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Iñigo Llopis conocía la sensación de lo que supone para un deportista subirse a un podio olímpico, porque lo consiguió en Tokio en el ... segundo cajón. El donostiarra sabe bien lo que es proclamarse campeón del mundo también, lo logró el verano pasado en Mánchester. Pero hasta este sábado no había saboreado el coronarse como numero uno en la competición por excelencia en el mundo del deporte adaptado, los Juegos Paralímpicos.
Llopis consiguió colgarse la medalla de oro en los 100 metros espalda, en la clase S8, su prueba fetiche. Este sábado por la tarde logró la presea en la prueba en la que se proclamó el 2023 el mejor del mundo. Por ello, era el principal candidato pero los favoritismos no garantizan nada. Los triunfos se consiguen, nunca mejor dicho, lanzándose a la piscina.
En su tercera participación unos Juegos Paralímpicos, el nadador donostiarra de 25 años, logró su segunda medalla. Consiguió el billete francés tras su participación en Brasil y Tokio, donde en 2021 ganó la medalla de plata en la misma prueba que ayer. En Río consiguió una invitación del Comité Olímpico Internacional para participar en su primera experiencia olímpica. En el país nipón consiguió su primera medalla, la de plata. Ahora completa un ciclo con el oro, en una carrera claramente ascendente a la que de momento no se le atisba el techo.
Se impuso por la calle cuatro completando una buena carrera en la que fue muy superior al resto de sus rivales. Aunque el donostiarra salió muy bien su fuerte siempre ha sido la segunda mitad, esos últimos 50 metros en los que ayer se impuso con una autoridad aplastante. Demostró que a día de hoy en la vuelta no hay quien siga su estela.
En su caso, lo que Llopis bien empieza suele terminar mejor. Firmó una muy buena carrera por una calle cuatro privilegiada, desde la que podía controlar a una lado al israelí Mark Malyar, al otro al japonés Kota Kubota. Logró la calle reservada al mejor entre los mejores en las previas.
Tras una gran submarina, esos primeros quince metros determinantes, nadó a la par que el nipón, el que a priori era su rival más directo. Pero una vez completó la primera vuelta pasó a luchar directamente contra el cronómetro. Tras el volteo salió el primero con un tiempo de 31.83. Con una renta sobre Kubota de 0.06 y del chino Liu Fengqi, en ese momento tercero, a 0.46.
Pero Iñigo demostró por qué es el mejor en los segundos cincuenta metros. Era consciente de que si conseguía ponerse en el ritmo previsto, su primer puesto no tendría discusión. Enseñó que es capaz de sacar una gran distancia a su rivales. Nadó con garra y fuerza, para terminar con una clara superioridad respecto al resto. Logró el oro en un tiempo de 1.05.58. Se quedó a dos décimas de su récord de España. Kubota fue plata (1:07.03) y Mark Malyar bronce (1:07.42).
Antes, por la mañana había firmado un buen tiempo en la clasificatoria aventajando en 1:03 al japonés, el único que fue capaz de acercarse en las primeras brazadas de la gran final. Al donostiarra se le había metido el oro entre ceja y ceja y con trabajo y mucho esfuerzo ayer lo logró. Con la misma garra que demuestra en la piscina impregnó la celebración.
«¡Vamos!» gritaba todavía en el agua al ver confirmada su primera posición. Nada mas salir de la piscina, con los brazos en alto, lo celebró mirando a una grada a rebosar. 15.000 personas se congregaron ayer en la jornada vespertina en la que se repartieron los primeros metales en las diferentes pruebas de natación. Prueba sin ecuánime de que cada vez esta disciplina es capaz de reunir a mas adeptos en su modalidad adaptada. Resoplaba una y otra vez y no paraba de sonreír y de mirar la medalla colgada a su cuello en lo mas alto del podium. El sueño se había hecho realidad, lo había conseguido y lo tenía entre sus manos.
El nadador donostiarra de 25 años logra en París su segunda medalla en unos Juegos Paralímpicos. Para Llopis es su tercera cita paralímpica. Llega a Francia tras Brasil y Tokio, donde en 2021 ganó la medalla de plata en la misma prueba. En esa ocasión pasó en tercer lugar por el 50 y logró remontar, se proclamó subcampeón paralímpico tras parar el crono en 1:06.82. El estadounidense Robert Griswold era el gran favorito, fue quien se colgó el oro en 2021 con una estratosférica marca de 1:02.55, que supuso todo un récord del mundo. Tras su participación, fue señalado por un caso de abuso sexual a un compañero y tras el escándalo no volvió a competir.
El verano pasado, Iñigo logró el oro en el Campeonato del Mundo que se disputó en Mánchester. El guipuzcoano protagonizó una increíble remontada en el último largo para lograr la victoria con un tiempo de 1:05.32 por delante de Kota Kubota. Gracias a esa victoria obtuvo también su clasificación para disputar precisamente estos Juegos Paralímpicos en París.
La paranadadora Teresa Perales se hizo ayer con una medalla de bronce en los 50 metros espalda S2 en los Juegos Paralímpicos de París, alcanzando así su tan soñado objetivo de igualar en preseas a la leyenda estadounidense Michael Phelps. La zaragozana de 48 años, la española más laureada en los Juegos Paralímpicos, llevaba tiempo detrás de su ansiada 28ª medalla, que no pudo conseguir en su primera prueba el jueves en París de 100 m espalda pero que no dejó escapar en su especialidad. Perales, que fue premio Princesa de Asturias de los Deportes en 2021, entró en el podio con un tiempo de 1 min 10 seg 95, por detrás de la singapurense Pin Xiu Yip y de la mexicana Haidee Viviana Aceves.
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