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BENITO URRABURU
Martes, 6 de diciembre 2016, 08:15
Se pueden contar con los dedos de una mano los exjugadores que han tenido el privilegio de estar en los All Blacks y han pisado ... el Miniestadio de Anoeta. Uno de ellos lo ha hecho hace unos días de la mano del Bera Bera y la Federación Guipuzcoana de rugby. Se trata de Ant Strachan (un apellido que en muchas ocasiones aparece como Strawn), que ha estado acompañado de Brent Semmons, que entre otros cargos ha sido entrenador del Getxo en la División de Honor.
Strachan, que tiene 50 años, jugó en diecisiete ocasiones con los All Blacks entre 1992 y 1995 en el puesto de medio melé. Su equipo en Nueva Zelanda fue el Northbar, donde estuvo diecisiete temporadas como jugador antes de pasar seis años en Japón. «Cuando volví a Nueva Zelanda fui manager de los Blues durante siete años y ahora soy director general del Centro de Alto Rendimiento de Auckland, que mueve en torno a los 22.000 jugadores», explica Ant, diminutivo de Anthony: «Me lo puso mi abuela cuando era pequeño. Ant es como hormiga y yo era muy chiquitín», afirma sonriendo.
Acompañado de Ángel Sarasola, presidente del Bera Bera, Iñigo Imaz, Ángel Azpitarte y Etor de Goicoechea, entrenador de los sub 16 del Bera Bera, dirigieron un entrenamiento en el Miniestadio para todos los técnicos que estuvieron interesados en asistir.
«Acompañados de Iñigo y Etor hemos estado en Madrid, Barcelona, Valencia, San Sebastián, Getxo y Valladolid para dar a conocer cómo trabaja la Academia de Auckland. Ofrecemos formación de jugadores a todos los niveles, entrenadores y árbitros, que son los tres pilares fundamentales sobre los que trabajamos y que también son los pilares del rugby en Nueva Zelanda. Hemos tratado de explicar nuestro método de funcionamiento».
¿Cómo se explica el éxito del rugby en Nueva Zelanda? Sobre ese tema se ha escrito mucho e incluso se han hecho tesis doctorales de fin de carrera: «Es el primer juego que hay en las escuelas. Los niños con 3 y 4 años juegan a rugby y quieren formar parte un día de los All Blacks. Alguno llegará después de un proceso de selección muy cuidado. Solo en Auckland tenemos 22.000 licencias y 150.000 en todo el país. Nueva Zelanda tiene cuatro millones y medio de habitantes y dos millones viven en Auckland. Además en la ciudad existe un barrio en el que viven muchos emigrantes de Samoa, Tonga y Fiyi (hay más personas de esas nacionalidades en Auckland que en sus países nativos), que en algunos casos acaban formando parte de los All Blacks», afirma.
«El rugby, una religión»
Explica Ant que «en Nueva Zelanda la vida media de un jugador de alto nivel son tres o cuatro años, debido al ritmo al que juegan y las lesiones que suelen darse. Luego prolongan su vida deportiva en otros países. Desde los 16 años comienzan a estar los jóvenes en programas de alto rendimiento y desde los 18 pasan ya al alto nivel».
Matiza que «en Nueva Zelanda hay católicos, protestantes, musulmanes, presbiterianos y judíos, entre otras religiones, pero la religión principal a la que pertenecen todas esas personas es la de los All Blacks. Se ha convertido en una marca de nivel mundial».
Brent Semmons, su acompañante, tiene 55 años y jugó en el mismo equipo que Ant, el Northbar. «Estuve un año en Francia, en Saint-Denis, jugando. Me gustaba la aventura. Luego volví a Nueva Zelanda a entrenar. Lo he hecho en todas las categorías en equipos de Auckland, desde sub 16 hasta los mayores. Estuve una temporada dirigiendo al Getxo y fue una buena experiencia».
Cuando se le pregunta si Nueva Zelanda va a seguir dominando el rugby internacional dice que «el mundo del rugby se está haciendo cada más fuerte. Nueva Zelanda sigue siendo la mejor del mundo, pero en el futuro habrá que ver si lo seguirá siendo, si será capaz de retener a sus mejores jugadores. Hay miles de jugadores neozelandeses jugando en Italia, Francia, España, Japón, Inglaterra o Estados Unidos, entre otros países, a todos los niveles. Cada universidad japonesa tiene tres o cuatro neozelandeses. Nuestra sostenibilidad está garantizada, pero otros países están subiendo mucho».
Matiza que «siete de los diez mejores equipos del mundo tienen entrenadores de Nueva Zelanda pero si Estados Unidos tiene 319 millones de habitantes, solo con que un 1% pueda jugar al rugby piensa a dónde puede llegar. ¿España? La clave es la formación y saber a qué se juega. He visto clubs donde sus distintos equipos tienen diferentes sistemas de juego».
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