«Mi objetivo es meterme entre los tres primeros del mundo»

«Empecé porque me encanta el estilo de vida que predica este deporte: significa comer bien, realizar ejercicio físico y cuidarse», defiende.

Martín comenzó en categoría júnior y participó en competiciones en Navarra y San Sebastián. Ahora le llega el premio del Mundial. «Este deporte requiere mucha dedicación. Es cierto que en ciertos momentos he sentido que algunos participantes no participaban en las mismas condiciones que yo y me ha desanimado». Se refiere, sin mencionarlo, al uso de anabolizantes. «Pero mi ilusión ha podido más».

Martin cuenta que hoy los deportistas se someten a analíticas, pruebas de orina e incluso polígrafos. «Ahora hay protocolos de actuación para evitar males mayores. Todos tenemos información. Cada uno sabe los efectos negativos a nivel cardíaco y hepático que acarrea hacer trampas. Es algo muy serio».

El irundarra no es ajeno a la fiebre por la musculación que existe en los gimnasios entre la juventud. Anima a hacer ejercicio, pero con control y en manos de profesionales. «Las redes sociales han provocado que este deporte esté de moda. Se busca la instantaneidad y es justo ahí donde arranca lo antinatural».

Lo mismo con la alimentación. «Lo primero es intentar coger la máxima masa muscular y cuando llega el año de competir, empezar a hacer déficit calórico unos seis o siete meses antes». No es un proceso fácil, «hay que darle tiempo al cuerpo», y en esas está Martín con vistas al Mundial de noviembre.