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Almudena Cid, en un ejercicio en el transcurso de su larga carrera deportiva, jalonada con cuatro Juegos Olímpicos. EFE
Especial DV | Pioneras

Almudena Cid: «No puede ser que un deportista de élite no cotice»

La gimnasta Almudena Cid, retirada de la competición hace 16 años, lucha por conseguir que los deportistas de élite coticen mientras practican su deporte

Álvaro Vicente

San Sebastián

Jueves, 4 de julio 2024

Participó en cuatro Juegos Olímpicos (Atlanta 1996, Sídney 2000, Atenas 2004 y Pekín 2008), y es la única gimnasta rítmica del mundo que ha disputado cuatro finales olímpicas. Para lograrlo, Almudena Cid (Vitoria, 1980) tuvo que sortear críticas, cambios corporales, barreras y comentarios que afirmaban que no podía seguir en la élite a su edad. A punto de cumplir dieciséis años después de su retirada, Cid reconoce que la gimnasia rítmica es ahora mucho más sana. Celebra que se señalen y penalicen las malas prácticas de los entrenadores, que haya mayor diversidad corporal entre las gimnastas y que se esté empezando a normalizar la conversación sobre la menstruación. Su reto ahora pasa por conseguir que los deportistas de élite coticen mientras practican su deporte. «Es necesario avanzar hacia la profesionalización del deporte porque en ciertos deportes nuestro historial de vida laboral no incluye nuestra carrera como deportistas. Es decir, no hemos cotizado en la Seguridad Social. Yo he estado dieciséis años en la élite y desde el año 2000 al 2008 tuve que pagarme mis autónomos porque sino no iba a cotizar», explica.

- Reclama la dignificación y profesionalización.

- En diciembre inicié un movimiento necesario. Primero me reuní con la Fundación Blanca Fernández Ochoa, y la abogada María Laffite y después fueron uniéndose un montón de deportistas. UGT nos está ayudando como sindicato y los pasos que hemos dado son muy positivos. Hay voluntad de cambio, y esto es lo más importante. Confío en que seguiremos avanzando. Todo pasa porque nosotros sintamos que el trabajo que hacemos como deportistas sea eso, trabajo. Y esto es lo que va a hacer que niñas y niños disfruten los Juegos Olímpicos y vean deportes que no sabían que existían y que, al profesionalizarse los deportes, provoque que se retrase el abandono deportivo temprano entorno a los catorce años. Pero además, ayudará a esos deportistas, que han sido referentes e impulsores de una sociedad más saludable, a sentir que su esfuerzo tuvo una recompensa, porque tras la retirada los focos se apagan, nadie los recuerda, tienen que iniciar una etapa en su vida, que a veces se antoja imposible, y al menos miraran su vida laboral y, al existir, sentirán que mereció la pena.

- Y eso que usted tuvo una larga carrera y le fue muy bien.

- Yo cobraba, siendo una de las ocho mejores del mundo, 17.000 euros al año. Esa era mi beca. Fui una gimnasta que hizo historia, eso resultó atractivo para las marcas y puedo hablar desde un lugar privilegiado, pero este movimiento es por quienes han sido olímpicas, y medallistas, y están trabajando en un establecimiento, en un centro comercial, ocho horas de pie, con un dolor lumbar provocado por su carrera deportiva, y que encima miran para atrás y no ven que exista ningún historial de vida laboral.

- Por eso abandonan pronto.

- Las niñas empiezan a los seis años y a los catorce un gran número de deportistas abandonan. ¿Por qué? Porque no ven que el deporte les vaya a dar ni trabajo, ni seguridad. Entonces, si al menos sabes que, como Deportista de Alto Nivel si llegas al equipo nacional tienes una cotización en la Seguridad Social y eres trabajadora, por lo menos te lo planteas y el padre y la madre te dirán: 'Venga, sigue, que merece la pena'. Si no es así, muchos padres dirán 'Hija, si es que no te va a dar de comer, si es que no te va a dar ni trabajo, ni vas a estar cotizando en la Seguridad Social'. Hay un impulso en que ese deportista no continúe porque no tiene absolutamente nada a lo que agarrarse. Algo que está ocurriendo con jugadores de otras disciplinas deportivas, y no me refiero al fútbol o el tenis sino a los mal llamados deporte minoritarios, deportes con menos presencia mediática. De repente han dejado la práctica con 40 años, tienen 55 y solo 15 años cotizados y al pensar en la jubilación ven que va a tener que alargar mucho su vida laboral. Luego también ha habido momentos en los que a un atleta le han dicho, ¿cotizas o prefieres dinero? Este es un problema de las generaciones anteriores que vamos a ver ahora, porque se han hecho muchas cosas sin que se haya informado, con un decreto que refleja la regularización de la Seguridad Social que no se han trasladado a los interesados.

- Su lucha pasa por regular.

- Yo diría que es nuestra lucha. El deportista no debería elegir si cotizar o no, debería haber una modificación legislativa para que el alta de los deportistas sea automático. Después, intentar la retroactividad para dignificar el trabajo de tantos deportistas que han dado grandes resultados a nuestro país y han impulsado a muchos niños y niñas a iniciarse en el deporte, que como ya sabemos tiene muchos beneficios en edades tempranas. No creo que esto sea algo imposible de regular. Lo más importante es que estamos viendo la voluntad de cambio. En Italia, por ejemplo, los deportistas pertenecen a la aeronáutica militar o los carabinieri y por tanto tienen unas garantías. Luego el deportista decide si sigue o no en ese funcionariado porque quizás su ilusión es trabajar en otra profesión, pero por lo menos ya tienen una vida laboral deportiva. Al no considerarnos trabajadores tras la retirada no tenemos paro. Hablamos mucho este año de la salud mental, y no es una casualidad, porque finalmente se están poniendo en la mesa todos los problemas derivados del deporte de élite, su exigencia y sus consecuencias, sin ninguna garantía de futuro, y evidentemente cuando estás en activo es muy importante cuidar el aspecto psicológico, quizás más enfocado al rendimiento, pero los problemas gordos de salud mental vienen después, cuando pasan los años, y empiezas a ver que la vida deportiva a lo mejor no mereció la pena.

- El día después no es fácil.

- Recuerdo que cuando me retiré lloraba a menudo, sin motivo aparente y le dije a mi entrenadora: 'Necesito volver allí, a la sala, y ver el tapiz desde fuera, necesito ir a mi entorno de siempre'. Necesitaba aceptar que esa vida había terminado, que eso ya no me pertenecía y fue duro. Con los años he hecho un gran trabajo personal. Experimentas una pérdida de identidad, pero eso no es real. La identidad de deportista se queda en ti y empiezas añadir otras; la de tía, la de actriz, la de empresaria… Además el sentimiento de competencia tan fuerte que tenías como deportista es muy difícil de volver a experimentarla en otra profesión.

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