Ocupa la cuarta plaza en la clasificación general de la segunda división, la bautizada como Challenger Series, a falta de dos pruebas para acabar la temporada. Las cinco primeras clasificadas al finalizar el calendario lograrán el ascenso directo así que Nadia Erostarbe (Zarautz, 2000) está ... en disposición de convertirse en la primera mujer española que participa en la primera división. De lograrlo, seguiría el paso que en su día dio Aritz Aranburu, que sigue siendo el único que se ha codeado con los mejores del mundo. Erostarbe es contundente: «Siento que es mi momento y voy a por ello. Todas las energías van en la buena dirección».
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Esa oportunidad es lo que le ha llevado a huir del jaleo de las Euskal Jaiak de Zarautz y a rechazar la posibilidad de participar en el campeonato de Pantín, en Valdoviño, por ser una cita no puntuable para su carrera a la primera división. «He querido estar centrada en el objetivo, sin despistarme, poniendo el foco en los entrenamientos, la alimentación y el descanso», confiesa tratando de excusarse al no poder acompañar a sus familiares y amigos en Zarautz y no participar en el mejor campeonato que se celebra en el Cantábrico.
Erostarbe se ha estado entrenando en Ericeira, a 50 kilómetros al norte de Lisboa, donde a partir del domingo se celebra la penúltima cita del Challenger Series. «He querido venirme con tiempo porque según se acerca el campeonato hay más gente en el agua. He podido entrenar lo que he querido y estoy contenta con el resultado», relata vía telefónica después de un entrenamiento. Está acompañada de su pareja y entrenador.
Buen colchón sobre la sexta
La zarauztarra conoce bien la rompiente de Ericeira porque es una ola en la que se celebran decenas de campeonatos de diferentes categorías a lo largo del año. Rompe sobre fondo de roca y abre más a derechas que a izquierdas, lo que empuja a Erostarbe a surfear de espaldas más veces de lo que le gustaría. «Se trata de adaptarse, nada más. El objetivo es sacar mi mejor surf sin dejar que elementos externos me puedan influir. Es por lo que tampoco me preocupan tanto las rivales; me centro en mi surf».
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En esa ola de Ericeira y en la última prueba que se celebrará en Brasil, del 12 al 20 de octubre, en una ola «más de izquierdas que de derechas» que rompe sobre fondo de arena, es donde la zarauztarra va a tratar de mejorar los resultados que ya ha obtenido. Erostarbe ha sido dos veces tercera (en Sidney y en la costa oeste de Estados Unidos) y dos veces quinta (en la Gold Coast de Australia y en Sudáfrica). Todo lo que sea entrar en semifinales o en las finales de cualquiera de las dos pruebas que quedan le darán un nuevo impulso en la clasificación. Erostarbe lo tiene muy bien encarrilado. Tiene 21.660 puntos y su inmediata perseguidora en la sexta plaza, la australiana Bronte Macaulay, suma 17.470. Ascienden cinco. Es un buen colchón teniendo en cuenta que se contabilizan los cuatro mejores resultados de las seis pruebas del circuito. «Pero todavía se pueden mejorar», insiste Erostarbe. Sally Fitzgibbons (26.915 puntos), Bella Kenworthy (24.245), Isabella Nichols (24.150), Erin Brooks (22.820) le preceden en la clasificación.
Esa ambición es la que ha llevado a la surfista olímpica en París y cuarta en el último Mundial ISAa estar en disposición de dar el salto definitivo a la primera división, en la que solo participan las 18 mejores del mundo. Es un circuito copado por surfistas estadounidenses, australianas y brasileñas. Ahora solo hay una europea, Johanne Defay, que compite bajo bandera francesa al residir en Tahití. «Es el sueño de cualquier surfista, el gran objetivo de una carrera deportiva. Desde luego estoy en una buena posición a falta de dos pruebas y quiero pensar que puedo conseguirlo», resume Erostarbe.
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Es lo que ya ha logrado Caitlin Simmers, al proclamarse campeona del mundo. La surfista norteamericana se ha convertido en la campeona del mundo más joven de la historia, con 18 años y 316 días por los 18 años y 322 días con los que ganó Carissa Moore. Tener la posibilidad de competir contra ella es lo que puede conseguir Erostarbe. «Es un prodigio. Desde que era una cría viene pegando muy fuerte. Ha dado mucha visibilidad a nuestro deporte y es positivo que aparezcan talentos como ella», explica la zarauztarra, quien en apenas un mes puede sentarse en la mesa de Simmers.
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