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Por la mañana imparten clase en la ikastola y por la tarde trasladan su maestría al fútbol. Es el resumen del día a día de la mayoría de la actual plantilla del Beasain, que el pasado domingo logró consumar el ascenso a Segunda RFEF después de vencer al Txantrea en Las Rozas (3-0) y «culminar una temporada de ensueño», en palabras del presidente, Kepa Lasa, a este periódico. «Es de valorar, y mucho, el esfuerzo de este equipo y no solo en el terreno de juego», afirma el dirigente vagonero todavía «sin asimilar y apenas celebrar lo que hemos conseguido».
Desde profesores, como el técnico Igor Gordobil o los goleadores del domingo Ximon Aranguren y Mikel Orbegozo, hasta ingenieros y estudiantes, es la disección de una plantilla que «merece ser reconocida por su trabajo a la mañana y darlo todo en el césped por la tarde». Hay que añadir además el caso de Aranguren, que «se pega una pechada viviendo en Getaria, dando clases en Eibar y viniendo por la tarde a Beasain». Tampoco se olvida de Etxabeguren, que «hace prácticamente todos los días ruta Francia-Eibar-Beasain-Francia y acaba de ser padre hace unos meses», destaca.
Muchos tenían que levantarse ayer a las siete de la mañana para acudir a su oficina, empresa o colegio después de que llegaran de Madrid en la madrugada del domingo al lunes. Pero la resaca y las ojeras merecieron la pena para un equipo que «a inicio de temporada vivió un momento duro tras conseguir un solo punto en cinco partidos como local», expresa el máximo mandatario. Lasa resume la campaña en aquel dicho de «lo que bien acaba, bien está», pero incide en que «eso no quiere decir que no haya habido dificultades en el camino. Nos tuvimos que unir todos más que nunca, pero siempre fuimos un club de confianza, de la casa, y al final dimos con la tecla», confiesa.
Al preguntarle por las claves de la gesta, prefiere hacerlo en singular, en un hecho particular. «El punto de inflexión fue el 8 de diciembre, cuando realizamos un homenaje al difunto Roberto Turrientes en Loinaz, que lo fue todo en este club, desde capitán hasta cortacésped. Era un hombre extraordinario en el mundo del fútbol aficionado, que es algo que se está perdiendo. Ese día, que además vino su hijo Beñat (jugador del Sanse), nos empujó desde arriba y ganamos al Anaitasuna. Le dimos la vuelta a la cabeza y empezó la flechita hacia arriba», recuerda emocionado.
Por su cabeza ronda «la liberación de toda la presión que te echas a la espalda a lo largo de la campaña». Como en el momento en el que fue manteado por la plantilla, que describe como un instante «donde se rompen los protocolos y haces piña con todos». Para la próxima campaña, en la que ya habrá tiempo para pensar, «se marcarán nuevos objetivos». Hasta entonces, tranquilidad, porque Beasain, tierra de los Aritz, Turrientes, Iriarte o Gorka Elustondo, goza de un gran nivel.
Con el ascenso certificado a Segunda RFEF, en la temporada 2022/23 el club vagonero compartirá el mismo grupo con el otro club guipuzcoano, la Real C. El segundo filial realista cayó derrotado en el playoff de ascenso el domingo ante el Eldense (0-1) y se despidió así de una magnífica temporada.
Los de Sergio Francisco, no obstante, no podían subir al bajar el Sanse a Primera RFEF. Aún quedan por decidir algunos rivales, pero a priori integrarán el Grupo II junto a los conjuntos vizcaínos, navarros, cántabros, riojanos e incluso castellanoleoneses.
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