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Maider Artola
Sábado, 31 de agosto 2024, 22:17
«No puedo estar más orgullosa de mi hijo. Lo ha hecho magníficamente bien». Estas fueron las primeras palabras de María Eugenia Sanz, ama de Iñigo Llopis (Donostia, 1998) tras lograr su hijo el oro en la competición de este sábado. El bar del Polideportivo de Benta Berri estuvo abarrotado de gente. Cerca de medio centenar de personas no quisieron perderse la primera cita olímpica del donostiarra en París 2024. La ocasión lo merecía. Era la final de 100 metros espalda y el protagonista nada más y nada menos que el talentoso nadador que llevaba años llevando el nombre de Donostia a cada lugar del mundo. Minutos antes de dar comienzo a la prueba, la gente estaba con los ánimos caldeados. Una mezcla de nerviosismo y emoción que se podía palpar en el ambiente.
«Hemos querido reunirnos aquí para animar a Iñigo. No hemos podido viajar a París, pero los ánimos llegarán hasta allí», manifiesta Kontxi Murua, abuela del nadador. Entre ellos se encontraba su ama María Eugenia Sanz, su abuela Kontxi Murua, su abuelo Pepe Sanz y su tía Idoia Sanz. Los ojos les brillaban. Sabían de sobra a lo que se enfrentaba el joven donostiarra de 25 años. «Estoy muy contenta. Iñigo es un chaval que se concentra a la mínima. Su idea siempre ha sido luchar por el oro y lo ha conseguido», expresa emocionada su ama.
La iniciativa de la quedada fue por parte de Konporta KE, equipo al que Llopis pertenece desde los 12 años. Ellos -junto a los familiares- son los que conocen de primera mano el esfuerzo, las horas de entrenamiento y los sacrificios que había hecho el guipuzcoano para llegar hasta allí. Juanma Oliden, presidente del club, destaca que «sabíamos que en esta prueba no iba a tener problema, pero no nos podíamos confiar. Ha sido una prueba intensa, pero la ha ganado con bastante facilidad».
Las conversaciones en el bar únicamente giraban en torno al joven de 'oro'. Se recordaban anécdotas de su infancia, cuando ya destacaba sumergido en la piscina y de cómo su dedicación lo había llevado al más alto nivel.
Muchos de los asistentes no dudaron en ver las pruebas anteriores, pero fue el sonido de la televisión quien capturó a los asistentes nada más sonar el nombre y los dos apellidos del nadador. Fue entonces cuando estalló la gran ovación. Los decibelios del recinto fueron en aumento brazada tras brazada. Los últimos metros de la prueba fueron una auténtica agitación, pero cuando Llopis tocó por última vez la pared de la piscina, el bar explotó en un estallido de alegría. Los gritos de euforia se pudieron escuchar por todo el polideportivo; la gente se abrazaba, se pudieron ver más de una lágrima.
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El gran nadador Richard Oribe -fiel compañero de Iñigo Llopis y medallista olímpico en dieciséis ocasiones- alzaba los brazos al cielo en señal de victoria. Muchos comenzaron a ondear las banderas del club, mientras otros se apresuraban a llamar a conocidos para brindarles esta bonita noticia. La ama de Iñigo Llopis fue la primera en querer escuchar unas palabras del campeón nada más finalizar la competición. «No he podido hablar por teléfono con él, pero me ha mandado unos mensajes por whatsapp. Está muy feliz, aunque yo mucho más», concluye.
La tarde histórica del sábado se cerró con un lunch en el que participaron cada uno de los asistentes. Siempre recordarán aquel último día de agosto de 2024 en el que Llopis se coronó campeón. Aún le queda trayectoria, por lo que tocará seguir disfrutando.
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Mikel Madinabeitia | San Sebastián
Mikel Madinabeitia | San Sebastián y Oihana Huércanos Pizarro (Gráficos)
Josu Zabala Barandiaran
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