borja olazabal
Domingo, 7 de octubre 2018
No era fácil saber por dónde iba a ir el derbi del Stadium Gal entre el Real Unión y el Sanse. Y sin favorito claro, hubo reparto de dominio del juego. La primera parte fue claramente txuribeltz y la segunda fue para los txuri-urdin. Pero como dijo Imanol Alguacil tras el partido, el 2-0 con el que se llegó al descanso fue una losa demasiado pesada para el filial, que aunque lo intentó, no pudo darle la vuelta al marcador. Justo o no, el Real Unión acabó siendo el vencedor.
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Los tres puntos sumados dan aire a los unionistas, que tras cuatro jornadas sin ganar se instalan en la zona media con nueve puntos, mientras que el Sanse, con ocho, se queda un poco más atrás y a un solo punto del puesto de promoción de descenso.
No pudo empezar mejor el partido para el conjunto irundarra. Juan Domínguez estableció de inicio una presión alta para impedir que el filial donostiarra jugara fluido y sin balón, los de Imanol Alguacil empezaron a sufrir demasiado pronto. Tanto, que para el minuto cuatro los locales ya se habían adelantado en el marcador.
Eizmendi recibió el balón en el pico del área, en la zona izquierda del ataque unionista, y se inventó una jugada que inició y culminó para poner el 1-0. Dejó atrás a Sola y Le Normand y se sacó un disparo raso y cruzado para batir a Zubiaurre.
El 1-0 cambió la imagen del marcador, pero no lo que se estaba viendo sobre el verde. El Sanse no se estaba encontrando cómodo con la presión unionista y tampoco con un terreno de juego pesado por la intensa lluvia que había caído instantes antes de que comenzara el derbi.
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Real Unión
Txusta; Estrada, Ekhi, Esnaola, Garrido; Ceberio, Urkizu, Etxaburu (Lizarraga, 70'); Capelete (E. Eizmendi, 90'), Orbegozo (Babos, 78'), A. Eizmendi.
2
-
1
Sanse
Zubiaurre; Sola (Pecharromán, 46'), Le Normand, Lapeña, Muñoz; Guevara, Zubimendi (Djouahra, 46'); Zourdine, López, Olaizola; Dávila (Celorrio, 75').
GOLES 1-0, min.4: A. Eizmendi; 2-0, min.34: Orbegozo; 2-1, min. 65: Lapeña (de penalti).
árbitro Catalá Ferrán, del comité catalán. Amonestó a los locales Ekhi y Esnaola. A los visitantes Guevara y Zourdine. Expulsó a Guevera en el 90 por doble amarilla.
incidencias 1.000 espectadores en el Stadium Gal.
Aun así, antes de que llegara el segundo gol de los txuribeltz, los realistas tuvieron dos buenas opciones como para empatar el partido. En las dos, un excepcional Txusta evitó que los donostiarras pudieran celebrar el gol.
Se acababa de cumplir el minuto veinte cuando Lapeña tuvo en su cabeza el 1-1. Guevara ejecutó una falta lateral y el central remató, pero el portero del Real Unión estuvo muy rápido de reflejos para poner las dos manos y despejar la pelota. Seis minutos después, también de cabeza, el que la tuvo fue Zourdine.
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El resultado fue el mismo. Muñoz se incorporó al ataque para centrar desde la izquierda y Zourdine se lanzó en plancha para conectar con la pelota. El remate fue a bocajarro, pero Txusta, bien colocado, sacó el pie para evitar el tanto.
Y tras unos momentos de partido en los que lo más lógico hubiera sido que el Sanse consiguiera el empate, llegó el 2-0 del Real Unión. Eizmendi volvió a crear peligro desde la izquierda. Esta vez, en vez de resolver él, puso el balón en el punto de penalti para que apareciera Orbegozo y marcara el segundo de la tarde.
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Con el 2-0 en el marcador se llegó al descanso. Imanol Alguacil estaba obligado a hacer algo y no se lo pensó. Quitó del campo a Sola y Zubimendi para dar entrada a Pecharromán y Djouahra. La participación del argelino cambió el partido.
Por la entrada de Djouahra o por el cambio de idea del Real Unión, lo cierto es que la segunda parte nada tuvo que ver con la primera. La habilidad del extremo realista generó intranquilidad en la defensa local, pero lo que realmente varió la dinámica del juego fue el claro paso atrás que dieron los de Irun.
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La propuesta txuribeltz fue clara. Encerrarse atrás y darle el balón al Sanse. El plan parecía surtir su efecto, porque el filial no supo como encontrar resquicios en la defensa unionista, más allá de las internadas de Djouahra, pero la racanería no suele ser buena compañera.
Una de las internadas del jugador de origen argelino acabó con el 2-1. Djouahra dejó atrás a todo el que se puso a su paso y encontró una buena posición de disparo, pero cuando se disponía a chutar, varios defensores unionistas le cargaron por detrás y el colegiado pitó penalti. Lapeña tomó la responsabilidad y recortó distancias.
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En los veinticinco minutos que restaban para el final apenas sucedió nada. Y es que el Real Unión no quiso que nada pasara. Se atrincheró atrás y evitó que el filial tuviera ocasión alguna para llevarse, al menos, un punto de Gal. La expulsión de Guevara, en el 90, no tuvo incidencia en un resultado que solo gustó a los irundarras.
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