El Unión asalta El Sardinero (1-3) y mira arriba en la tabla

Los pupilos de Aitor Zulaika aprovecharon la crisis racinguista. La presión adelantada generó muchas complicaciones al primer pase del cuadro local. Los unionistas solo pasaron por dificultades en un tramo de apenas diez minutos antes de alcanzar la media hora de juego. En la apertura y el cierre de ese paréntesis, llegaron las dos mejores oportunidades del Racing en el primer acto. En la primera, un centro-chut de Álvaro Bustos voló hasta el palo y, en la segunda, un control de Balboa, cerca de la frontal, le facilitó una volea cruzada que pasó cerca del poste.

En cinco minutos de la última fase antes del intermedio, con espacios, el Real Unión fue demoledor. En el 37, Elosegi se anticipó a Jordi en un córner, aprovechó la salida tardía de Iván Crespo y cabeceó a la red. En el minuto 40, una progresión de Quique Rivero la culminó el propio centrocampista por encima del larguero. En el siguiente, Madrazo controló otro pase en profundidad, fue más rápido y hábil que Iván Crespo, y anotó el 0-2 con el exterior del pie.

El segundo tiempo comenzó con dos cambios y modificación de dibujo en los anfitriones, la entrada de Llamas por Fran Rivera en el Real Unión y un penalti de Quique Rivero a Jon Ander que Balboa lanzó a las nubes. Pasado el susto, el cuadro irundarra pudo anotar el tercero con un chut de Madrazo que rozó el travesaño. Una indecisión de Gil al borde de su área generó otro robo de Madrazo, a quien el cancerbero local tapó el disparo. En el minuto 57, Viguera combinó fuerza y habilidad para liberarse de dos rivales, pero su tiro lo desvió el portero a córner. Diez más tarde, la suerte se alió con el conjunto fronterizo, porque un poste de Álvaro Bustos.

A un cuarto de hora del final, un centro de Torre lo cabeceó a las mallas Cedric, que, con Soko, había ganado la superioridad entre los centrales unionistas. Poco después, Irazusta atrapó un apurado despeje de Kijera. La presión local movió a Zulaika a afrontar la parte final con Azkoiti apuntalando una defensa de cinco. Sin embargo, en el 82, Capelete logró un gol olímpico, lo que sentenció el duelo de El Sardinero, con dos mil espectadores en las gradas.