BORJA OLAZABAL
Lunes, 19 de diciembre 2016, 08:57
El desastre fue mayúsculo. La derrota más sonrojante en el Stadium Gal de los últimos años. El Real Unión perdió ayer su condición de invicto en su campo tras caer 1-3 ante el Navalcarnero. Y eso que durante los primeros veinte minutos el partido viajaba hacia un buen final de año para los unionistas, pero ayer todo se torció. Todo salió mal. De tener en la mano la opción de acabar la primera vuelta en segunda posición se pasó a cerrar el 2016 en la quinta plaza, en puntos de play off, pero tras cuatro partidos sin ganar.
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El Real Unión cogió la posesión de la pelota y no la dejó en casi ningún momento durante toda la primera mitad. El paso de los minutos hacía pensar que era imposible que los irundarras no ganaran el encuentro. El control del juego era total, aunque las ocasiones de gol brillaban por su ausencia. Como se suele decir, parecía claro que el gol acabaría llegando.
Se habían completado ya dieciocho minutos cuando los hombres de Asier Santana vieron bien de cerca el primero de la tarde. Mikel Alonso condujo el balón por el centro del campo y le filtró un buen pase a Jorge Galán, que se quedó solo delante del portero y marcó. Pero el 1-0 no subió al marcador porque el tanto fue anulado por fuera de juego.
Solo los unionistas estaban proponiendo algo, aunque fuera esa posesión sin fruto, pero es que el Navalcarnero se estaba dedicando únicamente a estar plantado en su terreno de juego para defender. Los once jugadores madrileños estaban bien juntos y su ritmo desidioso empezó a contagiar a los de Irun.
Un par de fallos en la salida de balón unionista hicieron creer a los visitantes que se podían llevar algo interesante del Stadium Gal y empezaron a apretar lo justo como para sacar una falta que acabaría en gol.
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Tras una serie de rechaces, Nacho recogió el balón en el lateral del área pequeña, lo puso en el punto de penalti y Catena lo empujó al fondo de la portería. 0-1 y fin de la primera parte.
Sin opciones
Nunca con menos se consiguió tanto. El Navalcarnero siguió con su plan a la vuelta de los vestuarios y volvió a tener premio. Esperó atrás el fallo unionista y lo encontró en solo diez minutos. Un robo, un pase en profundidad y el delantero Adán que no falló en el mano a mano con Otaño. 0-2 y Gal helado. La entrada de Ozkoidi en el descanso tampoco había surtido efecto.
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El invierno había llegado y los jugadores se quedaron petrificados. Cualquier resquicio de posible remontada había desaparecido por completo y solo quedaba esperar a un desenlace que fue todavía más cruel de lo que uno hubiera podido vivir en sus peores pesadillas.
Y es que el Navalcarnero iba a echar más sal en la herida con un tercer gol. Otro de Adán con un disparo desde fuera del área. Ante tal esperpento, el público ni se enfadó. De hecho, el público ni celebró el tanto que marcó Ozkoidi para decorar el resultado. El 2017 otro año será. Que empiece mejor que acaba este.
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