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Gaizka Lasa, B. BARRETO, Aser Falagán, I. ARISTIZABAL y Karel López
San Sebastián | Santander
Martes, 3 de agosto 2021, 02:00
Cuatro guipuzcoanos compiten en las próximas horas en Tokio con la ambición de conquistar una medalla olímpica y dar continuidad al éxito cosechado por Maialen Chourraut. Todos ellos representan la élite del deporte guipuzcoano y están llamados a hacer historia en sus respectivas disciplinas. El piragüista Iñigo Peña (Zumaia, 1990) y el atleta Odei Jainaga (Eibar, 1997) acumulan cinco largos años pensando en la prueba que afrontan entre hoy y mañana. Han tenido que superar muchos test intermedios para llegar a la cita cumbre del último lustro y se disponen a explotar todo el potencial trabajado durante todo ese tiempo en cuestión de minutos. El piragüismo y el atletismo entran de lleno en el ciclo olímpico y tanto Peña como Jainaga han alcanzado la última y decisiva fase de un itinerario exitoso que les ha llevado hasta Tokio. Están a un paso de la gloria.
Mientras tanto, Mikel Oyarzabal (Eibar, 1997) y Martin Zubimendi (Donostia, 1999) han acertado a estar en el lugar oportuno en el momento oportuno y acarician una medalla olímpica, lo cual constituye un indicador más de su calidad futbolística y la prometedora carrera que les queda por delante en la Real Sociedad y con la selección.
Fútbol
La Real Sociedad lleva presente en los Juegos Olímpicos desde que Naomi Osaka encendió el pebetero el pasado 23 de julio. Sus máximos exponentes son tres realistas que están a un solo paso de disputar una final olímpica. Mikel Oyarzabal, Mikel Merino y Martin Zubimendi tratarán de dejar al club en lo más alto tocando el frío metal y, para ello, tienen que superar a la Japón (13.00 horas, TVE) de Takefusa Kubo para disputar la gran final. En caso de no superar al combinado nipón se enfrentarán al perdedor del Brasil-México en la lucha por el bronce.
Para Luis de la Fuente los tres jugadores son indispensables. Los realistas apuntan a ser titulares ante Japón; Zubimendi, un joven donostiarra del barrio de Gros hará de timón y será el líder del centro del campo mientras que Oyarzabal, vecino más ilustre de Eibar, buscará su tercer gol del torneo con la duda de si lo hará como delantero centro -ha jugado ahí en todos los encuentros- o se desplazará a la banda, su hábitat natural, para dejar sitio a Rafa Mir, que consiguió un hat-trick ante Costa de Marfil. El trío lo completa el navarro Mikel Merino, que jugará como interior para apuntalar la medular y aportar físico, llegada y gol, tal y como demostró ante Argentina tras remachar a la red una buena jugada que comenzó en las botas de Oyarzabal. Los dos guipuzcoanos quieren tomar el relevo de Mikel Lasa y David Billabona, últimos futbolistas nacidos en el territorio con medalla de oro en 1992.
Se miden dos formas de entender el fútbol y de jugarlo. El cuadro de Luis de la Fuente es favorito, pero tiene en contra el hecho de jugar frente a los anfitriones y esos problemas de gol que sigue arrastrando aunque presuma de una engañosa estadística. Porque los cinco goles frente a Costa de Marfil se produjeron en unas circunstancias muy concretas; uno en el tiempo añadido y otros tres en la prórroga. Aun así La Roja apunta alto, pero necesita mantener la tensión ofensiva para alcanzar una final en la que, salvo sorpresa mayúscula, esperará Brasil, que tendrá que superar a una México que siempre compite en los Juegos.
No hay que irse muy lejos para encontrar un antecedente. Hace solo dos semanas los dos equipos se enfrentaron en el único amistoso español antes de los Juegos. Los de Luis de la Fuente mostraron más argumentos y tuvieron el balón. Controlaron el juego. Nada nuevo bajo el sol naciente. Pero les costó generar ocasiones.
Oportunidad única. Los guipuzcoanos Oyarzabal y Zubimendi serán medallistas si superan a Japón, aunque si caen pelearán por el bronce.
Titulares. Los dos, al igual que Mikel Merino, apuntan a salir de inicio. Son indispensables para De la Fuente.
Relevo. Los últimos futbolistas del territorio con medalla son Mikel Lasa y David Billabona.
De hecho, Japón se adelantó gracias a sus dos hombres de referencia, Ritsu Doan y Take Kubo, y Soler rescató un empate que evitó que España comenzara los Juegos con una crisis de identidad. La Roja fue mejor, sí, pero su control tampoco inquietó demasiado. Solo cuando entró Pedri el partido tuvo otro aire. Ahora el canario, incombustible u obligado a serlo, dirigirá la orquesta desde el principio. Probablemente con Oyarzabal como solista, aunque Mir ha reclamado el puesto con su hat-trick.
Se mantendrá el técnico fiel a su 4-3-3, con la baja de nuevo de Mingueza, que regresó precipitadamente al lateral derecho frente a Costa de Marfil para lesionarse de nuevo. Óscar Gil es su recambio natural, como lo es ya Zubimendi de un Dani Ceballos. La gran duda está en la delantera. Sentar a un Mir que evitó el desastre y de paso firmó tres goles parece aventurado, pero también resulta evidente que su estatus en el equipo era el de suplente. Oyarzabal es el 9 de referencia.
