Así ha sido el espectacular duelo entre Martins Licis, el hombre más fuerte del mundo, y Urdax Magunazelaia

Lo que se presentaba como un duelo entre Licis y Magunazelaia se ha convertido en un hermanamiento entre estos dos deportistas y en una verdadera demostración de fuerza ante un público entregado que no ha dejado de aplaudir cada gesta de los forzudos. El momento más emocionante se ha vivido durante la primera parte de la exhibición. Durante 30 minutos los dos grandes protagonistas se han turnado para levantar piedras cada vez más pesadas. Han comenzado por la de 125 kilos y han acabado por alzar cada uno de ellos moles de más de 250.

Licis ha logrado estabilizar en su hombro la rectangular de 252 kilos. Magunzelaia ha ido un poco más allá y ha izado la de 255. Nunca antes había logrado tal éxito en público. Tras conseguirlo ha soltado un enorme grito y ha mirado al cielo. «Me he emocionado cuando Urdax ha logrado levantarla. Ha sido algo espectacular», comentaba Sole Arrinda, vecina de Abadiño que, con sus amigas, no perdía ojo del espectáculo.

Tan en volandas le han llevado sus vecinos que el campeón vasco se ha animado a realizar una segunda alzada de esta mole. Lo ha logrado, pero mientras la aupaba ha notado un pinchazo en la rodilla. La lesión le ha impedido tomar parte en el resto de la exhibición, pero no ha restado en absoluto emoción al logro obtenido ante un público totalmente entregado. «Hace tiempo que no veía un pabellón tan lleno y con tanto ambiente. No me lo esperaba y me ha llegado muy dentro. Y más aún porque yo soy de aquí. Es mi pueblo», manifestaba este deportista de 25 años, 1,85 metros de altura y 148 kilos, que confesaba que empezó a levantar piedras de niño «antes incluso de aprender a andar en bici»

Licis, concentrado durante toda la exhibición, reservaba lo mejor para el final. En un minuto fue capaz de levantar en trece ocasiones la esférica de 125 kilos entre el asombro de los asistentes. Los harrijasotzailes locales también dieron un buen espectáculo con esas pesadas bolas.

Y para concluir Licis, nacido en Lituania pero que vive en Estados Unidos desde los 4 años, sorprendió al público con una prueba habitual en las competiciones internacionales de los campeonatos del hombre más fuerte del mundo. Recorrió el probadero de extremo a extremo con una enorme roca ovalada sujeta con sus manos. Más de 60 metros de caminata con ella agarrada.

«Ha sido un día espectacular y el ambiente es increíble. Se nota que la gente de Euskadi disfruta de este deporte y que es parte de su cultura», destacaba Licis tras concluir el reto, mientras decenas de asistentes se tomaban fotos con él y firmaba autógrafos. Más de media hora estuvo atendiendo a los aficionados. ¿La rutina de este deportista de 31 años, 1,90 de altura y 150 kilos para afrontar un desafío como el de este mediodía? Un desayuno a la altura de la exigencia. «Me he comido diez huevos repartidos en varias tortilla». Todo ello acompañado de un punto dulce. Alfajores.