
Son tiempos de replegar velas y aligerar carga ante la tempestad que el coronavirus ha provocado en el deporte, pero Ordizia Rugby Elkartea sigue navegando con rumbo fijo con toda su tripulación. Mientras la mayoría de equipos de la División de Honor ha enviado a sus jugadores extranjeros a casa, el obligado paréntesis sin competición no ha sido óbice para que el club goierritarra haya mantenido a sus deportistas foráneos en Ordizia, opción que refuerza el proyecto de futuro del club. Su filosofía lo impone y sus recursos lo permiten, así que, tal y como explica Jon Txurruka, director técnico del club, «desarrollamos un proyecto basado en las personas e intentamos tener a los jugadores en las mejores condiciones, no como mercancías, convencidos además de que eso tiene su repercusión en lo que ellos nos aportan».
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El equipo mantiene a sus tres argentinos y sus tres neozelandeses en Ordizia, además de a Anthony Matoto en Getxo. El sudafricano Joubert Engelbrecht es el único que está en su país, al haberle sorprendido la crisis sanitaria en un viaje para tramitar su visado. «Si no, también estaría aquí», asegura Txurruka. El club cuenta con todos sus actuales extranjeros -salvo uno- para la próxima temporada. «Sus contratos se alargaban hasta el final de esta Liga y claro que podíamos terminarlos, pero teníamos claro que no era justo y además creemos en un proyecto de cara al futuro», explica el director técnico, matizando que a los jugadores se les ofreció volver a sus países, aunque han preferido permanecer en Ordizia.
El club ha puesto las cuentas sobre la mesa y ha concluido que «el impacto de mantenerles era asumible» aunque sus gestores no descartan aún recurrir a un ERTE, opción factible tratándose de un club en el que los jugadores cotizan y tienen contrato.
Txurruka reconoce que «ya estamos con la cabeza en la próxima temporada porque nos cuesta pensar que la Liga de este curso se vaya a reanudar. Dónde entrenar, cómo viajar... No creemos que vaya a ser viable». Pese a ello, valora la profesionalidad de los jugadores, «con una clara intención de mantener la forma desde casa. Pero en un deporte como el nuestro, sin contacto, es muy difícil».
En principio, la decisión sobre si la División de Honor se reanuda tendría que tomarse antes del 30 de abril.La Liga se ha detenido con Ampo Ordizia en la cuarta posición y «el objetivo era estar cerca de los tres que siempre están arriba», dice Txurruka en referencia a los dos equipos de Valladolid -Quesos Entrepinares y Silverstorm El Salvador- y el Alcobendas, «y eso se ha conseguido», aunque el club quiere ser ambicioso de cara al futuro. «Normalmente el próximo curso los equipos de arriba serán los mismos y la incógnita está en qué pasará con los patrocinadores».
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También en este apartado en Ordizia se está estudiando el impacto, aunque «de momento la mayoría tiene pensado seguir apoyándonos y eso nos hace estar orgullosos. Tenemos muchos y buenos patrocinadores».Si por potencial humano y deportivo el equipo ya está sentando las bases y en lo económico el soporte parece garantizado, por lo social no quedará. Más de mil aficionados de media han acudido a presenciar esta temporada los partidos de Altamira y en el club están convencidos de que «no nos va a faltar ese respaldo social.
Primero porque la próxima temporada esperamos estar arriba y segundo porque aquí tenemos un público fiel».Es tiempo de parón, pero en Ordizia ya amarran un proyecto de futuro que promete. La fidelización de los jugadores extranjeros, como en casa en el Goierri, y una eficaz gestión de recursos auguran un rugby de nivel cuando el coronavirus lo permita.
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