Piragüismo Sprint
Los Juegos Olímpicos están ya en su recta final y todavía no ha entrado en competición Iñigo Peña, quien reconoce que «estamos con muchas ganas de empezar. Hemos tenido que esperar no cuatro años, sino cinco, y ahora además somos de los últimos en competir». De hecho, ya hay gente de vuelta en casa. «El día que nosotros llegamos a Tokio, Maialen Chourraut se marchaba con la medalla. Estuve con ella, he coincidido un par de veces con Odei Jainaga, también me saqué una foto con Pau Gasol».
De los 213 centímetros de altura del catalán a los 194 del guipuzcoano no hay tantos como la diferencia entre Gasol y Paco Cubels, compañero de K-2 de Peña, quien colgó en sus redes sociales una foto llamativa, puesto que mide 1,70.
Sacarse fotos o ver competiciones olímpicas por televisión, además de entrenar, lógicamente, ocupan el tiempo de Peña y Cubelos en la villa olímpica, que es «más pequeña que la de Río de Janeiro. Allí había un autobús interno, pero aquí en diez minutos puedes ir de una punta a otra. Si te pones a correr enseguida se te queda pequeño y te aburres de dar vueltas».
Porque, de ir a la ciudad o a otras competiciones, nada de nada, por culpa del coronavirus. «Normalmente en días anteriores a las competiciones no solemos hacer turismo y esta vez desde luego que imposible».
DNI. 30 años, de Zumaia.
Experiencia olímpica. Quinto en K-4 1.000 en Río'2016.
Categoría. K-2 1.000 metros.
Competición. Serie mañana a las 4.38 con Hungría, Rusia, China y Samoa. Dos primeros a semifinal, resto a cuartos de final (mañana, 6.16). El jueves semifinal (3.26) y final (5.55).
4.38 es la hora (de Gipuzkoa) en la que mañana se estrenará Iñigo Peña junto con el talaverano Paco Cubelos. En dos días afrontarán tres o cuatro regatas y están entre los favoritos al podio.
Sí que han podido estar en otra localidad aparte de Tokio, pero igualmente en régimen de hotel y entrenamiento. «A la villa olímpica solo puedes entrar una semana antes de tu competición, pero vinimos una semana antes y estuvimos en Kyotango, a 600 kilómetros de aquí, para ir quitando el jet-lag y haciéndonos al calor y a la humedad».
El zumaiarra, junto a Cubelos subcampeón de K-2 1.000 metros en los dos últimos mundiales, no termina de entender el sistema de competición que se ha establecido para esta olimpiada en su prueba. Apunta que «somos menos barcos que otras veces y tenemos que hacer más regatas que nunca».
A saber, tres series con seis, cinco y cinco embarcaciones cada una, de la que los dos primeros pasarán a las semifinales. Se disputarán la próxima noche y la de Peña-Cubelos será la tercera, a las 3.38 y con Hungría, Rusia, China y Samoa como rivales. Los no clasificados irán a cuartos de final, a las pocas horas, con premio para los tres primeros. Así se conformarán dos semifinales de seis barcos cada una, con pase a la final para los cuatro primeros de cada prueba.
Peña apunta que «el objetivo es quedar entre los dos primeros en la serie, porque te quitas los nervios de los cuartos de final y también te ahorras un 1.000, que no es poco». Como rivales principales ve a «Hungría y Rusia, pero también China, que ha ido a más últimamente». No se fía y, aunque están entre los favoritos para las medallas, no da por hecho que puedan conseguir el pase a la primera.
Sea así o a la segunda, igualmente la pelea por las medallas quedaría para pasado mañana.
Jabalina
Estar en una final olímpica no es fácil. Eso está claro. Pero en el caso de Odei Jainaga no es, ni mucho menos, imposible. Estando presente en Tokio él ya es feliz, pero el sueño puede ir más allá si alcanza la ronda en la que se pondrán en juego las medallas. El eibartarra de la Real Sociedad, que será el segundo y último atleta guipuzcoano en competir en el estadio olímpico tras haberlo hecho el fin de semana la vallista Teresa Errandonea, aún no sabe en qué grupo competirá –World Athletics lo dirá a lo largo de la jornada de hoy–, pero lo cierto es que esto poco o nada tendría que importarle al propio deportista.
83,50 metros piden lanzar a los jabalinistas que quieren meterse en la final del sábado.
83,50 metros les piden a los jabalinistas esta madrugada –el grupo A arrancará a las 2.05 horas en Gipuzkoa y el B, por su parte, a las 3.35– para meterse directamente en la final que se disputará el sábado. Y si no hay doce que lo logren, se repescará a quienes más se acerquen hasta alcanzar ese número.
Superación
En lo que llevamos de siglo, solo un atleta guipuzcoano ha logrado ser finalista en unos Juegos Olímpicos. Fue la pertiguista Naroa Agirre en Atenas 2004. Jainaga podría ser el segundo. En tres ocasiones ha lanzado más de 83,50 metros: dos en 2020 y una en 2021 (su récord de España: 84,80). Está, nunca mejor dicho, en sus manos.
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