El Gipuzkoa Basket naufraga en el pim, pam, pum

Como refleja la estadística, el GBC fue peor en todos los porcentajes de tiro, cogió menos rebotes, dio menos asistencias, perdió más balones y robó menos. Ciertamente sus números no fueron malos y seguro que otro día le dan para ganar pero no este miércoles. Jordan King –nombre muy apropiado para ser un escolta anotador– se fue hasta los 26 puntos y por momentos fue indetectable para la defensa del GBC. Lo mismo se puede decir de un clasicazo como Kevin Larsen que sigue jugando igual, a bastante menos velocidad, pero acabó con 18 puntos y doce rebotes. Dos dolores de cabeza para la escuadra guipuzcoana.

En poco más de dos minutos fatídicos, el GBC tiró por la borda su buen trabajo de la primera mitad. Aranitovic puso a un punto a los guipuzcoanos después de dos tiros libres, 44-43, pero llegaron varias pérdidas de balón que, conjugado con un triple de King, puso al descanso la máxima para los de Perelló, justo cuando sonó la bocina del final, 52-43.

Hasta ese instante el Inveready Gipuzkoa Basket estuvo cerquísima de su rival. Contestó todos sus intentos de fuga. Primero, en el primer cuarto hubo cuatro empates en el marcador gracias a un gran Aitor Zubizarreta. El GBC contestó con tres triples a los cuatro que anotó el Lucentum. Después le cogieron el testigo Nicolau y Bocar Sall, con seis puntos cada uno aprovechando que Aranitovic y Mateo Díaz, generaban a sus anchas, 24-26 (min. 12). Salió Larsen y contestó Ansorregi para estar igualadísimos hasta ese minuto 28.

En la reanudación el GBC se pegó a su rival, tras ir trece abajo, con Manex y Ander Martínez como principales focos de anotación, 60-58 (min. 25). Cuando pareció que el Inveready le había cogido la temperatura al choque, llegó otra ola alicantina que desniveló la nave guipuzcoana, 73-60 (min. 29) con Larsen y Kacinas desde el tiro libre como anotadores de los locales. Aranitovic bajó la diferencia a nueve, pero lo peor estaba por llegar.

El pim, pam, pum en el que se convirtió el choque desquició a los guipuzcoanos que en el cuarto final tardaron más de siete minutos en anotar su primera canasta. Ésta fue obra de Stürup. Mikel Odriozola agotó sus tiempos muertos en busca de reacción pero no hubo éxito. Antes de ese instante el Alicante dominaba 91-64 (min. 37), con el partido absolutamente decidido. Hasta el chino Zheng, que está en el Lucemtum por un tema de patrocinio y cuyo nivel es bajísimo, pudo disfrutar de un minuto sobre la pista. El domingo toca otro viaje. A Zamora.