El coronavirus aplaza el debut del Real Unión

El camino que derivó ayer en la suspensión del que iba a ser el primer partido de los irundarras esta campaña comenzó el viernes. Ese día, un jugador del filial, que no se había ejercitado en los últimos días con el primer equipo, comunicó al club un positivo en su entorno, que en el Real Unión consideraron de segundo nivel. La noticia puso en una alerta relativa al club, que entendió que se trataba de un círculo no cercano.

El sábado, en gran parte por la larga lista de lesiones que padece el equipo de Aitor Zulaika, y previo test rápido que resultó negativo, el jugador en cuestión estuvo presente en la última sesión antes del partido ante el Alavés B extremando las precauciones. Lo hizo con mascarilla y utilizando un vestuario para él solo. Para entonces ya se había sometido a una PCR, cuyo resultado se conoció en la tarde noche del sábado. La sorpresa en el Real Unión fue que dio positivo.

Los servicios médicos del club intentaron contactar en ese instante con la Federación pero no lo consiguieron. Ayer por la mañana, pocas horas antes del partido, tiene lugar esa conversación en la que la propia Federación pone como condición para la celebración del partido la garantía de que ningún jugador del Real Unión se haya contagiado. Sin tiempo material para hacer un test masivo que lo corrobore, la noticia del aplazamiento se empieza a barruntar desde las 9.30 de la mañana aproximadamente. La definitiva resolución del Juez de Competición confirmando que el partido no se disputaba llegó algo más de una hora después. A las 10 y 58, 62 minutos antes del inicio previsto, el conjunto txuribeltz comunicaba en su cuenta de Twitter la suspensión del encuentro.

Las puertas del Stadium Gal permanecieron cerradas ayer en todo momento. Algunos abonados, la gran mayoría, conocieron la suspensión a través de las redes sociales y se ahorraron el paseo hasta el campo. Otros se enteraron casi en la mismísima puerta de entrada y tuvieron que dar media vuelta. Los medios de comunicación tampoco tuvieron acceso a la tribuna y la expedición del Alavés B, que ya se encontraba en Irun, emprendió el camino de vuelta con su técnico Iñaki Alonso, ex del Unión, a la cabeza sin tan siquiera bajar del autobús.

En el césped del Stadium Gal se pudo ver charlando en el círculo central a Aitor Zulaika (primer entrenador), Joseba Aguirre (segundo entrenador), Ibon Zoilo (preparador físico), Gorka Etxeberria (director de fútbol) y Ricardo Jiménez (médico), probablemente analizando los últimos acontecimientos. Las veintiséis personas (jugadores y cuerpo técnico) que tuvieron un mínimo contacto con el jugador se someterán hoy a las pertinentes PCR. La vuelta al trabajo, supeditada a los resultados de esas pruebas, podría producirse mañana.

El del Real Unión y el Alavés B no ha sido ni mucho menos el único partido aplazado de la primera jornada en la categoría de bronce, que no ha empezado con buen pie tras más de ocho meses de parón. Otros seis encuentros no han podido disputarse durante el fin de semana a consecuencia del coronavirus. El Ebro-Logroñes y el Tarazona-Osasuna B (grupo II, subrupo B); el Cornellá- Olot (grupo III, subgrupo A); el Alcoyano-Hércules (grupo III, subgrupo subgrupo B); el Murcia-Recreativo (grupo IV, subgrupo B); y el Don Benito- Extremadura (grupo V, subgrupo B). El único grupo que ha conseguido esquivar al virus en la jornada inaugural ha sido el primero, que ha podido celebrar sus diez choques programados.