borja olazabal
Domingo, 23 de abril 2017, 20:42
El Real Unión perdió este domingo una ocasión de oro para colarse entre los cuatro primeros. El Leioa había perdido el sábado y los tres puntos hubieran colocado al equipo entre los cuatro primeros, pero los de Asier Santana fallaron. Y lo hicieron de la peor de las maneras. Los irundarras no tuvieron opciones de ganar porque no tiraron a puerta y se quedan en quinta posición y a un punto del Leioa. Toledo y Fuenlabrada, segundo y tercero, ganaron y tienen cuatro puntos más que los de Irun. Solo quedan tres jornadas.
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La obligación de ganar no pareció presionar a los unionistas, que saltaron al terreno de juego dispuestos a mandar. Lo hicieron. El Real Unión cogió el balón en cuanto el colegiado señaló el inicio del encuentro y no lo soltó. El cuadro local se estaba mostrando superior, estaba demostrando que era más que su rival, pero le faltaba algo de lo más importante en el fútbol. Generar ocasiones de verdadero peligro.
Las aproximaciones al área de los txuribeltz llegaban por las bandas, en las que tanto Hernáez como Estrada se encontraban cómodos y sin demasiada oposición. Pero los centros no llevaban peligro. Los números dejaban claro lo que estaba pasando sobre el terreno de juego. Pasada la media hora de juego, el Real Unión no había lanzado ninguna vez entre los tres palos.
Consolaba ver que los getxotarras tampoco inquietaban la meta de Otaño. Solo algunas faltas en zona de tres cuartos permitían a los vizcaínos mandar el balón al área. Y en el juego aéreo la zaga txuribeltz no estaba teniendo ningún problema.
Sin ocasiones acabó una triste primera parte. El Real Unión, para estar en play-off, tendría que demostrar más.
Sin reacción
El fútbol es impredecible y tiene cosas como las de este domingo en el Stadium Gal. Los hombres de Asier Santana están en su mejor momento de la temporada y afrontaron el choque ante el Arenas tras haber ganado seis de los ocho últimos partidos. Y en la primera parte, aunque sin ocasiones, estaban dominando totalmente su duelo ante los vizcaínos. El tiempo de descanso podría haber servido para aclarar las ideas ofensivas de los jugadores irundarras, pero sirvió para todo lo contrario.
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La caraja unionista tras el descanso fue total. No solo siguieron sin generar ningún peligro sobre la portería rival, si no que perdieron por completo el control del balón. Por si con eso fuera poco, todas las disputas eran para los visitantes, se empezaron a fallar pases y controles claros... Un despropósito total.
Y así, cualquier medio acercamiento de los visitantes empezó a meter el miedo en el cuerpo a una afición que lo que esperaba era un triunfo de los suyos. El susto más grande llegó en el 86, cuando Esnaola tuvo que sacar bajo palos un disparo de López. También Otaño hizo un paradón en el 92.
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El resumen de lo que pasó en Gal queda escrito relatando la última ocasión unionista. Una falta lateral que ni siquiera pasó la primera línea defensiva de los locales. Así es imposible.
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