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Los mismos golpes que Jon Rahm. Ese es el resumen final a brocha gorda de la actuación de José María Olabazal en el Masters de Augusta. El dos veces campeón (1995 y 1999) y el defensor de la chaqueta verde (2023) han finalizado con nueve ... golpes sobre el par después de cuatro jornadas en la cuadragésimo quinta posición. A los 58 años, el hondarribiarra ha dado una lección. Pasó de despedirse del torneo cuando el viernes entregó su tarjeta en la casa club –«me voy con la cabeza alta», confesaba cuando todavía restaban muchos jugadores por acabar la segunda vuelta– a enterarse, ya en casa, de que había pasado el corte por un golpe y terminar siendo uno de los protagonistas del torneo, con permiso del ganador Scheffler (-11). «Acabo satisfecho por cómo le he pegado a la bola, por cómo he mantenido la compostura y porque he sido inteligente a la hora de jugar ciertos golpes. Estoy muy contento», resumía el domingo con una sonrisa de oreja a oreja tras acabar con 297 golpes (77,73,75 y 72).
Olazabal, eso sí, estaba «algo preocupado» porque en el transcurso de la última vuelta sintió un tirón que teme pueda ser una rotura de fibras. «Ha sido en el segundo golpe del cinco y fatal. Noté atrás algo y por un momento no me podía mover sin dolor. Me he defendido bien y en el 11, Camilo (Villegas, con el que compartía partido) me ha dado un ibuprofeno que me lo he tomado de golpe y algo me ha calmado. Pero no sé».
Las dudas le borraron la sonrisa, pero no el humor. «¡Dios te oiga!», le dijo al periodista cuando le preguntó si se veía ahora más cerca de una victoria en el Champions Tour. «Es verdad que hacía mucho tiempo que no me sentía tan cómodo pegándole a la bola. A lo mejor hablo de cinco o seis años, tanto con el drive como con las maderas y los hierros. Ahora hace falta, si esto no va a más, trasladarlo al Champions Tour. Sé que si sale el juego que tengo dentro puedo hacerlo».
Porque Olazábal recordó que no gana un torneo desde octubre de 2005 en el Mallorca Classic de Pula. Hoy juega el circuito senior de la PGA en Estados Unidos. «Pero ni en los torneos sociales de mi club. Cuando juego con los jóvenes siempre sale uno que me da sopas. Yo espero que alguna vez ocurra», entonó el golfista de 58 años, que parece otro desde que hace dos semanas estuvo retocando cosas con Butch Harmon, una leyenda de la enseñanza.
Si la espalda se lo permite, después de una semana en casa, volverá tres seguidas a Estados Unidos para reanudar la actividad en el circuito donde juegan Stricker, Lehman, Langer y el Pisha, Miguel Ángel Jiménez. Y, si nada cambia, el año que viene volverá al Masters de Augusta.
El torneo ha acabado con el fichaje estrella de la Liga saudí, Rahm, cediendo la corona a la gran bandera del PGA Tour, Scottie Scheffler. El balance es contundente: trece jugadores del LIV han tomado parte en el Masters, ocho de ellos han pasado el corte, tres han acabado entre los diez primeros y ninguno ha llegado con alguna opción de victoria a los últimos nueve hoyos del domingo.
Será en el próximo Major cuando se vuelvan a ver las caras, del 16 al 19 de mayo en Louisville (Kentucky). Entre medias, el LIV recalará en Adelaida y en Sentosa (Singapur).
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