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Irun
Sábado, 12 de junio 2021, 08:12
A Ricardo García le ha llegado el momento de vaciar el cajón de su despacho del Stadium Gal y despedirse de la que ha sido su casa los últimos 21 años. El todavía presidente del Real Unión echará de menos ocupar su asiento en el ... palco pero no se cansa de repetir que se marcha en paz y dejando el club en buenas manos.
– ¿Le ha sonado mucho el móvil desde que se confirmó el cambio de dueño en el club?
– Tengo que reconocer que he recibido llamadas y mensajes que me han tocado la fibra. Tengo muchos whatsapp por contestar de técnicos que han estado en Irun, de algún presidente y exjugadores. Me ha sorprendido el cariño y el gran recuerdo que tienen de su paso por aquí.
– ¿Se emocionó en la rueda de prensa de despedida?
– Estaba tranquilo. No es fácil salir de un sitio al que le tienes tanto cariño pero tengo la situación asumida desde hace tiempo. Me voy en calma porque el equipo se queda en una buena categoría y en manos de gente con un gran proyecto. Los presidentes suelen marcharse cuando hay problemas y en este caso es lo contrario.
– Le pregunto por varias cosas que dijo en esa comparecencia. Repitió varias veces que el club va a crecer con la entrada de la familia Emery.
– Es lo que me han transmitido. Tienen la intención de mejorar las instalaciones deportivas y de agrupar a la comarca del Bidasoa en torno al Real Unión. La novedad siempre genera expectativas, ilusión y, si lo deportivo acompaña, el club puede dar un salto. Además conocen la comarca, no vienen a hacer negocio. Quieren dejar al Real Unión lo más arriba posible. Les deseo el mayor de los éxitos porque también será el mío.
– A algunos les llamó la atención el efusivo agradecimiento a la Real Sociedad.
– Es que es la verdad. Viendo el convenio que tenemos con ellos, no podemos decir otra cosa. Ha sido casi como tratar con amigos y un respaldo muy importante. Igual que el del Ayuntamiento o el de marcas como Uvesco, Decoexsa, Servos, Zaisa y tantas otras. Gracias a ellos hemos sacado este club adelante y tenemos una situación idónea para que entre un nuevo consejo.
– Mencionó también que iba a echar de menos ser presidente, pero no me negará que el cargo desgasta y que ha recibido varias cornadas estos últimos años.
– Las olvido. No soy rencoroso con nadie. La gente que me conoce lo sabe y si he tenido alguna discusión, he intentado arreglarla. El Real Unión tiene que tener el respaldo de todos. No somos tantos como para estar desunidos.
– El club ha pasado por serios apuros económicos bajo su mandato. ¿Cómo se llegó a esa situación tan grave?
– Fuimos creciendo de un equipo que no tenía ningún atisbo de profesionalismo a conseguir 1.400 accionistas y dar el salto a la sociedad anónima en 2007. Llegó el ascenso y el posterior descenso. Teníamos un presupuesto de más de dos millones con gastos importantes de jugadores que al bajar tuvieron que reducirse. Aguantamos un año el proyecto para volver a subir pero no lo conseguimos. Coincidió con la gran crisis bancaria y social. El problema llegó a muchos equipos, no solamente al nuestro. Vivimos de la publicidad y de las instituciones y en ese momento las subvenciones bajaron mucho.
– Y llegó el plan de viabilidad.
– Cuando lo presentamos a las instituciones y a los bancos nos miraban con bastante recelo. Era difícil de creer que lo fuésemos a conseguir. Hubo que ahorrar todos los años 200.000 euros para ir pagando deuda. Por el medio pudo haber descensos pero aguantamos el tipo.
– La gente también les culpa de que el socio del Real Unión se haya alejado de la entidad en los últimos años.
– He visitado todos los campos de Segunda B y quitando capitales de provincia, probablemente Gal sea el que más espectadores estaba registrando. Que haya fútbol a todas horas en la televisión no favorece al fútbol modesto. Si en invierno puedes ver al Madrid o al Barcelona sin moverte de tu sillón, acaban viniendo al campo solamente los fieles. A ese contexto hay que añadir que cuando andas justo de economía, todo va al verde para pagar nóminas y no hay mucho más margen. Puede que se haya creado algo de desapego, pero no ha quedado otra.
– ¿Ha tenido pesadillas con la posibilidad de haber salido del club con el equipo en Tercera?
– No lo hubiese hecho. Sabía que tenía que irme del Real Unión con todo en orden. Hasta que no entregásemos el club saneado y en una buena situación deportiva, no lo íbamos a dejar.
– Si le pregunto por el mejor momento, ¿me va a decir que subir a Segunda o las eliminatorias de Copa?
– Hay muchos. Ascender fue tremendo, igual que lo bien que lo pasamos en el Asador Donostiarra después de eliminar al Madrid en la Copa o la entrega de la Medalla de Oro de la Ciudad que nos concedió el Ayuntamiento, que me emocionó mucho. Pero por encima de todo eso, me quedo con el cariño de mucha gente. Con la cantidad de mensajes que he recibido estos días o con el hecho de que haya consejeros que lleven 20 años conmigo y hayan permanecido a mi lado hasta el final. Los éxitos deportivos son efímeros pero eso no.
Veinte años dan para muchas alegrías, alguna que otra decepción y provocar todo tipo de opiniones en el mundo del fútbol. Por encima de cualquier otra cosa, a Ricardo García le gustaría que con el paso del tiempo le recordasen como «una buena persona. Estoy muy agradecido a la gente de Irun porque me han dejado ser presidente más de dos décadas. Me habré equivocado muchas veces pero siempre he buscado el bien del Real Unión».
Ahora dejará su asiento en el palco para ocupar el de socio. «Disfrutaré con mucha gente conocida y apoyaré a Aitor Zulaika desde la grada. Nunca silbaré al equipo porque los que tenemos cargos de responsabilidad sabemos todo el esfuerzo que hay detrás».
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