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Especial DV | Pioneras

Las guipuzcoanas, protagonistas en el resurgir del movimiento olímpico a partir de Barcelona

Jueves, 4 de julio 2024

Han pasado 32 años desde que las primeras deportistas guipuzcoanas conquistasen una medalla de oro olímpica. El honor correspondio a Maider Tellería, Nagore Gabellanes y Teresa Motos, que ganaron el torneo de hockey en aquella mágica edición que fue Barcelona 92. Los Juegos catalanes resucitaron un movimiento olímpico deprimido tras las problemáticas ediciones de los 70 y los boicots de Moscú y Los Ángeles en los 80, y en ese resurgir las deportistas guipuzcoanas fueron protagonistas. El triunfo inesperado del equipo de hockey en la pista de Terrassa reflejó el espiritu de aquellos Juegos que inauguraron la modernidad. Fue un soplo de aire fresco por parte de unas jóvenes que abrían los ojos a la sociedad, que anunciaban que las cosas estaban cambiando para bien y que demostraron una solvencia, un talento y un carácter competitivo que iba a dejar huella. Y una libertad para celebrar cualquier discurso el futuro que venía.

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Los Juegos de París 2024 llegan con aire de fin de ciclo, de que aquella exuberancia, innovación, opulencia y alegría que instauró Barcelona decae. Desde 1992, en ninguna edición ha faltado el protagonismo destacado de las guipuzcoanas en la mayor cita del deporte internacional, incluida la conquista de medallas. Han sido seis, más las diez de la nadadora Sara Carracelas en los Juegos Paralímpicos.

Lugar destacado ocupa Maialen Chourraut, con sus tres medallas, una de cada color, en los Juegos de Londres, Río de Janeiro y Tokio. En Brasil se colgó el oro, el mayor logro olímpico individual de un deportista guipuzcoano. El resto de medallas de oro corresponden a actuaciones por parejas (Iker Martínez y Xabi Fernández en vela) o por equipos (David Billabona y Mikel Lasa en fútbol y las citadas Telleria, Gabellanes y Motos en hockey). También consiguieron medallas olímpicas Leire Olaberria, bronce en ciclismo en pista en Pekín 2008, y Nely Carla, bronce en balonmano en Londres 2012.

«Hubo que esperar a los Juegos de Seúl en 1988 para ver competir a la primera guipuzcoana»

El despegue del deporte femenino a partir de Barcelona es coherente con la evolución social y política del entorno. De hecho, las guipuzcoanas han sido competitivas desde su incorporación al mayor evento internacional, ya que hubo que esperar hasta la 24ª edición de los Juegos para ver competir a una deportista nacida en Gipuzkoa. Las atletas Blanca Lacambra (Donostia, 1965) y Maite Zuñiga (Eibar, 1964) fueron las pioneras en la edición de Seúl, en 1988. Lacambra compitió en la prueba de 400 metros, mientras que Zuñiga llegó a clasificarse para la final de los 800 metros, donde acabó séptima. La atleta nacida en Eibar también compitió en los Juegos de 1992 y 1996.

Desde entonces, no ha habido ninguna edición sin presencia de deportistas guipuzcoanas y apenas en 2004 la expedición regresó sin conseguir al menos un diploma. Ha sido una época dorada del olimpismo, que ha visitado las grandes ciudades de la historia de la cultura y el deporte: Sídney, Atenas, Londres, Río de Janeiro, Tokio, París... Y el anuncio de lo que vendrá, de la pujanza del nuevo orden mundial que anticipó Pekín en 2008. Con cada vez más dificultades para encontrar ciudades candidatas, pronto los Juegos buscarán refugio en Catar y el resto de plazas fuertes del gran dinero, como llevan tiempo haciendo tantas citas del deporte internacional.

