El GBC gana y ya tiene el playoff entre ceja y ceja

Con el choque casi sentenciado con el 88-69 y el último minuto corriendo en el marcador, los jugadores del GBC se revolcaron por la pista tratando de robar un último balón. Ese es el carácter necesario. Todo para terminar con una convincente victoria en casa, tercera consecutiva en Donostia, que permite soñar con alcanzar el playoff. Los de Odriozola acumulan cuatro triunfos en los últimos cinco encuentros, un refuerzo de confianza y moral imprescindible en esta recta final.

Aunque el encuentro arrancó frío para el GBC con un 0-6 en contra, no tardaron los locales en darle la vuelta al marcador. Primero Ansorregi con un triple hizo que la gente se animara y Vrankic con cuatro canastas seguidas se encargó de poner el partido de cara. A partir de ahí firmó un parcial de 12-0 fulminante que consiguió poner en apuros al Tizona. No se volvieron a recuperar. Johnson en el último segundo de posesión colocó el 20-11. El Inveready seguía dominando, muy acertados en ataque sabiendo aprovechar las precipitaciones del rival.

Sin reacción aparente del conjunto burgalés, los donostiarras siguieron a lo suyo, con un líder absoluto sobre la pista del Amenabar Arena, Josip Vrankic con 25 puntos brilló, asumiendo muchos minutos el papel de 'cinco' ante la ausencia de Lucas N'Guessan. El club confirmó ayer que el pívot sufre un esguince de tobillo que se produjo en el enfrentamiento ante el Estudiantes que le impedirá competir las próximas semanas. Smith, que terminó con 24 puntos, desde la línea de tiros libres marcó el 45-29. Una diferencia de dieciséis puntos que el Tizona logró acortar antes del descanso, 47-37.

El pabellón volvió a mostrar una muy buena entrada y el público disfrutó en las gradas de un recital de triples en un ritmo vertiginoso. Ansorregi se colgó del aro para poner el 61-47 y el Tizona paró el cronómetro al ver cómo el GBC se volvía a escapar.

A los burgaleses les faltó intensidad, el GBC tenía para dar y regalar. Vrankic se retiró con una sobrecarga muscular pero solo estuvo fuera el tiempo justo para recuperarse y volver de nuevo. En su regreso se cayó pero no perdió la bola, se la pasó a Mikel Motos que marcó el triple necesario para que el equipo se lo terminará de creer, 82-67. A partir de ese momento confiaron, mantuvieron el ritmo y las ganas y la victoria se volvió a quedar en casa.