temporada.
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