Las campeonas guipuzcoanas se han adaptado a todos los escenarios posibles y nada indica que no vaya a seguir siendo así. El deporte femenino es un huracán que va a más y las estructuras de base en Gipuzkoa son un formidable punto de partida para las jóvenes que empiezan. La capacidad del deporte del territorio para construir itinerarios completos hasta la élite está demostrada y es una de sus mayores y mejores señas de identidad. El talento surge, se tiene o no se tiene, pero sin las condiciones para que se desarrolle se pierde, como sucedió, por motivos sociológicos y culturales, antes de Seúl. Aunque la situación ha evolucionado mucho, nada puede darse por sentado en la lucha por la igualdad y las instituciones -singularmente la Diputación, que tiene las competencias sobre el deporte de competición en Gipuzkoa- están obligadas a seguir trabajando en pos de ese objetivo.

En París, origen del movimiento olímpico moderno y de casi todas las grandes manifestaciones deportivas contemporáneas (las Copas de Europa, el Tour de Francia...), las guipuzcoanas volverán a estar arriba. Maialen Chourraut afronta sus últimos Juegos con las aspiraciones máximas. Sueña con revalidar el oro de Río de Janeiro antes de decir adiós y, a los 41 años, cerrar una carrera irrepetible. No será la única. Maitane Etxeberria, Ane Santesteban, Miren Lazkano, Begoña Lazkano, Irene Paredes, Elene Lete, Nadia Erostarbe, Janire González-Etxabarri... son algunas de las que brillarán en París desde el viernes 26 al domingo 11 de agosto, en los últimos Juegos de una era brillante que comenzó en Barcelona con el oro de Telleria, Gabellanes y Motos

Maialen Chorraut

«Los Juegos Olímpicos son especiales, una competición única con los mejores cada cuatro años»

Tres medallas olímpicas. Chourraut ha participado en cuatro Juegos y suma tres medallas, una de cada metal. No hay ningún otro deportista guipuzcoano campeón olímpico individual.

La gran figura del olimpismo vasco es Maialen Chourraut. La lasartearra fue campeona en Río de Janeiro en 2016 y en París disputará sus quintos Juegos, para lo que ha realizado una preparación intensiva en la capital francesa. «Serán cuatro semanas en París, entrenando en el canal olímpico porque no lo había tocado apenas esta temporada. Meter horas, meter horas y a buscar ese punto de potencia, de estar en la mejor forma».

Conoce los tres escalones del podio olímpico y sabe que el camino del éxito pasa por «fijarme en mí misma. A las demás las miro para buscar información, cosas que me puedan ayudar a mejorar. Me centro totalmente en cómo quiero remar yo, en qué es lo que tengo que hacer para remar en mi mejor nivel».

A los 41 años, tiene una carrera más que sólida, pero para estos Juegos ha encontrado «una motivación extra», ya que además de la modalidad de slalom que le ha dado sus grandes éxitos y sus tres medallas olímpicas, competirá en kayak cross.

Siempre es un acontecimiento acudir a estas citas. «Los Juegos Olímpicos son especiales. En unos campeonatos de Europa hay tres participantes por cada país, pero América, Asia y Oceanía se quedan fuera. Aquí es uno por país, pero es una competición única. Es una vez cada cuatro años y están los mejores. ¿Con qué espíritu voy? De tratar de ganar, tal cual». Admite que «no puedo decir qué es lo que voy a hacer en un futuro. Nadie sabe qué va a ocurrir, pero desde luego me estoy preparando para poder».

La lasartearra ha experimentado en primera persona muchas veces las dificultades del deporte de alto nivel y sabe cómo afrontarlas: «De cara... Porque en los Juegos hay que afrontar dificultades y las hemos afrontado. Hemos sacado una final. Y siempre se puede hacer mejor, siempre se puede aprender».

Chourraut explica que para afrontar una competición como los Juegos, la cabeza es fundamental. «Se va enfocada en conseguir dar el máximo nivel. En cada bajada te tienes que concentrar en cómo quieres remar y en qué formato quieres remar. Si no te centras en eso, la bajada se pierde. Entonces, siempre hay que agarrarse en los factores básicos. Nuestro día a día se basa en eso, en trabajar mucho las acciones internas y en agarrarse a ellas. Yo, en cada bajada, en cada entrenamiento, en cada competición, siempre me enfoco en ello».

Leire Olaberria

«La medalla olímpica fue cumplir un sueño de niña que pensaba que no era para mí»

Una medalla olímpica. Olaberria logró el bronce en la prueba de puntuación de ciclismo en pista de los Juegos de Pekín en 2008.

Leire Olaberria, cuyos orígenes deportivos estaban en el atletismo, conquistó el bronce en la prueba de puntuación de ciclismo en pista en Pekín en 2008. «Fue cumplir un sueño de niña que pensaba que no era para mí. Pasa el tiempo y la sensación es parecida».

La excorredora de Ikaztegieta explica que en aquel momento «tenía muy claro lo que debía hacer, tenía tal fuerza que me daba igual todo lo demás y puse todos los huevos en la misma cesta. Ahora, con mi nueva realidad de trabajo y de la crianza, es como si aquello fuera en otra vida. Hay que tener cuidado con los mensajes que mandamos, y ahora que soy madre lo vivo más de cerca, porque no todo el que quiere puede y no sé si acertamos cuando decimos ciertas cosas».

En todo caso, asegura que «en los Juegos Olímpicos es donde sobre todo los deportes pequeños cogen toda la intensidad. La competición en sí es como un Mundial, que se disputa cada año, pero la vivencia es única con todos los deportistas juntos con el mismo sueño. Es lo que lo hace especial, y la repercusión que tiene».

Nely Carla

«Una medalla olímpica tiene gran valor, pero doy mucha importancia al trabajo del día a día»

Nely Carla ganó bronce con la selección de balonmano en los Juegos de Londres.

«Competí en dos Juegos Olímpicos, en Londres y Río de Janeiro y guardo un gran recuerdo. Logramos la medalla en mi primera participación y en la segunda fuimos sextas, que está bien». Nely Carla, que hoy sigue ligada al balonmano en el Bera Bera, valora aquella medalla y «cómo la conseguimos», tras superar a Corea después de dos prórrogas. La donostiarra fue la máxima goleadora de su equipo ese día, con cinco dianas. «Primero tuvimos que superar un Preolímpico para poder ir a los Juegos. Luego nos lo jugamos todo en la prórroga, primero una y luego otra. Recuerdo las caras de mis compañeras, veía cómo estábamos sufriendo y no queríamos llegar a los penaltis, pero queríamos conseguir nuestro objetivo, lo dimos todo y lo obtuvimos».

Explica que «hubo momentos muy importantes en mi carrera, Ligas, Copas... Me quedo con todo. Para un jugador profesional una medalla olímpica ante los mejores del mundo tiene gran valor, pero doy mucha importancia al día a día, al trabajo que haces al cabo del año».

Maider Telleria

«Participar en cuatro Juegos y ganar es un gran esfuerzo en todos los sentidos, pero merece la pena»

Una medalla olímpica. Telleria ganó el oro en el primero de los cuatro Juegos que disputó en hockey.

«Me encontré un equipo convencido de que los sueños se pueden hacer realidad». Maider Telleria describe con estas palabras uno de los secretos del éxito del equipo de hockey hierba en los Juegos de Barcelona, una medalla de oro totalmente inesperada por la trayectoria anterior de la selección española y por el reducido número de licencias. «En aquel momento supuso alcanzar la meta más increíble».

La donostiarra debutó por todo lo alto en la competición olímpica y su carrera se alargó hasta disputar cuatro ediciones. La última, en Atenas en 2004. «Ganar y participar en cuatro Juegos Olímpicos me supuso un gran esfuerzo en todos los sentidos, pero ha merecido la pena».

Más de tres décadas después de aquella medalla de oro, Telleria afirma que es algo que marca, que queda para toda la vida. «Ahora siento que el recorrido que inicié para lograrla no ha acabado». Una trayectoria que se extendió desde que tenía 19 años en Barcelona hasta los 31 de la experiencia de Atenas, con una medalla de oro y dos diplomas.

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